En el camino al aeropuerto se frotó los ojos. “¿Estás triste, Bastian?”, preguntó mamá. “Tengo sueño”, evadió el simulador. Anuncio de embarque en el Pablo Ruiz Picasso, de Marbella. “Si sentís ganas de llorar, tenés que hacerlo”, dijo papá con guiño permisivo. Y esas lágrimas la despidieron. Detrás, su hijo y Martín (Demichelis, 32) con el count–down del regreso. De frente, otra consecuencia sumada a la rueda cíclica de las decisiones y necesidades. Hoy en Buenos Aires (“y jamás más sola”), Evangelina Anderson (26), autodefinida “una mujer diferente”, anuncia otro giro en esta historia: “Quiero que Lola nazca al lado de su papá”.
COSAS DE MI HERMANITA. “Sentí que dejaba parte de mi vida; fue durísimo”, cuenta acerca de la despedida. “Pero horas antes, Bastian me dijo: ‘Volver no; quiero quedarme en España’”. Habían pasado cinco días de visita (entre el 22 y el 28 de octubre) en la casa marbellí en la que el pequeño aprendió sobre ser familia. “Fue un tema del que hablamos mucho los tres. ‘Bueno, andá a buscar las cosas de mi hermanita y volvé. Te esperamos’, me respondió”, recuerda Eva. “Suele decirnos cosas que nos hacen recapacitar. Y llegar a casa, así tan sola, me hizo dar cuenta de que él me cuidó todo este tiempo, que es un gran compañero. Y además, maduró a la par mía”. Revela detalles del monitoreo: “Todos los días nos vemos por Skype y hasta jugamos juntos a ver quién aguanta la risa o a poner caras feas”.
Cada mañana, antes de entrenar –en camino a Málaga–, Demichelis lleva a Bastian al colegio –La Latina School, bilingüe y con actividad física, dos requisitos– y pasa por él a su regreso. “Le dedica las tardes. Y hacen cosas de varones... ¡Acá por poco lo visto de nena! (bromea). Juegan al fútbol y alimentan a los cientos de canarios de competición que Martín cría en un cuarto especial de la casa”, describe. “Le digo: ¿Basti, estás durmiendo en tu habitación? (porque lo estamos acostumbrando) y me responde: ‘¡Es que papá no quiere dormir solo!’”, comenta. “Ellos están felices, y verlos así me da la paz que necesito”.
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Durante 30 semanas de embarazo, se le antojaron las manzanas verdes, los pickles y los sándwiches de queso y aceitunas. Desde hace 15 días, sólo piensa en abrazar a su pequeño Bastian (3), que la espera con su papá en la casa de Sierra Blanca.
“Bastian se quedó esperándome con su papá en Marbella. Están felices. Pasan las tardes jugando al fútbol y alimentando a los canarios de competición que Martín cría en un cuarto especial de la casa”
“En Marbella nos hicimos la eco 4D, porque queríamos estar juntos para conocer la carita de Lola. Hubo miradas, gestos, emoción. Fue un bebé buscado con mucho amor y no queremos perdernos estos momentos”
