Dos jóvenes argentinos quedaron seleccionados entre los 50 finalistas del Global Student Prize 2022, que reconoce al "mejor estudiante del mundo". Axel Córdoba y Nicolás Monzón además de estar en búsuqueda de ser considerados los mejores alumnos del planeta compiten por 100 mil dólares que reparte la segunda edición del premio.
Axel Córdoba (25) estudia Geología en la Universidad Nacional del Comahue, mientras que Nicolás Monzón (25) cursa dos carreras: Ingeniería en Informática en la UADE y Matemática en la UBA. Ambos muchachos fueron elegidos entre 7 mil postulaciones procedentes de 150 países. Entre los semifinalistas también se encuentran otros jovenes de la región de países como Colombia, México, Paraguay, Venezuela, Brasil, Ecuador, Jamaica y República Dominicana.
El premio que entrega la Fundación Varkey tiene la intención de consolidar, "una nueva plataforma que resalte en todo el mundo los esfuerzos de estudiantes extraordinarios que, juntos, están transformando nuestro planeta para mejor”.
Aquellos jóvenes que deseen inscribirse en futuras ediciones deben tener en cuenta que el concurso apunta a todos los estudiantes que tengan al menos 16 años y estén inscriptos en una institución académica o en un programa de formación y capacitación. También está dirigido a aquellos estudiantes a tiempo parcial y los que hacen cursos en línea. El jurado buscó en esta oportunidad personas que hayan tenido un impacto real en sus compañeros o en su comunidad.
Axel Leonel Córdoba
En el caso de Axel Córdoba, oriundo de Fernández Oro, una ciudad pequeña ubicada en Alto Valle de Río Negro, desde niño siempre tuvo un intenso interes por la biología, la física y la química, pero al terminar sus estudios secundarios descubrió que su verdadera fascinación era estudiar el planeta Tierra.
Axel se encuentra muy cerca de terminar la carrera de Geología y ya tiene publicados artículos de investigación y accedió a becas del MIT, del Instituto Balseiro, Pan American Energy y del Consejo Interuniversitario Nacional. En paralelo realiza proyectos que tienen la finalidad de llevar a cabo un impacto social, ambiental y educativo. En diálogo con Infobae el joven aseguró, “Yo trabajo, no solamente para que los niños y niñas de la comunidad tengan acceso a una educación integral en ciencias, sino también para que puedan despertar esa creatividad que los lleve a crear las plataformas del futuro, a tener las ideas del mañana. Para mí liderar es eso, es crear espacios donde las personas quieran dar lo mejor de sí mismas y puedan desarrollarse”.
Los proyectos que buscaría potenciar, de obtener el gran premio de 100 mil dólares, son Hydroplus y Ciencia Cristalina. El primero de ellos tiene es una estrategia para que los estudiantes de escuelas rurales usen elementos que encuentren en sus casas, como frascos de mermelada, para sustituir las herramientas de un laboratorio. Con ellos, hacen experimentos para aprender cómo se cristalizan distintos elementos que encuentran en su vida cotidiana, como el azúcar.
El segundo de sus proyectos busca cuidar el uso del agua para el riego. A través de un polvo granular el agua líquida pasa a ser sólida e incorpora nutrientes esenciales para el correcto crecimiento de las plantas. “Cada gota cuenta y podemos hacer una diferencia notoria desde nuestros hogares hasta los grandes campos de cultivos, por eso es tan importante optimizar el uso del agua” advirtió.
Nicolás Alberto Monzón
Nicolás Alberto Monzón se volvió amante de la matemática después de que su abuela le regalara un libro de esta misma ciencia a los 9 años, pero sin saber que se trataba de un manual de preparación de la facultad. Su infancia estuvo atravesada por diferencias carencias debido a que en el año 2003 su padre perdió su empleo y comenzó a juntar cartones para alimentar a su familia.
Mientras durante años el jovencito ayudaba a sus padres con el trabajo, se esforzó muchísimo por aprender más y más sobre matemática en la escuela. En el secundario tuvo la oportunidad de tomar un curso de reparación de computadoras y diseño, y con la ayuda de un profesor convenció a sus padres de que lo dejen estudiar en la universidad. Así fue que logró conseguir una beca en la UADE.
En su primer año en la facultad crearon una startup llamada Magnetar, una desarrolladora de software que realiza código a medida.“Para mí es un honor estar seleccionado entre los 50 candidatos y ser el portavoz de muchos otros jóvenes estudiantes que están atravesando historias similares. Por eso, en caso de ganar el premio, me gustaría destinar una parte a Jóvenes en Acción para que continúen apoyando a un montón de chicos e incluso puedan expandirse. Por otro lado, también usaría otra parte para invertir en los proyectos que tenemos en Magnetar”.
