Estoy pasando un momento muy triste, pero no quería dejar de venir. Consulté y mi familia me dio su apoyo. Me siento emocionada y contenta, a pesar de todo”, dijo Mirtha Legrand antes del caluroso aplauso de los presentes en la apertura de la Sala Jorge Guinzburg del remozado teatro Astros. “Toda mi familia es mediática, y eso no significa que no merezcamos respeto”, dijo desde el escenario, colando intimidad en el evento. “Juana está muy triste, pero saldrá adelante. Y Nacho es un chico con mucho carácter, y si reafirmó sus dichos, yo brindo todo mi apoyo. Jamás hablaré mal de los míos. Ellos están por encima de cualquier cosa y muy por delante de mi carrera”, aseguró con voz quebrada, luego de agradecer a la prensa por su comportamiento en su arribo y sentenciar: “América fue el canal que peor nos trató”. Escoltada por Mauricio Macri, Andrea Stivel –viuda de Guinzburg–, Daniel Comba –socio y amigo de Jorge, además de dueño de la sala–, Nito Artaza y Miguel Angel Cherutti, Mirtha engalanó la noche de su segunda salida pública luego del trágico episodio que la sumió en el dolor.
El viernes 3 amaneció animada y emprendió rumbo a Del Viso. Mirtha pasó el día en su residencia del Argentino Golf Club, junto a Juana Viale y a sus bisnietos Ambar y Silvestre. Por entonces, ésa sería su única salida hasta el lunes por la noche, momento en que asumiría el madrinazgo teatral. Pero el sábado cedió ante la insistencia de sus amigos y regresó a un ritual que mantienen desde hace ya veinte años.
Había finalizado su lectura habitual de los diarios del día, y aún vistiendo ropa de cama, Mirtha se disponía a terminar su sábado tal vez sumergida en la trama de alguna película que lograra distraerla. Pasadas las 22, su amigo Carlos Rottemberg llamó casi implorando su presencia. Improvisando un atuendo para enfrentar el frío, Legrand decidió hacer su primera presentación pública. Acompañada por quien fuera su productor en los Almuerzos, la Chiqui llegó a Sorrento, restaurante de la Recova, donde ya la esperaban Juan Carlos y Coca Calabró, Alfredo Odorisio y Elvira Disi, mujer de Emilio, quien estaba en Asunción del Paraguay sobre el escenario de ¿Y dónde está el mafioso?, obra que protagoniza junto a Florencia de la V. Si bien las almejas fueron las más elegidas, Mirtha optó por una entrada de gambas al ajillo y lenguado Belle Meunière, que elogió. Aunque sólo media copa de vino y una bebida gaseosa acompañaron su comida, Chiquita aceptó un sorbo de champagne para el recatado brindis por el culto a la amistad y el augurio de mejores tiempos.
Según testigos, Mirtha no fue elocuente y habría intentado sostener una sonrisa que se desdibujaba siempre que el tema de conversación rozaba a su familia. “Aunque muy poco, habló de Juanita, de su preocupación por que recupere la alegría y de lo bien que le hacen el amor de sus hijos y el de su pareja, Gonzalo Valenzuela. Repitió varias veces: ‘Sé que mi familia saldrá adelante’”, comentó uno de sus íntimos. Por su parte, Coca Calabró reveló: “Chiquita está triste. Ya no es la misma de antes. Estamos acostumbrados a que sea ella quien maneje las cenas, siempre con esa chispa bien para arriba. Nunca la vi tan caída, porque ella ama demasiado a su familia. Pero es una mujer ejemplar, muy fuerte, que seguramente saldrá adelante. Le dijimos varias veces: ‘Chiqui, el tiempo tal vez no borre el dolor, pero lo hará más liviano’”. 
Domingo 5, a las 2 am: Mirtha sale de un restaurante de la Recoleta del brazo de su amiga Elvira Disi, mujer del actor, luego de haber compartido una comida con los Calabró, Rottemberg y Odorisio.
Afectuosa, Chiquita saludó a Juliana Awada.
El lunes dio apertura a la nueva sala teatral junto a Macri, Artaza y Cherutti, quienes debutarán allí, el 9, con Excitante.
