«Sigo siendo una chica introvertida que jamás se pensó hermosa» – GENTE Online
 

"Sigo siendo una chica introvertida que jamás se pensó hermosa"

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Carolina no es Carolina o no es la Carolina que solía ser. Y le preocupa, además, dejarlo claro: no compone, frente al disparo de la cámara, el cuadro jugado que su cuerpo le dejaría componer si tuviera ganas. Lo guarda, en cambio, al cuerpo. Lo guarda de lo caliente, de la explosión de lo sexy, de la piel y de la sensualidad expuesta bajo las lámparas, y busca una belleza más reposada, más serena, tranquila en lo monocorde de las ropas oscuras, cubriéndose, diciendo sólo con un gesto breve, más con los ojos que no con sus curvas, lo que hoy tiene para decir.

-¿Quién eras antes de ser la que fuiste como modelo, la que sos hoy como actriz?
-Una chica introvertida de Martínez, que jamás se había pensado hermosa o algo parecido.
-
¿Y qué te transformó en mujer bonita?

-Yo sigo siendo la que era, lo que cambió fue la mirada de los otros. En el colegio no era ni por asomo la chica linda. Después, durante la adolescencia, alguien te dice que podés ser modelo y vos te mirás al espejo y primero te decís: ¿yo, modelo? ¿Me hablaba a mí ese señor?

-¿Y después?
-Después te vas descubriendo, como dicen las tías, te vas haciendo señorita.

-¿Cuántas veces te sugirieron que te operaras la nariz?
-Algunas, pero tiene que ver con lo que te decía. Mi nariz era un espanto antes y resulta que ahora es de lo más personal. Okey, pero la nariz sigue siendo la misma, lo que pasa es que el que me mira, me ve distinto.

Estaba en cuarto año cuando hizo las primeras fotos para Para Ti. Que la morocha desgarbada del tabique serpenteante hiciera fotos para la revista de moda y que encima la revista de moda las publicara a doble página y se viera tan linda y atractiva y diferente, fue suficiente para cambiar las miradas de sus compañeros inadvertidos y, lo que era más importante, cambiarlas para siempre.

A Carolina le gustaban los caballos. Le gustaban tanto que hubiera querido ser jocketa. Nunca lo hubiera conseguido, de todas formas: las jocketas no miden 1,78. Es parte del camino que no hizo, la historia que no escribió. La que sí está hecha, dice Carolina, de arrebato, suerte, cuidado, poco cálculo y mucho deseo. "El camino propio", lo llama.

Ya estudiaba teatro con Norman Briski cuando la llamaron para hacer su primera campaña gráfica, donde aparecía vestida con un jardinero de jean, acodada junto al tanque de una gasolinera (no era una estación de servicio, era una gasolinera, se entiende, tenía otro glam). Abajo, o tal vez era arriba, decía Motor Oil. Tenía 18 años. Hoy, a los 33, es una amante desnuda en La Señorita de Tacna, la obra de Mario Vargas Llosa, donde comparte escenario con Norma Aleandro. Es también una mujer en conflicto entre su líbido desbocada y un placer amenazante en Historias de sexo de gente común, el unitario que protagoniza por la pantalla de Telefe. Y ha sido -ya no lo es porque terminaron sus días de grabación- la invitada especial durante veinte capítulos de Jesús, el Heredero.

-¿Qué clase de actriz te gustaría ser?

-Bueno, yo aún estoy pasando por una etapa de aprendizaje, que es también una etapa de privilegio. Compartir con Norma Aleandro el escenario, recibir su generosidad, es algo que no voy a olvidar. Además, estudio teatro con Julio Chávez. Es todo una gran suerte.

-Cierto, ¿pero y el tipo de actriz...?
-Ah, bueno, quisiera poder cubrir todos los registros; no copio, no quiero copiar, prefiero ir armando mis tonos, apostar a la creatividad, como hoy, que estoy pasando por un momento muy creativo.

Dice que está sola y ya: no quiere hablar del tema. La actrices no hablan de ese tema, piensa Carolina seguramente. La modelos, tal vez, de vez en cuando dicen cosas sobre los novios que van y que vienen, pero las actrices, por Dios, a quién se le ocurre.

-¿El sueño de ser madre es un sueño tuyo?
-Absolutamente.

-Tenés 33, ¿el reloj no te come la cabeza?
-Uh, el tema del reloj biológico y todo eso... no, las cosas llegan a su tiempo, cuando deben llegar.

-Además del biológico está el reloj social: amigas que ya tuvieron, colegas que arrancaron con vos en los mismos castings y ahora vos les regalás calienta-mamaderas, digo, como una presión del entorno...
-Sí, eso existe, tengo amigas que ya van por el segundo y son más chicas que yo, pero lo tomo con mucha calma. No es algo a lo que renuncio, de ninguna manera, sólo que sé esperar. Y como te decía, sé que nada sucede si no es su momento.

Entre la tímida morocha que estudiaba con Briski y la tímida morocha que ahora, aquí sentada, responde todo esto que responde, no hay, dice Carolina, otra diferencia que los años, la madurez de los años, y la experiencia. En todo lo demás (considerando como todo lo demás el resto de su vida y de su personalidad) esencialmente nada ha cambiado. "Sigo siendo reservada, cuidadosa, amorosa... quizá mi carrera de modelo coincidió con el momento explosivo de la adolescencia, donde tenés mucha energía. La etapa de la actriz, en cambio, está más ligada al camino que yo elegí, una camino mucho más reflexivo."

Dice que se siente "una eterna aprendiz", una eterna sensible que se da los gustos con las cosas que hace, que le cuesta no ir por lo que desea, que alguna vez pensó en ser veterinaria o médica, como su padre, y que lo pensó de verdad, pero que completó el deseo de estudiar estudiando otras cosas; el teatro es esas otras cosas. Y que se imagina creciendo, como actriz, como mujer, creciendo, dice, mucho, hasta donde ya no logra imaginar más.

por Alejandro Seselovsky
fotos: Santiago Turienzo
producción: Fini Bencardini

Hoy Carolina prefiere hacer producciones menos jugadas desde el cuerpo, y busca mostrarse más serena y reflexiva.

Hoy Carolina prefiere hacer producciones menos jugadas desde el cuerpo, y busca mostrarse más serena y reflexiva.

Mi carrera de modelo coincidió con el momento explosivo de la adolescencia, donde tenés mucha energía. La etapa de la actriz, en cambio, es mucho más reflexiva"">

"Mi carrera de modelo coincidió con el momento explosivo de la adolescencia, donde tenés mucha energía. La etapa de la actriz, en cambio, es mucho más reflexiva"

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