La pareja veraneó en Punta del Este junto a su hija Donna, y reveló que desean "terminar con el colecho" y que la pequeña finalmente estrene su habitación.
Eligieron pasar sus vacaciones en el Este, como lo hacen desde hace ya seis años. “Se convirtió en un ritual para nosotros comenzar el año cerca del mar” asegura Gabriela Sari (39), después de haber estado casi un mes en Punta junto a su pareja, Darian “Rulo” Schijman (37) y su hija Donna (2).
¿Sus días en el mar? “Él es muy ansioso y le encanta arrancar temprano. Al medio día ya estaba en la arena. Yo soy más dormilona y relajada, y como paramos a una cuadra de la playa, me sumaba con Donna más de tarde, para que no estuviera expuesta a un sol tan fuerte”, dice Sari, que para este año planea hacer ficción en la tele. “Igual hasta que no firme no lo digo, porque soy muy cabulera”, cuenta.
La actriz aprovechó el verano para despedir la lactancia. “Fueron unos dos años y tres meses hermosos de dar la teta, pero también muy sacrificados. Lo fuimos haciendo progresivo para que no fuera traumático. El rol de madre es una belleza, aunque entiendo la contradicción en mujeres muy independientes porque le tenés que poner el cuerpo durante el día y la noche”.
–¿Les gustaría darle a Donna un hermanito?
–Por el momento no. Siento que todavía quiero disfrutarla mucho a ella, que es chiquita. Tengo una hermana y se que esta buenísimo tener hermanos, por eso no lo descarto. Pero así estamos perfectos. Por ahora la meta para este año es terminar con el colecho y lograr que Donna inaugure su cuarto, porque todavía duerme en el medio.
–¿Y eso complica la intimidad en la pareja?
–Y… un poco sí. Porque los chicos en un punto te dispersan y se llevan toda tu energía. Pensamos que jamás íbamos a descuidar la pareja, y a veces llega la noche ¡y tenemos más ganas de dormir que de otra cosa!
–¿Cómo mantienen viva la pasión?
–Charlamos mucho para mantener el eje en nosotros como pareja. Es difícil, pero tratamos de encontrar el momento… muchas veces termina siendo espontáneo, y otras terminamos haciendo un chino.
–Hablando de chinos…allá estuvo Darian hace unos días. ¿Tuvieron miedo con el coronavirus?
–Por suerte como China es tan grande el virus comenzó a desarrollarse en un pueblo muy alejado, y cuando se conocieron los primeros casos en Shanghai, él ya se había ido hace rato. Viajó con amigos. Tenía muchas ganas de conocer la muralla china. Fue la primera vez desde que somos padres que se va tan lejos, aunque fueron sólo doce días. Y cuando regresó salimos directamente de Ezeiza a Pinamar, que aunque no estaba planeado, como nos extrañó tanto me acompañó a la costa, donde tenía compromisos laborales.
–¿Trabajan en conservar la independencia más allá de la pareja?
–Si, nos parece fundamental respetar al otro con sus ganas y deseos. El año pasado me salió un trabajo en Londres como embajadora de una marca y él fue el primero que me dijo que fuera. Con la gorda me costó tomar la decisión, pero Darian me súper bancó y estuvo buenísimo. Somos muy compinches y compañeros.
