“Quiero que mi próximo príncipe azul sea sencillo, un chico de barrio” – GENTE Online
 

“Quiero que mi próximo príncipe azul sea sencillo, un chico de barrio”

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A los 15 años, la fama la sorprendió de golpe. Y de pronto, aquella muchachita linda y sencilla que cursaba el tercer año en un colegio privado de Zona Norte se convirtió en una ídola y referente de chicas y adolescentes. Tanto pegó su personaje en Patito Feo que los autores de la tira debieron modificar el guión para que ella –que hacía de Antonella, la líder de Las Divinas, archienemiga de Patito (Laura Esquivel)– empezara a dejar de ser taaan mala para humanizarse un poco.

Pero la cosa no quedó ahí: al éxito en la pantalla chica le sumó el teatro, sus temas sonando en todas las radios y boliches y las giras interminables dentro y fuera del país. Justamente eso, un maratónico viaje por Venezuela, Costa Rica, México y Ecuador, fue lo último que hizo con Patito (en mayo volverán las giras por distintos países de Latinoamérica, y en diciembre, otra por Europa). Lo cierto es que, después del paso por Quito y Guayaquil, guardó su característica vincha en un cajón y volvió a su antigua vida...

Comenzó quinto año en el Colegio Nuevo de Las Lomas, en San Isidro, y se dedicó a visitar amigos y a leer libros, que durante los últimos dos años apiló en la biblioteca de su habitación (acaba de terminar El túnel, de Ernesto Sabato). “La fama no me cambió nada”, afirma mientras devora unas nuggets en el auto de Adriana, su mamá (40, productora de modas), que la acompaña a todos lados. Y mientras dice que lo más valioso que tiene es “mi familia” (que se completa con Gustavo, su papá –46, comerciante–, e Iván, su hermano de 19), Brenda Daniela Asnicar Mendoza adelanta que existe la posibilidad de que, junto a Disney e Ideas del Sur, este 2009 haga una tira para chicos, espera la primera pregunta.

–Te llevo al último concierto en Ecuador. Saludo final al público. ¿Cómo siguió tu vida desde entonces?
–Volví a Buenos Aires y empecé a cursar quinto año. Ahora mucho más tranquila, claro.

–Imagino que con las grabaciones, estos años resultaron una locura…
–¡Ni me lo hagas recordar! ¡Vivía en el aire! Pero, bueno... Por suerte pude dar bien todas las materias, sin sobresaltos.

–¿Alumna ejemplar?
–Más o menos. No soy una chica diez, pero siempre estoy para siete u ocho puntos.

–¿Qué te produce el hecho de que alguna compañera, que sólo se dedica a estudiar, se lleve varias materias a marzo?
–Habría que evaluar cada caso en particular, pero cuando lo hacen de vagas o de chantas, las quiero matar. En ese sentido soy de hablarles mucho y, si puedo, trato de ayudarlas.

–Ser una referente de las adolescentes durante un par de años, ¿te generó una conciencia diferente al resto?
–No sé si diferente: lo que sí noto es que maduré de golpe. En un momento me encontré llena de responsabilidades, y eso te hace crecer.

–¿Que muchos chicos copien tu forma de hablar y de vestir, aunque sea imitando tu personaje, te cargó de alguna responsabilidad? Porque como copian las cosas buenas o naïf, también observan las malas y las imitan, ¿no?
–Es verdad, pero eso no me generó responsabilidades, porque soy una chica bien sana. Me cuido en las comidas por una cuestión de salud, pero no soy ni bulímica ni anoréxica; no tomo, no fumo y no consumo nada raro. Es decir, no es que tengo que encerrarme en una casa para hacer cosas y que no me vean. Gracias a Dios, tuve una familia que me dio una base sólida.

–Dijiste lo de la casa... Hoy es común que los adolescentes se junten antes de salir para hacer lo que ellos llaman “la previa”, que consiste en tomar todo lo que puedan y, en algunos casos, hasta mezclarlo con alguna pastilla… ¿Escuchaste del tema?
–Sí, y me parece terrible. Gran culpa de eso la tienen los padres. Primero, porque existe poca comunicación con sus hijos y, después, porque no les ponen límites y los dejan hacer lo que quieran.

–¿A vos tus papás te pusieron límites?
–Algunos sí. Igual, hay cosas que aunque quisiera nunca me animaría a hacer, porque sé que me matarían. Me educaron de tal manera que sea consciente de hasta dónde puedo tirar de la cuerda. Ojo, más allá de eso me considero tranquila. Prefiero quedarme a dormir en la casa de una amiga y soñar con el hombre de mi vida, que ir a buscarlo a un boliche y volver a las siete de la mañana.

–Al respecto, ¿estás buscando a tu príncipe azul? ¿Cómo debería ser?
–La verdad es que estoy muy bien sola. Cuando terminás una relación larga (la última duró un año y medio y concluyó hace nueve meses) está bueno que te tomes tu tiempo para pensar qué pasó y por qué fracasaste. Pero si tuviera que elegir, me encantaría que no sea del medio. Quiero que mi próximo príncipe azul sea sencillo, un chico de barrio.

–Hablás como si tuvieras 45 años y una gran experiencia en cuestiones sentimentales…
–(Carcajadas) Debe ser porque estoy pasando el mejor momento de mi vida y, te juro, no quiero que cambie nada de nada. “Admiro a Britney. En unos años me encantaría grabar un disco de música pop como ella”, afirma, exhibiendo un look similar a la americana, nuestra chica de 1,60 m,  44 kilos y 80-60-85 de medidas.

“Admiro a Britney. En unos años me encantaría grabar un disco de música pop como ella”, afirma, exhibiendo un look similar a la americana, nuestra chica de 1,60 m, 44 kilos y 80-60-85 de medidas.

“No sé si por haber sido referente de las adolescentes durante un par de años tengo una conciencia diferente del resto de ellas. Lo que sí noto es que en un momento me encontré llena de responsabilidades  y eso me hizo madurar de golpe”.

“No sé si por haber sido referente de las adolescentes durante un par de años tengo una conciencia diferente del resto de ellas. Lo que sí noto es que en un momento me encontré llena de responsabilidades y eso me hizo madurar de golpe”.

“Ojo, me considero tranquila. Prefiero quedarme a dormir en la casa de una amiga y soñar con el hombre de mi vida, que ir a buscarlo a un boliche y volver a las siete de la mañana”.

“Ojo, me considero tranquila. Prefiero quedarme a dormir en la casa de una amiga y soñar con el hombre de mi vida, que ir a buscarlo a un boliche y volver a las siete de la mañana”.

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