Martin Morrongiello (32) es un ingeniero informático argentino, oriundo de Villa Madero, localidad bonaerense de La Matanza. Vivió desde noviembre en la ciudad de Kiev, la capital atacada por Rusia y tras recibir una llamada de la Embajada de Italia en Ucrania advirtiendo del peligro inminente del ataque de Rusia a Ucrania, decidió convencer a su novia ucraniana y escapar hacia Polonia.
“Me dijeron que abandonara el país, que el ataque ruso era inminente”, le había dicho el muchacho a TN. Que a partir del 12 que se enteró al 14 de febrero, emprendió su retirada hacia Cracovia, Polonia.
“Tenía armada una mochila por si sucedía algo repentino. Le expliqué a mi novia ucraniana que lo mejor era irse, que teníamos que dejar el país cuanto antes. Ella, al igual que muchos ucranianos, no creía que esto podía llegar a pasar”, detalló, Martín.
También hablo acerca de su situación actual: “Estamos bien. Vinimos por diez días (a Polonia), teníamos pasaje de tren para volver mañana. Es increíble la suerte que tuvimos. Por suerte estamos acá y ahora viendo cómo vamos a seguir”, explicó el ingeniero.
Acerca de como llego a Kiev, explico que: “Trabajo como programador en una empresa de seguridad. Kateryna (su pareja) me ayudó a conseguir la casa cuando llegué de Barcelona. Viví en España durante cuatro años, hasta que recibí una propuesta laboral y económica muy buena. Por ese motivo acepté venir a Ucrania”, apuntó Morongiello, quien además indicó que a su novia la conoció en noviembre también.
“Estamos en un hotel. Ahora voy a alquilarme un departamento por un tiempo más largo. Tomé la decisión de venir cuando leí que Estados Unidos advertía lo que podía llegar a suceder. Tomamos la decisión para alejarnos un poco, pero no pensamos que podía darse con esta magnitud”, profundizó el muchacho que le preocupa también que suceda con la familia de su novia.
“Ahora que estoy afuera del país no tengo miedo. Sí mucho estrés por Kateryna, que tiene a su familia en Ucrania. Pero nada más. Incluso dejé toda mi ropa en Kiev y tampoco me preocupa. Acá tengo lo indispensable y necesario para vivir y estar bien. Sí debo admitir que estoy mentalmente devastado. Y que lo único que quiero es ver cómo ayudar a la gente de Ucrania. Por lo pronto seguiré trabajando para la empresa hasta donde pueda. Y si vuelvo ayudaré a quienes lo necesiten” finalizó el ingeniero.
