«Si los chicos no ven a sus padres leyendo, jamás van a dedicarse a la lectura» – GENTE Online
 

"Si los chicos no ven a sus padres leyendo, jamás van a dedicarse a la lectura"

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-Ministro, ¿cuál es el objetivo principal de este programa que desarrolla en
las playas?
-Promocionar la lectura. El lema en la costa es "Cuando leés la
pasás mejor",
así como en los estadios de fútbol hicimos "Cuando leés ganás
siempre"
, en los hospitales: "Cuando leés te sentís mejor" y en las estaciones
terminales de ómnibus "Cuando leés llegás más lejos". La idea es buscar lectores
no tradicionales en lugares donde haya tiempo para leer. Entre los libros que
regalamos están Final del juego, de Julio Cortázar, El árbol de la buena muerte
y otros relatos, de H.G. Oesterheld, Confesiones de un recién llegado al mundo
literario, de Macedonio Fernández, y La deuda, shoppings y calesitas, de Beatriz
Sarlo.

-¿Qué se puede hacer desde la casa para incentivar la lectura en los niños?
-Los médicos de la Asociación Argentina de Pediatría recomiendan y recetan leer.
Lo que deben hacer los padres es leerles algo todos los días. A los chicos les
gusta tener un cuento entre sus manos cuando van a la cama. Ese placer que
sienten por la lectura hay que incentivarlo. Es una de las mejores formas de
mantener la pasión.

-¿Cuántos libros llegaron a distribuir durante el programa?
-Cuando terminemos en la costa vamos a llegar a los 2.200.000 cuentos.

-¿Los argentinos somos poco apasionados por la lectura?
-La Argentina tuvo históricamente uno de los promedios de lectura más altos de
los países hispano-parlantes. Fue el que produjo mayor cantidad de libros, más
que España y que México, a pesar de tener menos población. En proporción, éramos
uno de los mayores exportadores de libros. Eso cayó en las últimas dos décadas,
o mejor dicho, a partir de la dictadura del '76. Hay resoluciones del Ministerio
de Educación de aquella época recomendando que los chicos no usaran libros, con
la excusa de la crisis económica. Aquí se llegaron a prohibir El Principito y la
matemática moderna. Una barbaridad que hoy estamos pagando.

-¿Se puede recuperar ese tiempo perdido?
-Mi idea es recuperar la cultura, la lectura, la educación, de a poco, claro.
Hay una frase que leí estos días en la playa que me gustó. Decía: "Si los chicos
observaran que sus padres se alimentan con las manos, jamás comerían con los
cubiertos". Yo lo aplico diciendo: "Si los pibes no ven a sus padres leyendo,
jamás van a dedicarse a la lectura". Queremos que la gente recupere el placer de
leer, porque el que lo descubre, jamás lo abandona. Cuando empezamos con uno de
estos programas, Humberto Eco dijo: "El que lee, puede vivir otras vidas, y el
que no lo hace, se lo pierde".
Por eso invitamos a recuperar la fantasía y la
creatividad en la población argentina.

-Usted dijo que la dictadura de los '70 produjo un retroceso muy grande en lo
cultural. Insisto, ¿no perdimos demasiado tiempo?
-Fue un tiempo muy largo y demasiado fuerte. Eramos el país con mayor nivel
educativo de América Latina, el que más temprano democratizó la educación,
teníamos la mayor proporción de estudiantes primarios, medios y universitarios.
Y eso hoy ya no ocurre. Ahora sufrimos la crisis educativa de los '70 y los '80.
Porque los que entran hoy al jardín de infantes, van a terminar la primaria
después del 2010, y van a trabajar hasta el 2070. ¿Cómo va a ser la Argentina en
esos años? Lo estamos definiendo hoy, según la educación que tengamos. A pesar
de la crisis tenemos reservas, lo que se llama en economía un stock de población
muy bien formada, somos el único país que tiene tres premios Nobel en ciencias
duras y científicos de primer nivel distribuidos por el mundo.

-¿No nos estamos conformando con lo que el país produjo en el pasado?
-Es cierto que lo que estoy enumerando tiene que ver con la etapa anterior de
nuestro país. Lo que debemos hacer ya es recuperarnos, dar el primer paso,
aunque el camino sea largo. Debemos hacer un gran esfuerzo para recuperar
nuestra educación. Te doy un dato: Corea, en los '60, tenía un promedio de tres
años menos de educación que los estudiantes argentinos, y hoy tiene tres años
más. En poco tiempo, los países que invirtieron en educación nos superaron.

-¿Quién nos supera en América Latina?
-En la escuela media estamos detrás de Chile y Uruguay, dos naciones que hasta
hace poco tiempo estaban en un estrato inferior. Nuestro nivel es parecido al de
Costa Rica. Cuba está mejor que nosotros en calidad de educación, las pruebas de
la UNESCO así lo determinan. Estamos muy preocupados por el tema de la calidad
de la enseñanza. Debemos mejorar y mucho. La crisis económica de la última
década hizo que la escuela se dedicara mucho más a lo social que a lo
pedagógico. Dar de comer, despiojar y vestir, atender los problemas de salud, de
violencia familiar, eran las prioridades de un maestro. Eso hoy lo estamos
pagando.

-Según estudios médicos, la mala alimentación en los dos primeros años de vida
hace que muchos chicos estén corriendo el riesgo de quedar marginados, sin
posibilidades de capacitarse. ¿Qué se puede hacer para que esto no ocurra?
-Las investigaciones demuestran que los chicos son capaces de aprender a partir
de los 45 días de vida, y si no tienen estimulación temprana desde ese momento
hasta los cuatro años, van a tener dificultades en el preescolar y en el primer
grado. ¿A quiénes les puede pasar esto? A los más pobres, que son los que
padecen mayores dificultades. De todos modos, si logramos que el chico que no
tuvo una buena alimentación durante los primeros años después se desarrolle en
un ambiente favorable, se puede recuperar el tiempo perdido. No se los debe
marginar pensando: "¿Para qué vamos a invertir en esos chicos si ya están
perdidos?". Nuestra idea es que siempre hay condiciones para que el chico se
recupere.

-¿Dónde se produce el mayor déficit educativo, en la escuela primaria, media o
en la universidad?
-En la secundaria. Porque en la primaria hay problemas, pero está claro su
objetivo: lectoescritura básica, cálculo básico, iniciación en ciencias sociales
y naturales, es decir, tiene dificultades, pero sabe lo que tiene que hacer. La
universidad tiene muchos problemas, pero está definido su propósito: formar
profesionales y científicos. En cambio la escuela media no sólo padece problemas
de calidad, sino que no tiene definida correctamente su función. Para mí es muy
claro, debe apuntar a que el individuo aprenda a aprender. Debemos lograr que el
adolescente tome conciencia de que todos los días debe incorporar conocimientos
para no quedar rezagado. Y lo más importante, tenemos que lograr que ya en la
escuela secundaria el alumno descubra su verdadera vocación. Para todo eso
estamos trabajando a destajo porque el país y la gente lo necesitan.

por Miguel Braillard
fotos: Matías Campaya (Mar del Plata) y Maximiliano Vernazza (en Valeria del
Mar)
Filmus, en plena Bristol, con algunos de los dos millones de ejemplares que se reparten en las playas. Hay obras de Cortázar, Sarlo y Macedonio Fernández, entre otros.

Filmus, en plena Bristol, con algunos de los dos millones de ejemplares que se reparten en las playas. Hay obras de Cortázar, Sarlo y Macedonio Fernández, entre otros.

Filmus en persona se encargó de repartir los cuentos, tanto en Mar del Plata, como en Miramar. Con tanto ajetreo, apenas si pudo tomarse unos días de descanso en Valeria del Mar.

Filmus en persona se encargó de repartir los cuentos, tanto en Mar del Plata, como en Miramar. Con tanto ajetreo, apenas si pudo tomarse unos días de descanso en Valeria del Mar.

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