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Puras curvas, pura diosa

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Tiene todo lo que hay que tener para ser sexy, codiciada y mujer bomba, pero es su simpatía lo que aparece primero. Se ríe fácil y suaviza cualquier conversación con sus giros venezolanos. Catherine Fulop, a los 38 años, ingresa en el esplendor. Sigue casada y feliz con Ova Sabatini después de superar una crisis. Es mad raza de Oriana y Tiziana. Se prepara para ser madre una vez más y este año hará tres programas de televisión. Continuará con Rebelde Way en Canal 9 y una vez por semana sumará uno de entretenimientos, El tiempo es dinero, en el mismo canal. En Fox Sports, cada día, dicta cátedra de gym. También se preocupa por la dura realidad que viven Venezuela y nuestro país y habla apasionada de todo lo que ocurre. En medio de todo el trajín de un año que empieza con agenda completa, habló con GENTE.

-Este año la vamos a ver en la tele hasta cocinando.
-(Se ríe a carcajadas). No entiendo cómo todavía no me llamaron para un programa de cocina, y eso que puedo enseñar a preparar comida venezolana.

-Se vende bien, usted. Ese es un buen anuncio… Hábleme de sus vacaciones.
-Muy importantes para mí. No solo me reencontré con mi familia, pude participar de un momento histórico de mi país. Venezuela está viviendo bajo un régimen muy autoritario. Los pobres son cada día más y la gente está desolada, entristecida. Estoy muy enojada con la prensa internacional.

-¿Por qué?
-Porque no cuentan que los únicos que acompañan a Chávez son los militares porque les paga bien, y en esta última marcha a su favor había micros que llegaban desde Colombia, venían de todas partes del país a Caracas, pagados. ¿Por qué no investigan de dónde sale la gente que lleva a sus marchas si el 80 por ciento ya no lo acompaña? La oposición, que no busca la violencia, encuentra todo tipo de escollos. Cuando hace una marcha, Chávez cita a una concentración en el mismo lugar para que tiren gases. Está totalmente solo y quiere dejar el país en la ruina para levantarlo unilateralmente y quedar como si fuera un grande.

-¿Siempre estuvo tan interesada en las cuestiones políticas de su país?
-Nunca.

-¿Y ahora qué pasó?
-Nos pasó a todos los venezolanos. Fue muy emocionante ver cómo mi pueblo despertó. Vivirlo personalmente es tan distinto de seguir los problemas por la tele o por los diarios. Fue increíble ver a mis amigos y mis ex compañeros de trabajo todos hablando de lo que ocurría, tan involucrados con sus problemas. No podemos creer que a los venezolanos nos haya pasado esto.

-Es ciudadana de dos países que están complicados económicamente y en cambios.
-Los dos. Yo soy de las que se quejan, pero si tengo que hacer un cacerolazo, voy. Lo hice en Mar del Plata por el corralito. Si hay que marchar al obelisco, lo hago. Cuando los actores protestaban porque no tenían ficción yo estuve con ellos manifestando.

-¿Esto es la madurez?
-Por un lado, sí, y también quiero dejarles un país mejor a mis hijas. Pretendo que vayan a Venezuela y encuentren que es un país libre y no que vean a mi gente pasándola mal. Es tan triste ver que tu familia está cada vez más pobre cuando era dueña de una compañía próspera.

-¿Qué empresa tiene su padre?
-Es cauchero. Se ocupa de todo lo que tiene que ver con la gomería. Cada vez puede pagar menos a sus empleados. No hay efectivo, la gente no tiene ningún poder adquisitivo.

-¿Hace unos días hizo una broma o su actual marido va a trabajar con su ex? (El venezolano Fernando Carrillo).
-Sí, van a trabajar juntos.

-Va a parecer Doña Flor y sus dos maridos…
-(Se ríe). Ova tomó la decisión porque le pareció bien. Lo contrata una compañía de afuera que venderá la tira internacionalmente. Para su carrera es muy importante. Le pagan mucho, se produce y se graba en la Argentina. Está todo bien.

-Y la pareja, ¿cómo anda?
-Bien, por suerte. Ovita es divino. Después de la crisis, estamos muy tranquilos. Aprendimos a respetar nuestros mundos. Tenemos buenos momentos de encuentro entre nosotros cuando estamos en casa. Muy importantes. También los buscamos, porque a veces, en la casa, es muy difícil para una pareja estar en paz.

-Entonces viene de receta para superar crisis.
-Creo que cuando la falta de tiempo no favorece el encuentro, hay que buscarlo. Este es un trabajo de todos los días. No se trata sólo de ponerse divinos para ir a cenar una noche. A veces uno se queda y hay que parar y decir: "No nos estamos viendo a solas, no estamos hablando".

-¿Qué fue lo mejor que aprendieron?
-A respetar espacios y libertades. Uno se queda donde se siente libre. Algunas veces él sentirá que no está tan bien conmigo o yo con él, pero eso le pasa a todo el mundo. En este momento estamos muy bien y tranquilos.

-¿Hizo terapia para superar la crisis?
-Hicimos los dos, y yo, sola, un año. Después dejé por el trabajo. Todo el 2002 estuve deseando hacerla, pero una novela te limita mucho. Además, con lo del corralito y el corralón no podía disponer de la plata y es muy costoso. Entre las cosas personales que me tengo que hacer y la sicóloga que me trata la cabeza, se me iba una fortuna. De todas maneras, es una prioridad. En algún momento del 2003 voy a retomar. El año pasado viví mucha tensión.

-La mudanza al country habrá aliviado bastante.
-Irnos a un lugar seguro fue maravilloso. Cuando me relajé con ese tema, encaré otro muy importante para mí, que es mi maternidad. Quiero ser una buena madre ante todo.

-¿Y qué hizo?
-A fin de año hicimos una orientación de padres. A mí lo que más me enloquece es no estar en casa con las nenas. Fue una terapia dirigida a cómo tratar a las chicas. Cuando estás tan ausente, los hijos se te van de las manos. A veces les veo cara de enojo y yo creo que es contra mí.

-¿Van a tener más chicos?
-Sí, claro. Quiero dos más. Lo que pasa es que ahorita estoy aprovechando lo que sucede con mi carrera, porque no sé cuánto me puede durar. Este es un año-carrera. Yo pensaba encargar un hijo este mismo año. Cumplo 38 en marzo y no es lo ideal esperar más, aunque cuidándome como me cuido no habrá problemas.

-¿Y cómo se cuida?
-Soy supernatural. No tomo ni una aspirina. Y mis hijas tampoco. Yo hacía homeopatía... pero dejé porque mi médico, que era buenísimo, se metió en una montaña a meditar. Igual, tengo un pediatra para casos muy extremos. Oriana tomó antibibióticos una sola vez. Tiziana también, y fue porque tuvo una bronqueolitis. Cuando les da fiebre se la bancan hasta que se les pasa. Se las bajo con pañitos fríos, con vinagre o las meto en la bañera, como hacía mi abuela. Creo que salen más fortalecidas. Son chicas muy sanas, y mientras estuve embarazada me cuidé mucho. No tengo nada en contra de los medicamentos y les daría si tuvieran una enfermedad, pero trato de que el cuerpo se defienda solo.

-¿Y cómo mantiene su figura?
-Hago gimnasia. Durante mucho tiempo me dejé estar porque mi cuerpo estaba todo bien. Después que tuve a las nenas, a los 33 o 34 años, me llamaron para hacer televisión, iba a estar muy expuesta, me miré en el espejo y me dije: "Qué me pasó". Tenía la cola enorme, con celulitis. Me dio un ataque. No podía seguir así. Hice ejercicios a morir y empecé a comer sano. Practiqué yoga para calmar la ansiedad que me hacía tragar todo lo que encontraba. Igual me sigue pasando. Como chocolates con placer, me gusta comer de todo. Pero controlo.

-¿Operaciones?
-Las lolas, nada más. En la cara, un poquito de botox por aquí y otro poquito de colágeno por allá, para levantar lo caído, pero nada drástico... por ahora. Que quede claro, por ahora.

por Teresa Ferrari
fotos: Santiago Turienzo. Asistente: Gustavo Sancrica
producción: Gabriela Díaz
peinó: Diego para Barcelona Group. Maquilló: Vanesa Autino para Maby Autino. Agradecimientos: Mai Casal, Getien, Wake Beach Parador escuela en el Delta y a la familia Aristi de Isla Victoria

Catherine tiene una figura impecable que mantiene con pocos secretos: gimnasia y comida sana. Este año la tele la tendrá como protagonista a full.

Catherine tiene una figura impecable que mantiene con pocos secretos: gimnasia y comida sana. Este año la tele la tendrá como protagonista a full.

Ovita es divino. Después de la crisis, estamos muy tranquilos. Aprendimos a respetar nuestros mundos. Tenemos maravillosos momentos de encuentro cuando estamos solos".
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"Ovita es divino. Después de la crisis, estamos muy tranquilos. Aprendimos a respetar nuestros mundos. Tenemos maravillosos momentos de encuentro cuando estamos solos".

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