“Quiero que mi hijo crezca con su familia” – GENTE Online
 

“Quiero que mi hijo crezca con su familia”

“No es fácil criar a un hijo sola, pero gracias a Dios tengo la ayuda de mis padres, de mi hermano Fernando y de un grupo reducido de amigos que nunca dejaron de acompañarme. Incluso todas las semanas se lo llevo a Don Diego (padre de Maradona) para que lo vea, porque yo quiero que mi hijo tenga una familia”, confiesa Verónica Ojeda (34) mientras le da la mamadera a Dieguito Fernando Maradona Ojeda –que cumplió dos meses el 13 de abril–, y cuenta entre risas que el bebé come cada dos horas. “Ya no tengo leche para poder darle la teta... Los médicos me dicen que pudo haber sido por todo el stress que viví durante el embarazo. Por suerte, ahora estamos muy bien los dos, pero transitamos ocho meses bastantes movidos. Tuve riesgo de perderlo, y tenía que cuidarme, porque ya había perdido un embarazo. Esta vez prioricé la vida de mi bebé. Por eso tuve que quedarme en Buenos Aires y no pude acompañar a Diego a Dubai”, recuerda.

Refugiada en su casa de Ezeiza, esa misma que refaccionó junto a Diego Maradona (52), y luego de ocho meses difíciles en lo emocional y en lo físico, Verónica hoy quiere disfrutar de la enorme felicidad que Dieguito le trajo a su vida. “No me puedo despegar de mi hijo. A veces creo que soy demasiado obsesiva, pero es puro amor lo que nos une. El bebé es el fiel retrato de Diego: es igualito”, dice orgullosa. Y tiene razón: Dieguito es un calco de su padre. La luz entra tenue e ilumina el cuarto blanco, con dibujos de Winnie Pooh en las paredes. En la habitación hay muchos juguetes –sonajeros, móviles, andador– y una cuna de mimbre natural con volados blancos, donde Verónica lo deja un ratito para poder hablar sin interrupciones. “Aunque tiene todo en su cuarto, él no duerme acá, ni en la cuna que tiene en mi dormitorio, duerme en mi cama, y aunque le armo una muralla de almohadas para protegerlo, nos despertamos abrazados”, confiesa. Durante los ocho años de relación con Maradona, es la primera vez que Verónica abre su intimidad. ¿Por qué? “Porque quiero que algún día Dieguito lea la nota y sepa cuánto me cambió la vida”, responde.

–¿Cómo te enteraste de que ibas a ser mamá?
–Con Diego volvimos a Buenos Aires para el cumpleaños de Rufina, mi mamá, y nos instalamos en nuestra casa de Ezeiza. Como nos íbamos a quedar por un tiempito, me hice unos estudios porque quería hacerme una cirugía estética. A los pocos días el médico me dijo: “La cirugía va a tener que esperar; estás embarazada”. Yo no lo podía creer, porque siempre era regular con mi período y además tenía puesto el DIU. Cuando me dio la noticia estaba feliz, aunque no estaba en mis planes ser mamá.

–Y cuando se lo dijiste a Diego, ¿qué pasó?
–Apenas me enteré de la noticia, fui y se lo conté. La verdad es que nos sorprendió a los dos... Pero Dios quiso que venga esta hermosura a nuestras vidas.

–¿El estaba contento? Porque se fue a Dubai...
–Le salió otra vez un contrato para volver a Dubai y se tuvo que ir solo, porque yo tenía un embarazo delicado y debía hacer reposo todo el día.

–Tuviste un embarazo difícil y lo pasaste sola. No fueron ocho meses placenteros.
–No, estuve muy dolorida, ni tuve antojos. Aunque engordé 30 kilos, lo que más comía era ensalada de frutas, pero no fue algo tranquilo. Desde que fue concebido, Dieguito pateaba y pateaba... Yo estaba nerviosa; no quería perderlo y me aferraba a él. No era hipertensa, pero tenía fuertes dolores de cabeza, y descubrieron que estuve con hipertensión. Y lo peor fue a los cinco meses, cuando tuve muchas pérdidas. Fue un embarazo de riesgo, pero Dieguito y yo luchamos todos los días para poder estar juntos.

Leé la nota completa en la edición 2492 de Gente.

“Para mí, Dieguito es el hijo de Diego y mío. Además, su padre no es un dios... Voy a criarlo como un hombre de bien”

“Para mí, Dieguito es el hijo de Diego y mío. Además, su padre no es un dios... Voy a criarlo como un hombre de bien”

“Cuando lo escuché llorar me emocioné tanto que no podía dejar de temblar, besarlo y contenerlo. Desde ese día nunca más nos separamos. A pesar de que fue ochomesino, pesó 3 kilos doscientos, y después se prendió enseguida a la teta”

“Cuando lo escuché llorar me emocioné tanto que no podía dejar de temblar, besarlo y contenerlo. Desde ese día nunca más nos separamos. A pesar de que fue ochomesino, pesó 3 kilos doscientos, y después se prendió enseguida a la teta”

Se conocieron en 2005, en un casamiento, cinco minutos antes de las doce de la noche. Meses después se volvieron inseparables. A partir de allí compartieron momentos buenos y difíciles. Durante 2011 emprendieron su último viaje juntos, a Tailandia.

Se conocieron en 2005, en un casamiento, cinco minutos antes de las doce de la noche. Meses después se volvieron inseparables. A partir de allí compartieron momentos buenos y difíciles. Durante 2011 emprendieron su último viaje juntos, a Tailandia.

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