“Nunca imaginé que iba a ganar tan rápido, sin transpirar” – GENTE Online
 

“Nunca imaginé que iba a ganar tan rápido, sin transpirar”

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Suena un ritmo de cumbia. Es El nuevo campeón, de Amar Azul. ¿Cómo se dirá “Las manos de todos los negros arriba” en inglés? Rodrigo La Hiena Barrios (29) asoma al mítico Staples Center, la casa de Los Angeles Lakers de la NBA. Viste remera con los colores de Tigre, bandana y anteojos oscuros. Ahora improvisa un suave movimiento de caderas y balbucea algunas estrofas: “Cuenta la historia que un chico de barrio/ pasa la vida siempre peliando (sic)/ se enfrenta a la vida y siempre luchó/ por eso le llaman el nuevo campeón”. El público no entiende demasiado, pero delira. Sobre el ring lo espera su retador, un boxeador rumano llamado Jonas Nagy. Es el número uno en el ranking de la OMB, está invicto en 24 peleas y posee un golpe de izquierda demoledor. Lo llaman Rompehuesos. “¡Rompehuesos de pollo!”, dijo La Hiena en conferencia de prensa.

Suena la campana. Comienza el primer y último round. Jonas Nagy toma la iniciativa y despliega una combinación que no llega a destino. La Hiena espera agazapado. Su primer golpe es un gancho de izquierda al hígado. “Ahí ya sentí que tenía la zona blandita”, diría luego. Poco después repite el movimiento… Nagy pone su rodilla en tierra y levanta el puño derecho. El gesto imita las celebraciones de Marcelo El Matador Salas después de cada conquista. Pero ahora es un lamento: “Nunca nadie me pegó de esa manera”, se excusará más tarde el rumano.

La cuenta del árbitro pronto llega a diez. En tan sólo 49 segundos, Jonas Nagy queda fuera de combate. Rodrigo La Hiena Barrios retiene así su cinturón y establece un nuevo récord: es la victoria argentina en defensa de título mundial más rápida de la historia. Suena otra vez Amar Azul y La Hiena grita la última estrofa: “Ganaste en la vida/ los vagos te dicen que sos el mejor”.

Una voz en el teléfono. Es larga distancia, comunicación directa al hotel Westin Bonaventure de Los Angeles. “¿Mister Barrios, the champion? Room 2269”, dice una telefonista. ¿Ya se habrá hecho fan de Amar Azul? Lo que suena ahora es la voz de La Hiena.

–Un acontecimiento histórico, Rodrigo...

–¿Viste? Metí un tema de Amar Azul en el Staples Center.

–Lo decía por la pelea y este nuevo récord.
–Fue un gancho muy bueno, de antología, como me enseñó mi técnico Horacio García. Nagy no lo resistió. Es un golpe que te paraliza las piernas, te acalambra…

–¿Se quedó con ganas de pelearlo más?
–La pelea terminó. El rival no aguantó la trompada… ¡Le gané al retador oficial, al número uno del ranking, en 49 segundos! Ahora quiero volver a combatir pronto para aprovechar mi preparación. Yo ni siquiera estoy golpeado.

–Si tuviese pelo, diría que le ganó sin despeinarse…
–¡Fijáte que ahora tengo puestas las mismas botitas y medias que usé en la pelea! Si no transpiré… Me saqué de encima al retador número uno y, de paso, lo vengué a Pablito Chacón. Nagy le ganó dos veces a mi amigo, así que yo fui y lo fajé por p…

–Los que no entendemos nada de boxeo…
–(Interrumpe) Ya sé, me vas a decir que le faltó espectacularidad al golpe. A la gente le gustan los golpes en la cabeza, que el rival quede inconsciente, casi muerto. Ojo, que si lo engancho en las costillas le tienen que poner respirador hasta en el c… Pero este gancho es un golpe difícil de conectar y de una efectividad única.

–¿Cómo fue el festejo?
–No hubo. Quedé muy sorprendido por cómo se resolvió la pelea. En el momento no me di cuenta de nada. Cuando uno festeja con mucha euforia es porque no se tiene confianza. Yo sabía que iba a ganar, pero nunca imaginé que iba a ser tan rápido.

–Antes de partir a Los Angeles dijo que lo sacaba en el quinto round…
–¡¿Y qué querés que haga si se me va la mano?! (ríe) No hubo festejos, apenas una cena con mucho picante en el hotel, un par de tragos y a dormir. Pará que están pasando la pelea, aguantáme un minuto…

(La pausa dura apenas 49 segundos, claro. Se escucha a Rodrigo que grita “¡Qué ganchazo, hermano! ¡Está doblado! ¡No se puede levantar!”. También aparece la voz de Mario Arano, su manager. La Hiena, el campeón mundial de los superplumas, vuelve al teléfono).

–Luego de la pelea se lo vio bastante ofuscado.
–Estaba muy caliente con los mexicanos que estaban en el estadio. Cuando terminó la pelea sólo escuché silbidos… ¡Justo a mí, que pedí que solucionen los problemas de legalidad de los inmigrantes y que dije que, por mis agallas, debería haber nacido en México! Pero después me aclararon que lo estaban chiflando a Nagy por no haber aguantado nada.

–¿Qué le dijo Oscar de La Hoya, su promotor en los Estados Unidos, después del combate?
–Que era un gran campeón, me dijo el golden boy. El sabe que un gancho así no lo aguanta cualquiera; él perdió con Bernard Hopkins de esa manera. Yo se lo dije: “Hasta los grandes campeones pierden así”.

–¿Es cierto que Marco Antonio Barrera, el gran campeón mexicano, no lo quiere pelear?
–Yo quiero medirme con los más grandes. En conferencia de prensa, Barrera me dijo: “Hiena, dejáme descansar”.

–¿Entonces la Argentina tiene campeón para rato?
–Mientras mantenga esta conducta, seguiré siendo campeón del mundo por mucho tiempo.

–Permítame una última pregunta: ¿gustó la cumbia en Los Angeles?
–¡Fue una locura! Además, pusimos una versión especial que grabamos con mi risa. Empieza con un “jajaja” y después larga la letra. Los yanquis y los mexicanos no lo podían creer: saltaban, gritaban y me sacaban fotos con los celulares… Me siento muy querido acá. Les gustan mucho los lentes, la cumbia, los colores de Tigre. A todas esas cosas que en la Argentina algunos llaman payasada, ellos le dicen show.

Antes de viajar a Los Angeles, La Hiena pronosticó una victoria por KO en el quinto round. Pero a los 49 segundos lanzó un gancho perfecto y todo terminó antes de lo previsto. “<i>¡¿Qué querés que haga si se me va la mano?!</i>”, bromeó después de la pelea.

Antes de viajar a Los Angeles, La Hiena pronosticó una victoria por KO en el quinto round. Pero a los 49 segundos lanzó un gancho perfecto y todo terminó antes de lo previsto. “¡¿Qué querés que haga si se me va la mano?!”, bromeó después de la pelea.

 Rodrigo se embarcó hacia Los Angeles junto a su mujer, María Laura.

Rodrigo se embarcó hacia Los Angeles junto a su mujer, María Laura.

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