“Otro hijo sería un broche de oro, pero ¡muero por ser abuela!” – GENTE Online
 

“Otro hijo sería un broche de oro, pero ¡muero por ser abuela!”

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Araceli González (43) no necesita producción. Pertenece a ese selecto grupo de mujeres que siempre llaman la atención. En jeans y remera blanca, y a cara lavada, su belleza es casi tan imponente como cuando seduce a la cámara vestida apenas con un body y un saco de hombre, sobre los tacos más vertiginosos y con aires de dandy sexy.

Pero su belleza no es intimidante; es abierta, llana, no posa de diva: porque es perfecta al natural. Y además está pasando por un gran momento: en pareja desde hace tres años con el actor Fabián Mazzei (44), viendo crecer a sus hijos Florencia Torrente (22) y Tomás Kizner (12), y a punto de estrenar en la cartelera porteña –el 13 de abril– Cuando Harry conoció a Sally, uno de los grandes éxitos de la temporada teatral marplatense, cuarta en boleterías detrás de imbatibles como Carmen Barbieri o Midachi, según apunta su manager, Javier Furgang. Por primera vez, dice, logró equilibrar el amor, la familia y el trabajo.
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–En la producción que hiciste para GENTE jugás a explotar tu lado masculino. En la vida real también parecés una mujer “con los pantalones bien puestos”, sensible y sensual, pero también muy fuerte, capaz de bancársela sola.
–Creo que tiene que ver con una actitud en la vida: soy de ir para adelante, de salir a pelear, sobre todo si tocan a mis afectos. En eso pongo una cosa más masculina quizás. Soy súper femenina, vulnerable, sensible, pero enfrento las cosas, voy al frente, que es una actitud típicamente varonil (aunque haya hombres que no lo hagan). Soy de tomar la iniciativa, y ojo que eso no significa que mis parejas sean menos hombres.

–¿En qué cosas tomás la iniciativa?
–En el trabajo, en la casa... No soy de quedarme, en ningún aspecto. Pero me gusta tener al lado a un hombre que sea bien hombre, en el mejor sentido.

–¿Y cómo es para vos un “hombre bien hombre”?
–El más interesante es el que además de tener un físico fuerte, es una persona protectora. Odio al típico macho argentino. Lo detesto. Me parece inseguro y poco masculino. Detesto al que quiere arrebatar a la mujer.

–Mazzei parece dar ese perfil que te gusta.
–Sí, es así, muy varonil, pero no por eso menos sensible. Creo que tiene que ver con la relación maravillosa que tiene con su madre. Las mujeres hemos tomado tantos compromisos que el hombre que no está bien parado puede desdibujarse.

–Durante muchos años estuviste en pareja con un hombre poderoso. ¿Cómo es volver a estar con alguien que necesita trabajar para vivir?
–Cuando busco una pareja no estoy buscando al poderoso. Soy autosuficiente. Creo en mi capacidad de generar trabajo. Hay hombres que seducen desde el poder, pero lo que a mí me seduce de un hombre es la sensibilidad, no que sean millonarios, ni nada por el estilo.

–De hecho, te enamoraste de Adrián Suar cuando no era poderoso.
–Tal cual. En ese momento yo lo elegí a él, a Adrián. Es maravilloso que haya trabajado y crecido tanto y le haya ido bien, pero nuestra relación no pasaba por ahí.

–Estás construyendo una casa nueva para mudarte con Fabián y con tu hijo Tomás. Parece muy simbólico, habla de cerrar una etapa, de comenzar otra...
–Sí, estoy construyendo otro escenario, que tiene que ver con mi vida actual. Hace seis años que vivo en mi casa, y esto tiene que ver con lo que planeo para mi vida hoy, que es un proyecto en común con Fabián. Porque el proyecto de tu casa es el de tu vida: lo que necesitás, lo que te gustaría tener.

–A la casa donde vivís ahora la decoraste siguiendo los principios del Feng Shui. ¿Con la nueva vas a hacer lo mismo?
–Con el Feng Shui no me funcionó demasiado... ¡así que esta vez pienso hacer todo lo contrario! (se ríe)

–Algo así como borrón y cuenta nueva...
–Sí. Voy a vender todos los muebles que vengo recolectando desde hace diez años. Es muy liberador, es como sacarse de encima una gran mochila. Yo modifiqué mi entorno, mi gente, disfruto de cosas mucho más sencillas, de estar con amigos, de tomar un rico vinito, de estar al aire libre, de cocinar... La cocina es nuestro lugar de reunión. Pasamos mucho tiempo ahí, comemos con los chicos, con amigos, hacemos el asado nosotros... Bah, los hace Fabián... Yo los hice durante mucho tiempo, ahora el asador es él.

–¿Entre los proyectos comunes está el de tener un hijo juntos?
–No descarto la posibilidad. En el estado en que estoy, un hijo sería un broche de oro. Pero no es una presión tampoco, ni lo que nos une a mí y a Fabián.

–¿Qué los une?
–Los desayunos, almuerzos y cenas compartidas. Dormir juntos, las siestas. Mi relación con Fabián es un fluir. No es que tengo que pensar “¿ahora qué hago para que él se divierta, así yo puedo hacer lo que quiero?”. Siento que él me elige con lo mejor de mí, pero también con lo malo.

–¿Y qué es lo malo de vos?
–Mi temperamento, que soy muy impulsiva. El sabe equilibrarme. Me quiere así como soy. Quizá otro no me soportaría o se aburriría conmigo, pero él me quiere por todo lo que soy, y a mí también me gusta todo de él.

–Hace poco escribiste en Facebook que no pensabas que te ibas a volver a enamorar así después de los 40.
–Es que yo nunca pensé que iba a volver a enamorarme así, no lo busqué. Cuando uno proyecta una vida y eso se frustra, se cae, es difícil volver a creer. Realmente me sorprendí. Este amor me relajó mucho. Los dos tenemos vida propia; no es que él viva sólo para mí. Pero puedo no hablar en diez horas y sé que está todo bien. Fabián hizo que me olvidara de lo que es estar todo el tiempo pendiente de si te quieren o no.

–¿Es el amor de tu vida?
–Hoy (enfatiza) es el amor de mi vida. Hoy es el hombre que elijo, con el que quiero estar y proyectar. Es la persona que, si no está, me muero. Cuando se es público, a veces parece que las decisiones de uno las tiene que aprobar todo el mundo. Pero los comentarios con que nos quisieron hacer daño nos unieron más.

–¿Cuáles comentarios?
–Los que se preguntaban si era o no para mí... Los comentarios básicos, las comparaciones. Y yo siento que estar con él es la mejor elección que hice.

–Tu mamá y tu abuela, por distintas razones, criaron a sus hijos solas. ¿Sentís que pudiste romper con ese destino?
–Sí, me desmarqué, elegí otra cosa. Vengo de una familia donde había un matriarcado muy fuerte. Mi abuela quedó viuda muy joven y eligió respetar a su marido difunto. A otras mujeres de mi familia las abandonaron.

–Pero vos en algún momento pensaste que te podía tocar un camino parecido.
–Yo escribo una especie de diario. A veces leo las cosas que escribía hace unos años, y la verdad es que no parecía que iba a tener un buen final; el dolor estaba muy latente. Este sería el momento para empezar de nuevo esa redacción, porque ahora sí tendría un final feliz. Pero escribo menos: vivo mi historia.

–En Cuando Harry conoció a Sally pasás por distintas etapas de la vida de tu personaje. ¿Cómo eras vos a los 20, a los 30...? ¿Cómo sos a los 40?
–Estoy en el momento justo para ese personaje, en la edad justa. Pasé por todo lo que le pasa a ella, sé de qué habla. Mis 20 fueron revolucionarios: cuando quedé embarazada de Flor era muy joven, muy inexperta. Tenía una sola meta, que era salir adelante, y trabajaba muchísimo. A los 30 me volví a casar y quedé embarazada de Tomás. Estaba muy comprometida con mi proyecto de familia, me importaba más que ninguna otra cosa.

–¿Y ahora?
–Lo que hice ahora fue equilibrar. Sigo siendo muy familiera, y también estoy volcada a mi trabajo.

–¿Tenés algún proyecto para televisión?
–Grabé un piloto el año pasado para Pampa y Doris Media, The Men’s Club. También me encantaría conducir un programa donde pueda hablar de distintos temas sociales, involucrarme, investigar. No descarto producir.

–En muchos aspectos, hoy ves las cosas de otra manera. ¿Con el paso de los años cambió también tu manera de seducir?
–La sensualidad de una mujer tiene que ver con cómo está parada en cada momento, es algo que se va modificando. Hoy seduzco siendo tal cual soy. No genero algo para seducir, no lo pienso. Interactúo, no trabajo sola.

–¿Siempre te llevaste bien con tu cuerpo? ¿No tuviste épocas de inseguridad?
–¡Claro que tuve! Pasé por distintas circunstancias. Después de tener hijos una se siente muy insegura con su cuerpo y se lo debe permitir. Total, con el tiempo y con un poco de esfuerzo, el cuerpo vuelve.

–¿Y cómo viviste el hecho de que Florencia siguiera tus pasos y comenzara una carrera pública, sabiendo que se iba a exponer desde otro lugar?
–Fue un proceso: cuando era chiquita me enternecía presentarla en las notas. Pero cuando quiso entrar en este mundo sentí dos cosas muy distintas. Por un lado, pensaba que si era su elección estaba bien; pero por otro no me encantaba la idea. Porque sé que está más expuesta, y a mí que no me toquen a mis afectos, porque salto a la yugular y me olvido que soy Araceli González. Y eso le genera a ella más presión. Creo que eso retrasó su proceso de darse cuenta de que quería ser actriz. Flor tiene además talento para el arte, la música, el canto, hace sus muestras de pintura...

–Flor se fue a vivir sola. ¿Va tener un lugar en tu nueva casa?
–Claro. Si viene, su lugar va a estar. Y después vendrán los nietos... ¡Muero por ser abuela! No quiero una casa de revista: quiero que se huela hogar, comida, tortas, que pueda estar desordenada. Amo a mi familia: cuando estoy sola, me muero.
Divina, posa con la misma belleza que la hizo triunfar como modelo hace dos décadas. Su imagen cotiza tanto o más que entonces. Desde mediados de , será la embajadora en la Argentina de Excellece Creme de L’Oreal Paris y le prestará su pelo a la nueva colección “Castaños de oro”.

Divina, posa con la misma belleza que la hizo triunfar como modelo hace dos décadas. Su imagen cotiza tanto o más que entonces. Desde mediados de , será la embajadora en la Argentina de Excellece Creme de L’Oreal Paris y le prestará su pelo a la nueva colección “Castaños de oro”.

“Soy súper femenina, vulnerable y sensible, pero voy al frente. Soy de tomar la iniciativa, aunque eso no significa que mis parejas sean menos hombres”

“Soy súper femenina, vulnerable y sensible, pero voy al frente. Soy de tomar la iniciativa, aunque eso no significa que mis parejas sean menos hombres”

“Este amor me relajó mucho.  Volví a creer. Fabián hizo que me olvidara de lo que es estar todo el tiempo pendiente  de si te quieren  o no”

“Este amor me relajó mucho. Volví a creer. Fabián hizo que me olvidara de lo que es estar todo el tiempo pendiente de si te quieren o no”

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