«Nunca le fui infiel. El no me deseaba como mujer, me maltrataba» – GENTE Online
 

"Nunca le fui infiel. El no me deseaba como mujer, me maltrataba"

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El escándalo continuó. Y la guerra también: “Además del juicio por daños psicológicos y morales, le voy a iniciar a Carolina y su abogada una demanda penal por calumnias e injurias y por distribuir un expediente confidencial a la prensa. Quiero que terminen en la cárcel por haber cometido este grave delito. Respecto a lo que dijo ella en la semana, le respondo con una verdad: fue adúltera, y está comprobado. ¿Qué puede responder a esta realidad?”, volvió a la carga Martín Barrantes.

Pampita no se calló. Y continuó contestándole –con artillería pesada– a través del expediente que tramita el divorcio entre ambos: “Niego todos y cada uno de los hechos invocados por el actor en su libelo (presentación judicial). Y muy especialmente niego”, arremetió en la causa:
- Que yo haya sido la causante del quiebre matrimonial.
- Que la dicente haya incurrido en conductas ilícitas, inmorales y agraviantes hacia el accionante.
- Que la dicente haya aceptado en forma unilateral e incausada, la libre decisión de sustraerme a los deberes matrimoniales.
- Que en todos los casos, la unión de uno de los esposos con un tercero, convierta al esposo en único causante del desquicio matrimonial.
- Que la realidad del fracaso matrimonial importe para el actor, mortificación, agravio y dolor.
- Que la dicente haya publicitado intencionalmente amorío alguno.
- Que yo haya sido infiel al actor.
- Que yo haya ejecutado actos ofensivos e injuriosos contra la persona del actor.
- Que yo haya ejecutado actos ofensivos e injuriosos contra la institución matrimonial.
- Que yo haya sometido al actor a actos ultrajantes.
- Que haya sido yo quien hizo imposible la convivencia bajo el mismo techo: ésta se hizo imposible por las injurias que el actor me infligió.
- Que mi conducta haya provocado escándalo.
- Que el retiro físico del demandado del hogar conyugal haya tenido origen y causa ante relación adulterina alguna de la dicente.
- Niego que la dicente haya menoscabado la dignidad del actor.
- Niego que el actor tenga derecho a peticionar que se declare el divorcio vincular por mi exclusiva culpa.
- Desconozco la autenticidad de la totalidad de la documentación aportada por la parte actora, así como también niego la veracidad de los supuestos dichos que en tales supuestas publicaciones se me atribuye
”.

En su contraataque judicial, Pampita sigue relatando detalles más que íntimos de su relación con Barrantes: “Antes de casarnos, ya el clima no era bueno. Yo creí que se trataba de mí misma, que estaba nerviosa, que tenía mucho trabajo y que por eso no había buen diálogo con Martín. Me extrañaba de él el doble mensaje: para ambos, la fuente de nuestros ingresos, nuestro ‘negocio’, era la imagen, la apariencia, la publicidad. Martín también era modelo, se mostraba en traje de polista, y lo favorecían las notas periodísticas. Pero de pronto no quería que yo diera notas, que se publicitara nuestro matrimonio, nuestra fiesta de casamiento, no quería que yo hablara con el periodismo. Martín era muy contradictorio. No era cariñoso, no me deseaba, no trabajaba, no me acompañaba, eran demasiados los ‘no’ en una convivencia en la que se notaba que necesitaba dar la imagen de estar casado con una mujer famosa, por alguna razón que yo desconocía. Y comenzaron las discusiones. Ante terceros, la necesidad de mantener una imagen hacía que se mostrara diferente a lo que era nuestra intimidad. Con el pretexto de que no quería que la prensa avanzara sobre nosotros, mostrábamos una apariencia que estaba muy lejana al frío trato cotidiano. Traté de disimular, traté de engañarme a mí misma: yo quería estar casada, tener un esposo, por eso toleré todo este mal trato durante nuestro primer año de casados. Lo más terrible es que no hubo ‘un antes’ y ‘un después’. Estábamos recién casados y el cumplimiento de los deberes matrimoniales tenía una sola dirección: yo tenía que cumplir todos ellos sin sentir que tenía un par, una pareja, un compañero de vida. Toleré esta situación durante el primer año de nuestro matrimonio, pensando que quizá Martín necesitaba tiempo para adaptarse. Pero lo nuestro no funcionaba”.

¿INFIDELIDAD? Carolina Ardohain hoy asegura que no se explica por qué Barrantes habla de infidelidad y adulterio ya que, según ella, habían acordado separarse de hecho, lógicamente sin ningún tipo de obligaciones maritales. Así lo explica a fojas 12 en el expediente: “Estuvimos de acuerdo en poner fin a nuestro matrimonio, nos relevamos mutuamente de los deberes matrimoniales de convivencia, débito conyugal, fidelidad, asistencia mutua, porque no funcionábamos como matrimonio, y tomamos la decisión de divorciarnos, al punto que hasta nos repartimos los regalos de casamiento…

DE COMUN ACUERDO. Pampita no duda: “Pactamos promover un divorcio de común acuerdo, pero mis ocupaciones laborales me llevaron a Chile, y no llegamos a iniciar el divorcio que habíamos pactado. Con el transcurso del tiempo, y al tomar distancia, pude ver con claridad que Martín y yo nunca estuvimos casados. Celebramos el trámite de casamiento, pero jamás nos unimos en matrimonio. Nada hicimos juntos… En consecuencia, no fui infiel, no injurié jamás al accionado, siendo él el único responsable del quiebre matrimonial. Martín no cumplió nunca con los deberes de asistencia y alimentos. Pero además, me injurió gravemente con su comportamiento antimatrimonial, negándome un trato digno como esposa y como mujer. Sus permanentes humillaciones hacia mi persona, su desinterés manifiesto, su maltrato injustificado, su negación a integrarse conmigo en una relación matrimonial con todo lo que ello implica, motivó que en febrero de 2005, ambos nos relevamos mutuamente de los deberes matrimoniales. Al estado de disgregación familiar que Martín y yo vivimos durante nuestra cohabitación, llegamos merced al cotidiano desconocimiento, por parte de él, de los deberes conyugales”.

DEBERES MATRIMONIALES. Conmovida, la modelo confesó en Tribunales: “Dice Martín en su demanda, que fui yo la única causante de la ruptura de nuestro matrimonio porque le fui infiel. No es cierto: ante todo, resulta necesario señalar que el deber de fidelidad que estatuye la norma hace expresamente referencia a los esposos. Como ya dije, él y yo acordamos desde febrero de 2005 no exigirnos mutuamente ninguno de los deberes matrimoniales. Ambos nos sentimos libres y dueños de nuestros destinos. Acordamos iniciar un divorcio de común acuerdo, cuya iniciación se postergó hasta que fuera posible iniciarlo. No es posible sostener la persistencia del deber de fidelidad cuando la separación se ha producido de mutuo acuerdo”.

DINERO EN JUEGO. A fojas 22, la modelo deja más que en evidencia que está convencida de que su ex sólo pretende obtener un beneficio económico del trámite de divorcio: “La alegación de adulterio, luego de haber consentido la separación, parecería en estos casos estar basada más en la búsqueda de una ventaja patrimonial que en una verdadera afección en los sentimientos”. Luego analiza el hecho desde un punto de vista médico-científico: “Desde una perspectiva psicopatológica, mi matrimonio con Barrantes me reservó una sobrecarga de roles que fatigó el vínculo. El presunto acompañamiento de Martín sólo fue la cara visible de un verdadero aprovechamiento, un abuso psicoemocional que desembocó en una desgraciada pero previsible ruptura… En todos los casos de matrimonios del ambiente artístico que han alcanzado la adaptación –y con ella la estabilidad y muchos años de convivencia eficaz–, la figura masculina ha adoptado el rol protector, extensión de su masculinidad, y generador de la confianza y seguridad necesaria en su esposa… Si en su lugar predominan los sentimientos de envidia y competencia –que en el hombre responden a aspectos feminoides y narcisistas–, el ‘yo’ prevalece, y el ‘nosotros’ se puede fingir, pero no realizar… Yo no podía entender que quien decía amarme me hiciera planteos de tipo egocéntrico. Por ejemplo: si tenía que hacer una escena romántica, él no planteaba siquiera celos, sino la afección de su propia imagen: ‘¿Qué va a pensar la gente de mí?’”.

LA NOBLEZA Y EL BARRIO. Más adelante, Pampita se refiere al poco apego de Barrantes al trabajo: “El único que realiza es el de asistir a eventos (presentación de productos, fiestas privadas, etc.) y cobrar un caché de imagen por asistir. Obviamente, esa imagen glamorosa no proviene de una condición personal especial, ni de alguna habilidad que le sea propia, ni tampoco le alcanza para vivir como dice estar acostumbrado. Una prosapia decadente, malos antecedentes deportivos, y un matrimonio con ‘Pampita’ son elementos insuficientes para sostener sus pretensiones y, menos aún, dignamente. No se trata de un individuo ajustado a la superficialidad de un ambiente. Se trata de un individuo superficial que acepta unas monedas para mostrar una fantasía que no se condice con la realidad. El espejismo de nobleza, alcurnia, hombría y seducción hábilmente manipulado, pero psicológicamente significativo del mitómano narcisista y paranoide que necesita que los demás crean lo que no es; que no adviertan su improductividad, su falta de sentido, su incapacidad para la empatía, sus intenciones siempre finalistas, su débil identificación y su conflictiva orientación psicosexual”.

Sobre el final, ella concluye: “Es Martín el único culpable de nuestro fracaso matrimonial, porque me ha injuriado gravemente”. ¿Contestará esta vez Barrantes a todas estas acusaciones? Sí, esta novela promete no acabar nunca.

La modelo disparó con munición gruesa: “<i>No podía entender que quien decía amarme me hiciera planteos egocéntricos. Ante una escena romántica en mi trabajo, él no mostraba celos, sino la afección de su propia imagen</i>”.

La modelo disparó con munición gruesa: “No podía entender que quien decía amarme me hiciera planteos egocéntricos. Ante una escena romántica en mi trabajo, él no mostraba celos, sino la afección de su propia imagen”.

“<i>Carolina fue adúltera y está comprobado. ¿Qué puede responder a esta realidad? Además del juicio por daños psicológicos y morales, le voy a iniciar una demanda penal por calumnias e injurias</i>”

Carolina fue adúltera y está comprobado. ¿Qué puede responder a esta realidad? Además del juicio por daños psicológicos y morales, le voy a iniciar una demanda penal por calumnias e injurias

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