«Quieren que baile samba, pero yo les enseño cumbia» – GENTE Online
 

"Quieren que baile samba, pero yo les enseño cumbia"

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Sábado 5, pasado el mediodía. Hacía unos minutos que el Corinthians le había
ganado 2-0 al Inter de Limeira por el campeonato Paulista y los cronistas
esperaban más expectantes que nunca -o que siempre- que saliera del vestuario
visitante. ¿Los motivos? Había convertido su primer gol en el fútbol brasileño,
el segundo de su equipo, y cumplía 21 años, que ya lo acreditaban como mayor de
edad. Atrás habían quedado las peleas con un importante relator de la prensa
local por su negativa a hacer declaraciones después de los partidos y, con el
gorro negro estilo Piluso que siempre lo acompaña, enfrentaba los micrófonos:
"Fue el mejor regalo que me pude haber hecho. Estoy muy contento y me siento más
suelto. ¿Qué hice en el festejo del gol? Lo mismo que hacía en Boca. Mis
compañeros quieren que baile samba, pero yo les enseño cumbia. Chau, gracias
",
se retiraba entre risas. Lejos de su Fuerte Apache natal, Carlos Tevez empezaba
una jornada movida a fuerza de ritmos musicales.

La recorrida nocturna de Carlitos empezó de la mano de papá Segundo, mamá
Adriana, sus hermanos Diego, Miguel (juega en la novena división de Boca), Ariel
y Déborah, Adrián Ruocco, su nuevo representante, y algunos de sus amigos. La
primera escala del clan Tevez fue una churrasquería a la que acudió el colectivo
alquilado por los organizadores del Carnaval paulista, el segundo más importante
en la tierra brasileña, para que formara parte de las celebraciones. La llegada
al Sambódromo de Anhembi no pudo haber sido peor: mientras quería que ingresaran
las 15 personas que lo acompañaban, los asistentes del carruaje apenas le
permitían el paso junto a cinco invitados y pretendían que el resto pagara su
entrada. El malentendido provocó el llanto de Déborah (9), la preferida del
Apache, y el descontento del goleador.
Pasado el incidente y dentro del recinto, dos guardias de seguridad no se
despegaron del crack: mientras uno lo seguía de cerca, el otro se encargaba de
que no se acercaran los periodistas. Entre las dos mil personas que los
escoltaban en la comparsa, las mujeres fueron las que más lo asediaron, aunque
uno de sus allegados reveló: "Carlitos ni se fijó en ellas". Tanta convocatoria
habría despertado los celos de su compañero Gil, presente en el Carnaval y uno
de los preferidos entre los simpatizantes del Corinthians, que relegó su
posición frente a la llegada del argentino. El jugador brasileño cobra 110 mil
reales mensuales (37 mil dólares) y había pedido la camiseta número 10 para la
temporada 2005, que finalmente quedó en manos de Carlitos, quien embolsará 500
mil reales (170 mil dólares) entre sueldo y premios.
Cerca de las cinco y media de la madrugada del domingo, Alvaro Aoas, uno de los
propietarios del carruaje perteneciente a una cervecería local, lo llamó para
que bailara con las mulatas en el palco. Al principio, tímido, rechazó la
invitación. Pero la insistencia de su compañero y compatriota, Sebastián
Domínguez, lo llevó a aceptar el pedido. Cercado por chicas con plumas, ensayó
algunos pasos de samba y tocó el agogô, un instrumento de percusión
característico de la música brasileña. Alrededor de las siete abandonó la
celebración acompañado por otros futbolistas, mientras desde la puerta le
gritaban "Carlitos, Carlitos".

"Es la primera vez que veo un desfile de Carnaval en Brasil y me encantó",
declaró a la salida y, un rato más tarde, el diario Folha de San Pablo tituló:
"En el Sambódromo, Tevez celebró su reinado en Corinthians". La transferencia
más cara en la historia del fútbol brasileño (22,5 millones de dólares) empieza
a pagar la confianza de los dirigentes y da que hablar a fuerza de buenas
actuaciones en la cancha y los sambódromos. Tevez llegó a Brasil para quedarse,
y ahora va por más.

Escoltado por su compañero y compatriota, Sabastián Domínguez, Carlitos ensayó algunos pasos de samba y tocó el agogô, instrumento de percusión. En el Sambódromo, Tevez celebró su reinado en Corinthians", tituló el diario Folha de San Pablo.">

Escoltado por su compañero y compatriota, Sabastián Domínguez, Carlitos ensayó algunos pasos de samba y tocó el agogô, instrumento de percusión. "En el Sambódromo, Tevez celebró su reinado en Corinthians", tituló el diario Folha de San Pablo.

Entre las dos mil personas que escoltaban la comparsa, las mujeres fueron las que más lo asediaron, aunque uno de sus allegados reveló: Carlitos ni se fijó en ellas".">

Entre las dos mil personas que escoltaban la comparsa, las mujeres fueron las que más lo asediaron, aunque uno de sus allegados reveló: "Carlitos ni se fijó en ellas".

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