«Por culpa de la anorexia dejé de gustarles a los hombres» – GENTE Online
 

"Por culpa de la anorexia dejé de gustarles a los hombres"

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Dos cortados y una medialuna. Es lunes 18 de febrero -nublado lunes 18 de febrero- a las 11:34 AM, y mientras algunos informativos afirman que Jimena Lara Cyrulnik (26 desde el 8 de noviembre) está internada por anorexia en una conocidísima clínica porteña, Jimena Lara Cyrulni k (porteña de cuna) está tomando un café con GENTE en un bar de la avenida Santa Fe y Gallo. Aunque en realidad, son dos, Jimena Lara Cyrulnik (descendiente de polacos) y su inseparable marca registrada, la sonrisa (bella arma de conquista). "Mi única aliada de siempre. Nunca me falló. Estuvo y está en los mejores y en los peores momentos", sonríe, claro.

-¿Y por cuál de ellos transita ahora?
-De los primeros. El camino negro dolor se transformó en verde esperanza -vuelve a sonreír y observa de reojo el libro que acaba de posar sobre la mesita de algarrobo, Amarse con los ojos abiertos, de Jorge Bucay y Silvia Salinas.

-Sonríe y sonríe, Jimena; sin embargo lo suyo no fue ni es chiste. Quizás exista un error sobre lo de la internación pero seguro que no respecto de la anorexia.
-Ningún chiste. Hace cuatro meses toqué fondo, fondo en serio. Se me venían juntando montones de situaciones. No quiero personalizar al detalle, porque me refiero a situaciones personales que prefiero guardar en la intimidad. Lo cierto es que me atreví a pisar la balanza y ¡tuc!, la balanza marcó 39 kilos. Yo la venía esquivando, ¿viste? Hasta que no di más, decidí subirme, tomar conciencia de mi enfermedad y tratar de superarla.

-Tomar conciencia suena a que hubo un hecho puntual para adoptar semejante decisión.
-Varios, en general, y uno, en particular. Mamá se enteró por unas conocidas que dos admiradoras mías habían tenido que internarse. Al intentar parecérseme en lo físico, bajaron demasiados kilos. Eso me asustó. Respiré hondo y decidí: "Basta de mentirme".

-¿Mentirse?
-Mentirme. Era una adicción. Sabía que me pasaba algo, pero no sabía qué. Mi entorno solía aconsejarme, como se le aconseja a una nenita: "Tenés que alimentarte mejor". ¡Y yo transito los veintipico de edad, eh! Me autoboicoteaba a full. Literalmente, no podía comer. Se me cerró el estómago. En realidad, el candado del estómago lo tenía en la cabeza, que no me permitía ingerir lo necesario. Sufría mareos. Comencé a achicarme, bajaron los talles. No sabés…

-Compáreme tal cuerpo con el impresionante póster de las casas de ropa interior donde usted aparece casi como Eva, con cautivantes curvas y apenas un par de aguafiestas tiritas cubriéndola.

-Selu, lo decís por el de la marca Selu. La Jimena de 120 días atrás no se parecía a aquella Jimena de Selu. Más huesos que cucha de perro. Menos curvas que la ruta 40 (sonríe). Dejé de gustarles a los hombres. Claro, me veían en fotografías y en la televisión y, de repente, al encontrarme cara a cara, mandaban: "Che, vos sos más flaca que un palo de escoba". Si un pibe hubiera intentado agarrarme, no tenía de dónde (sigue sonriendo).

-Epa. ¿Por eso se terminó peleando con su novio desde hace seis años, Nicolás Cuño?
-No justamente. Preferiría evitar el tema (respira). Lo que quería decir es que el estilo que la mujer busca lucir es el que no les interesa ver a los tipos. Delgadísimo, esquelético. Las minas somos medio locas. Y nos equivocamos. ¿A qué caballero no lo cautivan las redondeces? ¿Vos qué opinás?

-¿Dónde firmamos el acuerdo de defensa a las curvas, contracurvas y rotondas?, opino.
-Yo ahora también lo comprendí. Antes, no.

-Acérquenos un ejemplo. ¿En qué lo notaba?
-Quizás antes me sentaba a una mesa al lado de alguna chica normal, con dos o tres kilos excedida, y pensaba al mismo tiempo que la escuchaba hacer chistes: "¡¿Cómo puede divertirse con ese peso de más?!". Error garrafal. "¿Y por qué no?", me pregunto ahora. Por dentro, admito, envidiaba cómo disfrutaba su vida más allá de las miradas ajenas. Sucede que yo estaba el día entero tan obsesionada, tan ciega, tan cerrada con mi lomo, que no me concentraba en ninguna otra cosa. Desde que me calcé las pilas, aprendí y sigo aprendiendo que un kilo de más puede ser saludable. Por lo pronto, ya aumenté seis o siete. Rozo mi peso ideal, 45, 46.

-¿Qué opina del resto de sus medidas?
-La verdad, ni me interesa saber en cuántos centímetros quedaron. Lo que me interesa saber es que si se me antoja disfrutar de un helado de chocolate, allá voy, sin culpas. Lo mismo, una milanesa con papas fritas. Reactivé el perdido ejercicio mental de disfrutar la comida. A veces me reto: "Las exquisiteces que te perdiste". A veces me disculpo: "Llegó la hora de recuperar el tiempo perdido". Por eso me fui de vacaciones una semana a Miami, combinando descanso y un poco de rock and roll. Por eso me acabo de mudar del departamento de Belgrano a unos lofts en Colegiales. Por eso ando sola de amores.

-Suena a vida nueva.
-Quizás, en cierta manera. La clave, lo entendí, es dejar de echar culpas y admitir lo que padecía. Una vez que resolví tratarme la enfermedad, me derivaron a médicos, psicólogos, nutricionistas. La contención de mi gente (ensaya su típica sonrisa), el seguimiento de mamá Betty, de mis hermanos Sebastián, Solana y Federico, de mi prima Judith y de mis amigas Karen, Marina P., Marina F., Cynthia, Cherise, Vanesa, Pani, para que no me entregue y la luche, resultaron y resultan fundamentales. Sin ellos se me complicaba una bocha.

-¿Cuán bocha?
-Uffff, cuesta arriba. Brava enfermedad. El primer paso es negarla. No voy a declarar que sentí morirme, intenté suicidarme o no paraba de llorar, pero sí entré en un agujero feo. Y en el agujero caen adolescentes, secretarias, modelos, odontólogas, actrices, chicos, muchachos, maestros, empresarios, etcétera. Ni te imaginás la cantidad de personas que la sufren. Me motiva a hablar y enfrentarla. Quiero pedirles a los padres que observen bien a sus hijos y que ante la duda, consulten a especialistas. Es una enfermedad gravísima a la que debemos superar sin temor. Yo le estoy ganando. Volví a nacer.

-Cyrulnik versus Cyrulnik, parafraseando su programa.
-Exacto. Y la guerra continúa. En este momento mi salud mental encabeza la escala de valores, sobre el cuerpo y el peso, que pasaron a segundo plano. No me importan dos, tres, cuatro kilos de más. Si bien, admito, la pelea contra ella continúa.

-Todavía le cuesta nombrarla a ella. No lo hizo en toda la nota.
-Anorexia crónica, anorexia crónica, anorexia crónica… Y vos terminá esa medialuna de una vez porque te la robo -cierra, con su fiel sonrisa.

por Leonardo Ibáñez
foto de tapa y fotos: Jorge Luengo
producción: Gabriela Diaz
peinó: Cynthia Pistarini, para SC Management, con productos Sebastian
Agradecemos a Fabián Medina Flores, Reserva Ecológica porteña, Class Life y Aristocracia

Co-animadora de tevé con Tommy Dunster, cara y cuerpo de varias marcas (<i>Brodery, Seúl</I> y <i>Todo Moda</I>, entre otras), Jimena proyecta regresar al aire, en abril, para la quinta temporada de <I>Versus</I>, con la cabeza puesta en mi salud y no en mi cuerpo", promete.">

Co-animadora de tevé con Tommy Dunster, cara y cuerpo de varias marcas (Brodery, Seúl y Todo Moda, entre otras), Jimena proyecta regresar al aire, en abril, para la quinta temporada de Versus, "con la cabeza puesta en mi salud y no en mi cuerpo", promete.

Literalmente, no podía comer. Se me cerro el estomago. En realidad, el candado del estómago lo tenia en la cabeza, que no me permitía ingerir lo necesario. Sufría mareos. Comencé a achicarme, bajaron los talles. No sabés…"">

"Literalmente, no podía comer. Se me cerro el estomago. En realidad, el candado del estómago lo tenia en la cabeza, que no me permitía ingerir lo necesario. Sufría mareos. Comencé a achicarme, bajaron los talles. No sabés…"

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