“Queremos ser padres, y que nuestro amor sea eterno” – GENTE Online
 

“Queremos ser padres, y que nuestro amor sea eterno”

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Un día me dormí, y cuando desperté tenía tres hermanitos nuevos” La pantalla en medio del salón mostraba imágenes de Valentina, la nena de 7 años que había decidido hacerle a su mamá un regalo muy particular: un video en el que Agustina (28), Jimena (24) y Francisco (21) aparecían saludando a su papá Mauricio. Y si en el momento de la cena esto fue conmovedor, a más de uno se le escapó una lágrima cuando la pequeña cerró diciendo: “A Mauri lo quiero mucho, mucho, mucho”.

Así, diferente, distendidos, como si se tratara de una reunión de amigos, Mauricio Macri y Juliana Awada celebraron su boda en la estancia La Carlota, a 40 kilómetros del centro de Tandil. Más de 300 invitados fueron testigos de una fiesta que, según afirma el jefe de Gobierno, fue enteramente planificada por la novia. “Ella se encargó de todos los detalles. Y como yo soy un pollerudo, hice todo lo que me dijo. Me sedujo tanto que consiguió lo que nunca imaginé en mi vida: volver a casarme. Dicen que la tercera es la definitiva, ¿no? Bueno, espero que así sea”, soltó Mauricio. Y antes del comienzo de una boda en un lugar de ensueño, sostuvo para quien quiera oírlo: “Quiero volver a ser padre y que este amor dure para toda la vida”.

EMPIEZA LA FIESTA. A las ocho de la noche del sábado 22, la mayoría de los 320 invitados ya estaba en el lugar. El primero en llegar fue el diputado nacional Federico Pinedo, quien aseguró: “La veo a Juliana como primera dama”. Detrás de él, la caravana de políticos la completaron Ramón Puerta, Francisco de Narváez y todo el Gabinete porteño. Pero también estuvieron presentes muchas celebrities. Valeria Mazza y su esposo, Alejandro Gravier, Guillermo Coppola y Miguel del Sel. Faltaron, con aviso, Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand.

Al ingresar, luego de una breve recepción, los invitados se ubicaron en el parque de cedros donde el actor y amigo de Mauricio, Martín Seefeld, y José Torello, jefe de asesores del Gobierno de la Ciudad, llevaron adelante una ceremonia como si fueran dos párrocos de la zona. “Bueno... Ya cumplí con la promesa que le hice a Mauricio. Ahora es el turno de que Juliana diga unas palabras”, dijo Martín al final, y le dejó el micrófono a la novia. Lo único que pidió fue que su marido se arrodillara. Ahí volvió a conmoverlo. “Encontré al hombre que todas las mañanas, cuando abro los ojos, me demuestra que el amor existe”, expresó la empresaria textil, y se robó el aplauso de todos.

ASADO AL PIE DE LA SIERRA. Juliana estuvo en todos los detalles. Fue la encargada de seleccionar qué iba a incluir cada parrillada que se sirvió en las mesas: salchicha, molleja, provoleta, chorizo, morcilla, vacío, lomo y bife de chorizo. También probó cada una de las 12 ensaladas (única opción para los “veggies”) y eligió los postres que tuvieron sus toques regionales: torta Rogel, tarta de chocolate, de manzana y de pera, y cremas heladas.

En esa estancia, propiedad de su tío Jorge Blanco Villegas, Mauricio compartió grandes momentos con su abuela materna, Argentina Cinque de Blanco Villegas. “Nací en Tandil, pero me fui de chico. Igual, esperaba que llegue el verano para venir hasta acá y disfrutar de este lugar, que es un paraíso”, reveló Macri en medio de la impresionante carpa enclavada en medio del campo. Organizada por la wedding planner Bárbara Diez (esposa del jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta), la boda del año fue ambientada exclusivamente en blanco, con elementos de déco minimalistas y arreglos florales ultra chic. Todas las sillas de La Carlota, de estilo Tifanny, fueron especialmente retapizadas para que hicieran juego con la mantelería y la vajilla.

SOY EL CANTANTE. “Agradezco a todos los amigos por estar acá y por haber colaborado con la Fundación María de los Angeles. Gracias por venir y espero que disfruten del show”, dijo Mauricio antes de que se inaugurara la mesa de dulces. Es que los novios, en lugar de regalos, pidieron que los invitados hicieran donaciones a la ONG de Susana Trimarco, que lucha contra la trata de personas. Acto seguido, Mauri entonó Something, de The Beatles, y luego irrumpió vestido de Freddie Mercury para cantar We will rock you. Ahí sufrió el único blooper de la noche: se tragó un pedazo del bigote postizo, comenzó a toser y tuvo que ser asistido por un médico. Nada grave. Luego, la fiesta continuó al ritmo de la música disco y un poco de cumbia, para que todos pudieran bailar con la corbata en la frente hasta las seis de la mañana.

Fue cuando la pareja tomó las maletas, se subió al avión y partió rumbo a Ezeiza para comenzar una honey moon que, confió algún indiscreto invitado, habría tenido su primera escala en Colombia y una segunda por México. Según otros, el viaje tendría un destino más exótico: Beirut, Líbano, donde Juliana tiene familiares que nunca visitó. Pero antes, un novio feliz dejó en la despedida una fuerte expresión de deseos: “Ojalá cuando volvamos esté embarazada. Tengo ganas de ser padre otra vez”.

Mauricio y Juliana, felices, comparten uno de los momentos más emotivos: cuando se aceptaron como marido y mujer.

Mauricio y Juliana, felices, comparten uno de los momentos más emotivos: cuando se aceptaron como marido y mujer.

Al final de la ceremonia, la novia aceptó decir unas palabras, a cambio de que su esposo la escuchara arrodillado.

Al final de la ceremonia, la novia aceptó decir unas palabras, a cambio de que su esposo la escuchara arrodillado.

El jefe de Gobierno porteño se disfrazó de Freddie Mercury para dedicarle un tema de Queen a su esposa. Para eso usó la misma capa roja con piel blanca en el ruedo que usaba su ídolo y... ¡bigote postizo! Juliana disfrutó, súper divertida.

El jefe de Gobierno porteño se disfrazó de Freddie Mercury para dedicarle un tema de Queen a su esposa. Para eso usó la misma capa roja con piel blanca en el ruedo que usaba su ídolo y... ¡bigote postizo! Juliana disfrutó, súper divertida.

Monísima, Juliana deslumbró a todos. Lució un vestido de raso y encaje, peep toes en raso italiano color champagne de Perugia y un peinado de Otto Betge. Recogido bajo y elegante, rematado con trenzas bien finitas, infinidad de invisibles y hebillas de pedrería de Celedonio.

Monísima, Juliana deslumbró a todos. Lució un vestido de raso y encaje, peep toes en raso italiano color champagne de Perugia y un peinado de Otto Betge. Recogido bajo y elegante, rematado con trenzas bien finitas, infinidad de invisibles y hebillas de pedrería de Celedonio.

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