“¿Si me animo a posar desnuda? Cuando llegue a la mayoría de edad, hablamos…” – GENTE Online
 

“¿Si me animo a posar desnuda? Cuando llegue a la mayoría de edad, hablamos…”

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Tracemos el cuadro: sos modelo, tenés quince añitos y debutás –nada menos– en el desfile de Roberto Giordano en Punta del Este. ¿Qué puede ocurrir mal en todo esto? Lo más probable, además de mover las cabezas, es que se muevan las patrullas. En su pasarela, este último verano, el rey peluquero presentó a Romanela Amato –nacida un 9 de marzo de 1991 en Paraná, Entre Ríos, de la agencia Mayger Models, 1,69 de estatura, 83-59-88 de medidas y sin ganas de cirugías, hija de Gustavo y Lucrecia– como lo que es a simple vista: una lolita de, en ese entonces, catorce.

Después Giordano la bautizó como “la sucesora de Valeria Mazza”, cosa que a Romanela le parece decididamente exagerado. Acto seguido, la ley uruguaya empezó a pedir documentos. Romanela –que tenía autorización de sus papás para desfilar– agarró sus cosas y huyó, hacia una cierta fama, mientras unos cuantos decían que esto era “explotación”, etcétera, etcétera. Raro, porque Déborah de Corral, Carola del Bianco, Nicole y un par más empezaron a esa edad. Luego llegaron un par de campañas internacionales –Nivea a nivel mundial, las tiendas latinoamericanas Ripley, la telefónica mexicana Telmex–, un poquito más de fama con los MTV Awards en México y Robbie Williams de por medio, los famosos que la llaman, y mucho más. Romanela –que va a rendir libre lo que le queda del secundario– le dijo adiós a la edad de los ositos hace un tiempo. Pero lo que no rescindió, lógico, fue su fiesta de quince.

–¿Y cómo fue?
–¡Re linda! Además, fue sorpresa: la armaron mis papás. El vestido, la maquilladora, la peluquera, todo. Yo volvía a Paraná, iba a hacer una reunión con mis amigas, así, cualquiera, y me sorprendieron con eso. ¡El sueño de cualquier chica! Aunque, la verdad, nunca soñé mucho con eso.

–Ahora, ¿cómo empezaste en esto de ser modelo?
–Y, bien de chiquita. Yo sabía que tenía cualidades. Mamá fue modelo, ¡así que es genético! En Paraná hacía desfiles para casas de ropa de allá. Y a los 13 me fui a un scouting de Pancho Dotto, en Rosario. Ahí lo conocí a Pancho.

–¿Y? ¿Qué pasó?
–Me dijo: “Sí, sí. Divina”. Me fui a la agencia de él, en Buenos Aires, con mi book de fotos, y ni me dieron bola. Después toqué la puerta de lo de Piñeiro. Me lo crucé a Ricardo: “Sí, sí. Divina”. Y al final, nada.

–¿Trece añitos y trotando agencias? Qué ambiciosa…
–Me gustaba hacer fotos, los desfiles, todo eso…

–Pero ser modelo es bastante más sacrificado que eso. Mucho ejercicio y poca comida.
–Sí, eso del sacrificio lo aprendí después, y me lo re banco.

–Y del desfile de Giordano, ¿qué decís? Fue como tu ticket a la fama.
–¡Estaba muy nerviosa! Era todo como “¡uh! ¡re guau!”. Y en el back veía cómo unas modelos se peleaban como locas para ver quién abría el desfile.

–¿Cómo te cayó eso?
–Para mí todo eso es ridículo. No me importa eso de la fama. Además, vos vas a desfilar igual.

–A la policía uruguaya no le pareció ninguna ridiculez que tuvieras catorce y desfilaras.
–Claro. Roberto dijo en el escenario que tenía quince, ¡y se pudrió todo! La policía entró a buscarme y rajé. Igual, te digo: para todo lo que hago, tengo la autorización de mis papás, y no sé por qué muchos se molestan y dicen que no puedo ser modelo a los 15. Lo que hago me encanta. A mí nadie me explota.

–Decímelo vos: ¿sos la sucesora de Valeria Mazza?
–¡Por favor! ¡Valeria es una diosa total! O sea, decís top model, ¡decís Valeria Mazza! Encima, ella es de mi pueblo. Pero me parece re exagerado que digan eso. Yo voy a ser Romanela Amato, no la próxima Valeria.

–¿Y cómo te cae que los hombres se te queden mirando con tan sólo 15?
–Cuando tenés 15, los hombres se te babean mucho más. Yo no les doy importancia, y, la verdad, me molesta. O sea, entrás a un lugar, y los hombres se te tiran encima… ¡un horror! No estaría con un tipo más grande. Lo peor es que al celular me llama gente que ni le di mi teléfono, un montón de famosos que…

–...no vas a nombrar...
–¡Exacto! ¡Ja, ja, ja! Me suena el celu y me dicen: “Hola. Soy Fulanito de Tal…”. ¿Se piensan que porque son famosos voy a salir con ellos? ¡Ni loca! Les digo: “No, pará, tengo 15. Chau”.

–¿Te cae bien que te digan lolita?
–Sí, sí, todo bien, buena onda. Me gusta.

–Pero en la novela original de Vladimir Nabokov, Lolita termina siendo mucho más perversa que el señor que supuestamente la pervierte…
–Ah, ¡eso no! Yo no soy ninguna perversa. Ahora que me contás eso, ¡Lolita no me cae nada bien!

–A propósito, ¿cómo estuvieron los MTV?
–Uh, ¡buenísimos! Me llevó Gaby Alvarez, y antes, por la red carpet había pasado Robbie Williams. Un toque después entré yo, con otras chicas de la agencia, y nos anunciaron como las lolitas argentinas. ¡Y Robbie se nos quedó mirando, ja, ja, ja!

–Típico de él. Por lo visto, sos muy tímida.
–Sí, lo soy. Antes, ¡mucho más! Después me fui soltando. No tengo miedo de perder la inocencia.

–¿Hasta llegar a posar desnuda, por ejemplo?
–No, eso no lo creo. Bah, ¡cuando cumpla la mayoría de edad, hablamos! Romanela, desde el Paraná de su Entre Ríos natal, y en aguas mexicanas. Mamá y papá, chochos con su carrera de modelo.

Romanela, desde el Paraná de su Entre Ríos natal, y en aguas mexicanas. Mamá y papá, chochos con su carrera de modelo.

“<i>Para mí, pelearse por abrir un desfile es ridículo. No me importa eso de la fama. Además, vos vas a desfilar igual.</i>”

Para mí, pelearse por abrir un desfile es ridículo. No me importa eso de la fama. Además, vos vas a desfilar igual.

En Cancún, Romanela dice: “<i>No tengo miedo de perder la inocencia</i>”.

En Cancún, Romanela dice: “No tengo miedo de perder la inocencia”.

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