La alcurnia más fina del fútbol conquista Europa en el Principado de Mónaco. Es que con apenas un año y medio de vida, Benjamín Agüero Maradona –hijo del Kun, nieto de Dios y bisnieto de Don Diego– volvió a ver a su padre consagrarse en lo más alto del podio. Esta vez, en el refinado Estadio Louis II de Montecarlo, donde el “Aleti” de papá derrotó por 2 a 0 al todopoderoso Inter de Milán de Diego Milito, Zanetti, Cambiasso y Cía. Con este trofeo –el segundo en tres meses– el hijo de Gianinna atesora dos vueltas olímpicas internacionales: el primero, la Europa League –ex Copa UEFA– y el segundo, la reciente Supercopa de Europa, donde se enfrentan los dos máximos ganadores de la temporada europea.
Su papá, autor del segundo gol del certamen, sacó pecho y aseguró: “Ahora puedo decir que el Atlético de Madrid es el mejor equipo del continente. Si bien era importante marcar porque era una final, yo siempre hago mi juego y trato de poner lo mejor para el equipo”. Y así fue. Los dirigidos por Quique Sánchez Flores detuvieron al único once del universo que supo vencer al gran Barcelona de Lio Messi.
“Tenemos un gran equipo y nos merecemos esto”, agregó el crack nacido en los potreros de Avellaneda mientras saludaba a los 18 mil espectadores que alentaron desde las gradas de Mónaco. Entretanto, su hijo sonreía desde sus brazos para las cámaras. ¡Como para no hacerlo! El joven privilegiado no sólo pisó una cancha de fútbol cuando todavía no sabía usar las piernas –tenía diez días de vida cuando lo presentaron en el Vicente Calderón–, sino que también paseó por muchos otros estadios, entonó “¡campeones...!” junto a la hinchada colchonera, e incluso visitó la intimidad de la concentración mundialista. Innegable: Benja trajo un pan y varios campeonatos bajo el brazo.
Agüero y Benjamín dan una nueva vuelta olímpica. En mayo la habían dado en Hamburgo, al ganar la Copa UEFA. Y ahora alzaron la Supercopa en Montecarlo.
Benja trajo un pan y varios campeonatos bajo el brazo.
