Es una chica seria. Casi demasiado para sus 20 años recién cumplidos el 8 de marzo. Cuando habla de su carrera, Yésica Toscanini parece una mujer, y muy responsable, palabra que repite constantemente. “La clon de Cindy Crawford”, como la bautizaron en el norte, acaba de llegar de Nueva York con éxito asegurado, después de ser parte del Swimsuit Issue de Sports Illustrated, una de las revistas más importantes del mundo.
Un privilegio que entre las argentinas sólo tuvieron Valeria Mazza, Luján Fernández y Yamila Díaz Rahi. Pero hoy ni tiempo de descansar un minuto tiene, porque la chica está con las valijas listas para partir rumbo a la Gran Manzana otra vez. Curioso periplo el de Yésica, que de su casa natal en Ituzaingó –la menor de cinco hermanos, hija de Beatriz, cosmiatra, y Edgardo, ingeniero, que viven en Santa Clara del Mar–, hoy triunfa en los Estados Unidos.
–¿Le cambió la vida después de la producción de Sports Illustrated?
–Para cualquier modelo, ése es un paso muy grande. Es como haber tocado el cielo con las manos. Igual, me faltan muchas cosas más por hacer. Fue una experiencia lindísima, pero nunca me hubiera imaginado que iba a ser para tanto. Pancho Dotto me había avisado, pero no le creí. Me pareció que exageraba, pero tuvo razón. A partir de esas fotos que aparecieron en febrero, en los castings, ni siquiera necesitaban mirar mi book. Ya sabían que era la chica de Sports Illustrated.
–¿Y piensa instalarse en Nueva York?
–No creo que lo aguante... Me gusta mucho viajar, pero necesito a mis amigos, a mi familia. Necesito compartir mis logros con ellos, si no, no vale la pena.
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Y la pregunta es obvia. ¿Esta chica no quiere divertirse, ir a bailar como las de su edad, no hacer nada? Rara avis en el mundo del glamour y la belleza. Pero todo lo que dice no parece impostado. Irradia seguridad, como si tuviera 40 años.
–¿No tiene ganas de cargar con menos responsabilidades?
–No, ya estoy acostumbrada y me gusta lo que hago. Trabajo desde los 15 años, aunque a veces es difícil mantener la balanza, disfrutar de mi edad. Yo soy muy responsable con mi trabajo y me gusta mantener el equilibrio.
–Bueno, entonces se instala en Nueva York. ¿Cómo van a ser esos días?
–Lo bueno es que viaja conmigo Flor Gómez Córdoba y tenemos planes para cuando no trabajemos. Cuando fui por primera vez, no la pasé bien allá. No me gustan las grandes ciudades, prefiero el aire libre, los espacios verdes. Pero ahora mi departamento queda frente al Central Park y voy a aprovecharlo. Además, esta vez quiero conocer el MoMA, el Guggenheim, todos los museos. Ahora le encontré su encanto a esa ciudad.
–¿Y el típico shopping?
–Ay, no soy para nada de shopping. No me divierte. Me compro lo indispensable, no me tiento.
–¡Pero usted es imposible! ¿Nada de consumo?
–Me muero de aburrimiento cuando voy de compras. Prefiero sentarme en el banco de una plaza a leer.
–Pero se le deben sentar cantidad de candidatos para ayudarla con la lectura.
–No me gustan para nada los americanos. Estuve de novia mucho tiempo, pero ahora estoy sola. Conocí muchos modelos de los Estados Unidos y son bastante infantiles, se ríen de cualquier pavada. Como los hombres argentinos no hay. El espíritu que tienen, la soltura, la confianza en sí mismos, es única. Se los identifica fácilmente. Igual, prefiero en este momento mantenerme soltera. Es más fácil no tener novio.
–Yo siempre dije que los novios arruinan las carreras de las modelos.
–Ay, no seas mala. Pero sí, el tema de los viajes se hace muy difícil. Yo lo extrañaba demasiado y ahora estoy encantada con mi proyección en el exterior.
–Me contaron que hace unos años, un cliente quiso que usted fuera la imagen de su marca, y ahora sus hijos cumplieron su sueño.
–Hace tres años, un empresario italiano, dueño de una importante marca de jeans, quiso contratarme y no hubo acuerdo. El año pasado, pobre, se murió, y sus hijos quisieron que el deseo de su padre se cumpliera, y me contrataron. Pero mucho no puedo contar por ahora. Ya van a ver las fotos…
–Está más cerca de una novela rosa que de la competencia de mercado.
–¡Sí, parece una historia de amor!
–Después de cinco años de carrera, ya es casi una veterana de la moda.
–¡No me deprimas! Pero sí, cuido mi carrera y ahora quiero proyectarla a los Estados Unidos y Europa.
–¿Y qué no estaría dispuesta a hacer?
–No digo “nunca”, porque una nunca sabe. Pero por ahora me parece que no haría desnudos. No es con lo que me identifico. No creo que sean necesarios. Tampoco me interesa demasiado la actuación. Quiero concentrarme en el modelaje.
–¿La belleza le abrió puertas o se las cerró?
–No, a mí me abrió puertas. Si no hubiera sido por la belleza, no hubiera conocido este mundo. Para mí, fue una oportunidad enorme que supe aprovechar.
–Es una privilegiada entonces.
–Sí, es un privilegio y además una responsabilidad. Esto es un trabajo, no es un chiste o un juego, y hay que tomárselo así. Ser modelo es una cosa seria.
Yésica tiene las piernas más admiradas de la pasarela, después de las de Dolores Barreiro. Triunfa en Nueva York, ciudad a la que está a punto de volver, aunque reconoce que extraña mucho a su familia y sus amigos.
“Por ahora, me parece que no haría desnudos. No es con lo que me identifico. No creo que sean necesarios”
“Trabajo desde los 15 años, aunque a veces, es difícil mantener la balanza, disfrutar de mi edad”
