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Romance oficializado

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Esperamos en la puerta de entrada de La Rosa Negra (en San Isidro), con la expectativa puesta en verla llegar junto a su nuevo novio, Joe Miranda (44). La convoca el cumpleaños número 60 de Oscar González Oro. Ella, Mecha Sarrabayrouse (48), no cumple con nuestras expectativas y llega en camioneta junto a su madre, Susana Giménez. No logramos la confirmación que buscamos. Ante la posible resignación que se abre ante nosotros, algo nos lleva a intentar un poco más.

Convicción mediante, logramos pasar la primera barrera de seguridad. Y unos minutos después, sin entender bien cómo, estamos dentro de la gran fiesta que organizó Sofía Neiman para el Negro Oro. En la recepción, mientras pasan bandejas con comida o vino, Susana y Mecha se acomodan tras una mesa y los presentes se apresuran a saludarla como si fuera ella la agasajada. Mecha acompaña un tanto inquieta y busca a alguien con la mirada. Finalmente lo encuentra, sonríe y lo llama con la mano. El convocado es un hombre alto, flaco, de impecable traje negro que se acerca, la saluda con un largo beso, la abraza y se queda tomado de la mano con ella. Después saluda a Susana, que a su vez lo presenta a los demás: “Eduardo, él es Joe”, le dice al periodista Eduardo Feinmann, para luego seguir con todos los de la ronda. La gente lo saluda y lo felicita. Al rato, Joe y Mecha se alejan y van de la mano hacia la barra. Con una copa entre los dedos, se relajan y charlan distendidos con los distintos invitados. Verónica Lozano, Mauricio Macri y Juliana Awada, Jorge Macri, el gobernador Daniel Scioli, Horacio Rodríguez Larreta... Todos se detienen para saludarlos y conversar con ellos.

La pareja muestra los modos de aquellos novios con una relación afianzada, aunque reciente: constantes abrazos, las manos siempre entrelazadas, risas cada dos por tres, orgullo porque sí. Y ante el mínimo alejamiento, ella lo reclama: Joe de acá, Joe de allá... Están, a la vista de este cronista, felices y enamorados.

La fiesta duró hasta bien entrada la noche y hubo de todo. Cantaron Los Gitanos y el DJ elegido fue Pont Lezica. Por supuesto, la pareja bailó toda la noche. Recibieron la bendición y la felicitación de todos los presentes.
Al día siguiente, la jornada los encontraría separados, cada cual con los suyos. Joe pasó la tarde con sus hijas, Felicitas (18) y Manuela (21), recién llegadas de Miami. Al mediodía fue con ellas al restaurante Marcelo, de Puerto Madero. Y después las dejó en su casa del barrio de Retiro y se dirigió a votar a una escuela de la calle Gorriti. Pero no pudo cumplir con sus obligaciones cívicas ya que, al parecer, no se encontró en el padrón. Sin desanimarse y siempre en su Audi A3, fue de visita a una casa de Barrio Parque y tres horas más tarde, después de comprar empanadas y pizzas en un local de Recoleta, dijo que iba a “comer en familia”. Hubiera sido un domingo más si no fuera porque, acaso por primera vez, a cada lugar que fue lo siguió un fotógrafo. Por el momento prefiere no hablar, pero trascendió que su relación con Mecha ya lleva dos meses, y que si todavía mantienen un perfil bajo es porque tanto ella como él están atravesando separaciones complicadas, después de años de matrimonio –Mecha estuvo casada por 18 años con Eduardo Celasco (46), y Joe durante dos décadas con Pipina Pavlovsky, una de las propietarias de Medicus– y con hijos de por medio.

En el caso de Eduardo Celasco (46), el ex marido de Mecha, se sabe que desde hace un mes dejó la casa que compartía con su familia. Sólo se acerca allí eventualmente para buscar algunas de las cosas que le quedaron, o para ver a sus hijos. Fuentes muy cercanas aseguran que la pareja Celasco-Sarrabayrouse está rota desde hace tiempo. Y si bien ninguno se pronunció al respecto en su momento, sus actos muestran más que las palabras. Lo cierto hoy es que aunque Mecha vaya a las fiestas sola, sabe que siempre está adentro el hombre que la espera. Entre amigos, la pareja se mostró muy distendida. Compartieron mesa con Susana y no se separaron en toda la noche.

Entre amigos, la pareja se mostró muy distendida. Compartieron mesa con Susana y no se separaron en toda la noche.

Se lo ve radiante, aunque aún mantiene la prudencia  y la privacidad por respeto a una separación que está en proceso. Igual que Celasco, Miranda ama las motos y le gusta hacer deporte.  Su romance con Mecha habría comenzado hace dos meses.

Se lo ve radiante, aunque aún mantiene la prudencia y la privacidad por respeto a una separación que está en proceso. Igual que Celasco, Miranda ama las motos y le gusta hacer deporte. Su romance con Mecha habría comenzado hace dos meses.

Mecha llegó a la fiesta de González Oro a las 22:30 horas acompañando a su mamá. Entraron en la camioneta de Susana a La Rosa Negra. Adentro la esperaba su novio.

Mecha llegó a la fiesta de González Oro a las 22:30 horas acompañando a su mamá. Entraron en la camioneta de Susana a La Rosa Negra. Adentro la esperaba su novio.

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