“Nunca haría un desnudo: ése es mi límite” – GENTE Online
 

“Nunca haría un desnudo: ése es mi límite”

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Olga es algo tontita. Una modelo irresponsable. Su única preocupación en la vida es si los zapatos le combinan con la cartera, o si salió a la venta una nueva crema para embellecer su rostro. Usa diminutivos todo el tiempo y el “¿viste?” es su muletilla inevitable para cerrar cada palabra que pronuncia. Pero también es la chica más linda del edificio. Vive en el 3º B, y a cada paso, levanta un suspiro. Hasta ahí el personaje que Paula Morales (26), la hija de Víctor Hugo –el relator deportivo más famoso de ambas orillas del Río de la Plata– interpreta en Aquí no hay quien viva, la comedia que martes y jueves a las diez y cuarto de la noche se emite por Telefe.

Pero cuando la cámara se apaga, lo único que le queda a Paula de Olga es la belleza. Porque si esta morocha de 1,74 de estatura, de medidas perfectas (90-60-90), y de impactantes ojos marrones, se cruza por el camino de uno… ¡imposible no detenerse para mirarla y admirarla! Parece increíble que hace apenas un año y tres meses haya sido mamá de su primer hijo, Benicio, en cuyo embarazo había engordado nada menos que ¡22 kilos! Sin embargo, al poco tiempo Paula ya había recuperado su figura –¿cómo olvidarse de sus curvas en Bailando por un sueño?– y sus 54 kilos de siempre “sin hacer ni una hora de gimnasia”, confía la modelo, conductora, actriz y casi psicóloga (le faltan sólo tres materias).

Hoy vive en un departamento de Palermo junto a su marido, Martín Lembo, músico y psicólogo de 29 años, a quien conoció en la facultad, y de quien asegura que es “su mejor crítico” cuando de juzgar su actuación en la tele se trata. Feliz por esta posibilidad que le dio Telefe, Paula sueña con, de una vez por todas, terminar de afianzarse como actriz, una senda que comenzó a transitar en Los Roldán.

–Sos modelo, conductora, actriz, futura psicóloga... ¿En qué rol te sentís más cómoda?
–Amo actuar. Es lo que más me gusta. Y más si lo hago junto a gente de la talla de Roberto Carnaghi, Norma Pons, Eduardo Blanco o Daniel Hendler. Imposible no aprender al lado de ellos.

–Pero además tenés otro protagónico: el de ser mamá…
–Sí, es el mejor papel que me puede tocar en mi vida. No se compara con nada. Y ver crecer a Benicio es algo increíble.

–¿Quién cuida a tu hijo durante las largas horas de grabación que implica una tira?
–El papá. Martín compone o graba mucho en casa y se puede quedar con Benicio. Además están mi mamá y mi suegra, dos santas siempre dispuestas a cuidar –y malcriar– al nieto mientras estoy en el canal o entrenando. ¡Si no estuvieran ellas no sé qué haría!

–Hablando de entrenamiento, recuperaste rápido tu figura.
–Durante el embarazo engordé muchísimo, porque me cambió el metabolismo. Y tras el nacimiento de Benicio (pesó 3,700 kg), quedé con doce kilos de más. Aunque cueste creerlo, los bajé en cuatro meses, sin dieta ni gimnasia, porque como me hicieron cesárea el médico me lo prohibió.

–Sin dieta, sin gym... ¿Cuál fue tu fórmula entonces?
–Fue… Benicio. Lo amamanté a full casi hasta el año, y todavía hoy lo sigo haciendo cada vez que puedo. Por eso, a los cuatro meses de haber tenido a mi hijo, ya había perdido esos doce kilitos de más. Y después, cuando empecé con Bailando por un sueño terminé de tonificar mis músculos.

–A propósito, ¿cómo fue esa experiencia en ShowMatch?
–Excelente, y lo más importante es que aprendí a bailar…

–Tu caso o el de Liz Solari son los que más sorprendieron, porque de la imagen angelical que teníamos de ustedes, de pronto las vimos abrazadas al caño… ¿Volverías a hacerlo?
–No, ya está. Es una etapa cumplida. La pasé muy bien, fue muy lindo, pero ahora quiero que mi carrera siga por este camino.

–¿Qué decía tu papá cuando te veía bailando en ShowMatch?
–Nada, porque nunca vio el programa. El no mira televisión. Además, los días de semana a esa hora aprovecha para ir con mamá al cine o al teatro.

–¿Y no se le dio por grabarlos en la video?
–No. Si papá no sabe ni encenderla… Pero como yo tengo todos los programas grabados, ya le dije que se los voy a llevar.

–Bueno, pero le habrán comentado lo sensual que estaba su nena en pantalla…
–Puede ser, pero te juro que nunca me dijo nada. Además, él no es de meterse ni darme consejos si no se los pido. Lo único que siempre me dijo es: “Sé feliz en la vida y hacé lo que te gusta”.

–¿Cómo le pegó el hecho de ser abuelo?
–Ah, está contentísimo. Es un abuelo baboso. Para él no hay mejor programa que estar junto a Benicio. Si pasan tres días y no se lo llevo, ¡me llama para reclamarlo!

–¿Estarías dispuesta a aceptar un desnudo para seguir avanzando en tu carrera? Imagino que después de Bailando... ofertas no habrán faltado.
–No, jamás haría un desnudo: ése es mi límite.

Paula, a sólo quince meses de haber sido mamá. Hoy mantiene sus  90-60-90 casi sin hacer gimnasia ni dieta.

Paula, a sólo quince meses de haber sido mamá. Hoy mantiene sus 90-60-90 casi sin hacer gimnasia ni dieta.

“<i>Papá nunca opinó sobre mi carrera. El no es de meterse ni darme consejos si no se los pido. Lo único que siempre me dijo es</i>: ‘Sé feliz en la vida y hacé lo que te gusta’”.

Papá nunca opinó sobre mi carrera. El no es de meterse ni darme consejos si no se los pido. Lo único que siempre me dijo es: ‘Sé feliz en la vida y hacé lo que te gusta’”.

“<i>Durante el embarazo engordé 22 kilos. Pero a los cuatro meses ya había recuperado mi figura. ¿Cómo? Amamantando a Benicio</i>”.

Durante el embarazo engordé 22 kilos. Pero a los cuatro meses ya había recuperado mi figura. ¿Cómo? Amamantando a Benicio”.

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