Nadie lo recuerda. Uno pregunta y repregunta a las decenas y decenas de periodistas argentinos que invaden la sala donde se aguarda la conferencia de prensa del director técnico Alejandro Sabella y el crack Lionel Messi... y nadie lo recuerda. Uno consulta y vuelve a consultar en el exterior del zigzagueante pasillo que conducirá –sí o sí, por disposición de la Federación Internacional del Fútbol Asociado– a los 23 muchachos del Seleccionado por la zona mixta... y nadie lo recuerda. Entonces es cuando la libreta en blanco del periodista, vaya paradoja, desnuda aquella información requerida. Desde la última época de Diego Maradona como jugador (Mundial Estados Unidos ’94), ningún futbolista del país se había ganado la distinción que la Pulga logró durante la entrada en calor, la salida competitiva, el trascurrir y el cierre de Argentina versus Bosnia-Herzegovina. Desde las tribunas del Maracaná bajaba el canto: “Vení, vení/ cantá conmigo/ que un amigo vas a encontrar/ que de la mano/ de Leo Messi/ todos la vuelta vamos a dar”. Que nuestro público, su público, lo erigiera líder de la nueva y soñada gesta mundialista.
“Era importante empezar la Copa con los tres puntos. Mejoramos en el segundo tiempo, cuando tuvimos más la pelota, porque en el inicial se la habíamos dado a ellos”, admite el 10, adelantándose por el sector habilitado a los medios escritos y radiales, previo al de las entrevistas televisivas. “En cuanto a mi gol, fue especial por cómo venía la cosa, ya que no teníamos asegurado el resultado. Estamos tranquilos, y seguimos con tranquilidad, en busca del gran sueño. ¿Si me asombró el número de argentinos en el Maracaná? Lo esperaba. Seguro la cantidad de hinchas va a seguir así en los próximos desafíos”, redondea caminando firme, encarando el último recodo, firmando un autógrafo (al muchacho que le alcanza la camiseta albiceleste se le cae el capuchón de su fibrón negro indeleble y Leo lo recoge del piso), y deteniéndose ante el presente que pretende obsequiarle GENTE.
–Lionel, queremos regalarle un pin con la bandera argentina por cada partido que dejemos atrás. Tome el primero.
Entonces, el mejor de los mejores levanta la vista, sonríe, lo posa en su palma izquierda y responde:
–¡Buenísimo! Muchas gracias.
Así definió y así gritó Lionel el segundo gol, a los 65 minutos. Desde Alemania 2006 no convertía. “Fue especial, por cómo venía el partido”, expresó.
La formación durante el Himno Nacional. Impactó cómo lo corearon nuestros hinchas.
El gol de Lionel, festejado con sus compañeros en el Maracaná a full.
