Ninguno. “Tan de manual es mi embarazo que no me interesa leer esos libros”, dice refiriéndose a los siete textos de instrucción maternal que apiló en su biblioteca, cerca del montículo de regalos de ajuar aún sin destino y lejos de cualquier proyección que supere la de preparar “un cuarto blanco”. Estas veintiocho semanas –“bendición de Dios al amor más grande que experimenté en la vida”– serán contadas con las certezas del minuto, sensatez desfachatada y el humor –“base y recurso”– que “desedulcora” la espera. En definitiva, fórmula patentada de quien superó el reality con su realidad. Pasen y lean. Paula Cháves (28) en una charla a merced de las hormonas.
LA QUE PROTEGE LA PAZ. Significado de Olivia, como llamará a su hija que nacería el 28 de agosto. “Que llegue y ordene este caos que siento”, bromea. “Desde el primer síntoma –y a pesar de cuatro tests obstinados– supe que sería una nena. Instinto...”, explica la futura señora de Pedro Alfonso (34). El mismo que alguna vez la obsesionó con pasear y arrullar a sus muñecas. “Todas se llamaban Juana, el nombre que siempre reservé para este momento. Pero ya conocemos a cinco. Isabela y Lola fueron finalistas hasta que Pepe dijo ‘¿por qué no Olivia?’”, cuenta. Y así, Pedro –víctima de un genio cambiante– se hace blanco de las respuestas.
–¿Cómo sobrevive el amor al humor?
–Uff... Estoy necesitando dosis extra de mimos y contención. Cuando Pepe se va de gira (con Viaje de locura) sufro mal. Mamá o mi hermano se instalan en casa o me voy a lo de mi abuela, en Lobos, para dormir con mis primas. Tener a Pedro en mi cama (aunque no le gusta que la toquen cuando duerme) me hace sentir en paz.
–Y no hablamos de celos.
–Ahora Pepe me cela más que nunca. Hace unos días me puse calzas y botas y la boca bien colorada para ir a un cumple. En el ascensor, Pedro me reprochó: “¿Qué necesidad de producirte tanto, si estás embarazada?”. ¡Sigo siendo una mujer! Ya tendría que saber que después de ser mamá voy a volver al caño (se ríe).
–Avatares de la convivencia...
–Un día podemos pasar horas tirados en el living jugando a las cartas y al siguiente estar en puntas opuestas de la casa moviendo la patita y pensando: “¿Cuándo se irá?”. .....................................................................................................
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Eso significa el nombre que Pedro sugirió para su hija que, según pronóstico médico, nacería el 28 de agosto. “Estoy pensando cómo diseñaré el momento en que nacerá mi hija”, cuenta sobre el método que descubrió a través de su puericultora.
“¿Ocio de embarazada? Ya busqué departamento (con otro cuarto y dependencias), encargué los muebles y embalé todo. Nos mudamos la semana próxima”, cuenta. Y entretanto, come. “Aumenté 17 kilos”, revela por lo bajo.
“Cuando recibimos la noticia del embarazo, Moro estuvo ofendido y rebelde. Ahora me abre paso y me trata con cuidado. El y su hija, Renata, me dan besos en la panza”
