Quién es Pablo Ventura, el remero que los rugbiers quisieron implicar en el asesinato de Fernando Baéz Sosa – GENTE Online
 

Quién es Pablo Ventura, el remero que los rugbiers quisieron implicar en el asesinato de Fernando Baéz Sosa

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Tiene 21 años, practica remo y estudia farmacia en la Universidad de Belgrano. Estuvo cuatro días preso porque los diez detenidos, luego de matar de forma salvaje a un chico indefenso, le hicieron una broma a los policías y dieron su nombre.

El sábado a las seis de la tarde la vida de Pablo Ventura, de 21 años, se volvió un infierno. Como si se tratara de una broma de mal gusto, un chiste, una cámara oculta de algún programa, efectivos de la DDI Villa Gesell en colaboración con la DDI local, irrumpieron en su casa de Zarate y se lo llevaron detenido. La acusación era grave: “Su hijo está sospechado de asesinar a Fernando Báez Sosa, un chico de 18 años que esta madrugada perdió la vida en una pelea a la salida de Le Brique un boliche en Gesell”, fue lo que la policía le dijo a sus papás: Marisa Pittilini y a José María Ventura.

Luego de su liberación, Pablo rompió en llantos.

Y de repente, como confesó Marisa hoy “La vida de toda la familia se detuvo por unos días”. Con lágrimas en los ojos vieron como su hijo de 21 años que mide dos metros y que calza 50 –un dato que no es menor por todo lo que sigue–, ingresaba esposado a una camioneta policial y trasladado a la departamental de Dolores. ¿Por qué la policía recorrió 480 kilómetros para detener al jóven que estudia la carrera de farmaceútico en la Universidad de Belgrano y ayuda a su mamá a atender la farmacia que tienen en Zarate? Porque los diez rugbiers que unas horas antes habían asesinado a golpes a un chico indefenso, se dieron el lujo de tomarle el pelo y burlarse de la justicia argentina, e implicar al farmacéutico del barrio. Al grandote de dos metros al que contínuamnete, según confesó su papá, "le hacían bullying".

El domingo a la mañana, la policía allanó el chalet que habían alquilado los rugbiers y los detuvieron. En ese momento indicaron que "el dueño de unas zapatillas con sangre era Pablo Ventura"

Las zapatillas manchadas con sangre. “¿Te lo querés llevar de trofeo?”, fue la pregunta que le hizo uno de los asesinos a otro. Acto seguido, le aplicó a Fernando una patada en la cabeza que sería, según la autopcia, la que le provocó la muerte. “Estas dos personas están totalmente identificadas por los videos y se le sumaría una más. Ellos tres son los que patearon a fernando en la cabeza. A esos les imputo la coautoría del hecho. Después hay partícipes, porque el resto estuvo acompañándolo y también participaron de la pelea pero con los amigos de Fernando”, confesó el fiscal Walter Mercuri, de la UFI N° 8 de Madariaga.

Fernando Báez Sosa
Fernando Báez Sosa, el chico al que mataron luego de una brutal paliza

Después de la brutal paliza, los rugbiers asesinos se fueron al chalet que habían alquilado. Y cuando la policía vio las cámaras con sus rostros, no tardaron en identificarlos. Cuando entraron, todos dormían sin problema, a ninguno les remordía la conciencia por lo que habían hecho unas horas antes: asesinar a un chico indefenso a trompadas y patadas. Una de las zapatillas, manchadas con sangre, le llamó la atención a los policías. Y cuando les preguntaron a quién pertenecían, Matías Benicelli (20), Ayrton Michael Viollaz (20), Máximo Thomsen (20), Luciano Pertossi (18), Lucas Pertossi (20), Alejo Milanesi (20), Enzo Cornelli (19), Juan Pedro Guarino (19), Ciro Pertossi (19), Blas Cinalli (18), respondieron: “Son de Pablo Ventura”. Según los análisis y los resultados de los estudios que les hicieron a los 10 detenidos, ninguno tenía en sangre restos de “alochol o drogas”, lo que habla de la plena conciencia que tenían en el momento de la brutal agresión.

La imagen de los diez rugbier asesinos que juegan en el club Arsenal Náutico de Zárate.

Para el fiscal general de Dolores Diego Escoda, este último no es un dato menor. “Mataron a sangre fría, se fueron a dormir y cuando los estaban deteniendo se burlaron de los policias y de todo el poder judicial. Incurrieron en falso testimonio, algo incrementa la causa. Igual a todos les cabe la misma pena: prisión perpetua”. El chiste de los diez animales que juegan al rugby en el club Arsenal Náutico de Zárate, le costó a Pablo pasar los peores días de su vida. En la última noche, la del martes, se descompuso, no paró de vomitar y le bajó la presión de los nervios. Hoy, cuando recuperó su libertad, Pablo confesó: “Todavía no entiendo que pasó…, no puedo salir del shock. Siempre confié en que la justicia me iba a liberar porque nunca estuve en Villa Gessel. Esa noche estaba jugando a la play en la casa de un amigo y cerca de las cuatro de la mañana volví a mi casa a dormir. No puedo creer lo que hicieron con este chico Fernando al que mataron como a un perro”.     

  

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