Se levanta muy temprano para dar de mamar, duerme dos horas más, y su agenda empieza a funcionar… “Una agenda a full, sí, pero con tiempo no sólo para trabajar: también para jugar con mis hijos”, dice. Y su trabajo, hoy, no es poco: “Ensayo todos los días, porque Bailando por un sueño exige nuevas coreografías, y además hago campañas, desfiles y producciones de fotos para revistas. Pero nada de eso, por muy agotador que sea, impide que espere a Benjamín, mi pareja, y salgamos a pasear… Lo que pasa es que mi vida y mi carrera fueron demasiado rápidas. No tenía tiempo para detenerme a pensar. Pero hoy las cosas cambiaron. Estoy organizada: un tiempo para cada cosa, y cada cosa en su lugar. Antes me hacía problemas por pavadas, por cosas insignificantes, pero mis hijos y Benjamín me dieron la seguridad y la calma que necesitaba”, jura.
–¿Vas a llegar a la final de Bailando por un sueño?
–Cada vez que bailo creo que estoy más cerca…
–¿Tu compañero está en la misma frecuencia de onda?
–Total… Nos esforzamos, ¡nos matamos!, porque queremos ser primeros. Ensayamos hasta los fines de semana, y a pura energía.
–Pero la competencia es muy dura…
–Es cierto, hay parejas muy buenas. Por eso mismo es que no bajamos los brazos.
–¿Cómo te sentiste el otro día, cuando bailabas y tu suegra te miraba desde muy cerca?
–Muy bien… Ya me había visto bailar en Chile. Y aquí me trajo suerte: ¡hicimos el mejor puntaje!
–Te toca competir con bailarinas, vedettes y chicas muy mediáticas. ¿Cómo convivís con ellas… sin morir en el intento?
–Tengo camarín propio, no me meto con nadie, hablo con todas, y no tengo conflicto con ninguna. ¿Sabés por qué? Porque no compito con ellas, sino conmigo misma. Como hice siempre para conseguir lo que me proponía.
–¿Cómo es competir con vos misma?
–Ser muy autoexigente, muy activa, no dormirme, no dejarme estar, poner todo el corazón en lo que hago, y superarme a toda costa.
–Pero también tuviste suerte…
–Ayudé a la suerte, que es distinto. Nadie me regaló nada. Aproveché cada oportunidad: eso no es suerte, es inteligencia y ganas de crecer. Porque si llegás por pura suerte, durás poco…
–¿Ser madre te genera más pudor a la hora de posar súper sexy?
–No, porque jamás hice cosas subidas de tono: siempre supe cuál era mi límite. Me gusta insinuar, seducir, pero nunca posé desnuda.
–Cuando Benjamín vuelve a casa, ¿lo recibís con poca ropa?
–No… En jean, remera, sin maquillaje, prolija, pero nada producida: ni peluquería, ni uñas o pestañas postizas. Bien natural…
–¿Qué hacés para mantener tus 89-59-89?
–Por ahora, más que nada, bailando. Pero una vez por semana voy a Tercer Millenium y me meto en una máquina de ozono que me cambia la textura de la piel, me la hace más suave. Además, todas las mañanas, después del baño, me pongo cremas humectantes y fortificantes de Garnier.
–¿Dieta durísima?
–Nooo… Como de todo, pero trato de evitar los fritos, el pan y las grasas.
–¿La maternidad te cambió el cuerpo?
–No, ni ahí. Recuperé mi figura muy rápido, porque jamás caí en la tentación de darme atracones, y tampoco tuve antojos. Es simple: tomo mucha agua, como sano, pero nada light…
–¿Qué hay en tu heladera?
–Lácteos, carnes, pescado, verduras, pastas, helado y tartas. ¡Me encantan las tartas! Los jueves, viernes y sábados, con Benjamín, salimos con amigos, vamos al teatro y comemos afuera.
–¿El año que viene se quedan en el país?
–Sí. Benja arregló todo para eso. Hay propuestas muy interesantes. Lo más probable es que haga Casi Angeles.
–¿Celos?
–Para nada… Me encanta que a Benjamín lo quieran las chicas aquí y en Chile. Soy su fan número uno, y nunca me pierdo un capítulo de Don Juan y su bella dama.
–Después de Bailando… ¿qué sigue?
–No sé… Voy a descansar un mes, estar más tiempo con Blanca, que ya tiene dos años y seis meses, y con Bautista, de apenas seis meses y medio. Me necesitan, y voy a darles todo el tiempo que pueda.
–Ya te divorciaste. ¿Vas a casarte con Benjamín?
–No hay fecha. Será cuando tenga que ser. Desde el día en que decidimos tener hijos nos declaramos amor para toda la vida. Benja, Blanca y Bautista son la familia que siempre quise, y toda mi vida gira alrededor de ellos. No necesito más…
–¿Cómo no? ¿Y tu carrera?
–Bueno, ¡por supuesto! Pero familia y carrera son la perfecta fórmula de la armonía, la alegría, el equilibrio con que estamos viviendo. No soy una: somos cuatro en la misma dirección, y amándonos profundamente.
En 1994 fue Reina de los Estudiantes, se convirtió en top, hoy deslumbra en Bailando… y dice: “No voy a parar hasta conducir un programa el año que viene”.
“Logré el equilibrio perfecto entre mi familia y mi carrera. Ya no soy una: somos cuatro en la misma dirección, y amándonos”
“Benjamín y mis hijos me dan energía para levantarme, alegría las veinticuatro horas, y son mis grandes amores. Toda mi vida gira alrededor
de ellos”
