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“Nunca gritamos tanto un gol de la Argentina”

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Gritó el gol del Gringo Gabriel Heinze como si fuera habitué de la tribuna de San Lorenzo, el club de sus amores. Enfundada en una camiseta de la Selección con dedicatoria de Diego estampada (un detalle: en vez del “con cariño” habitual de las firmas del Diez, decía “con amor”), se abrazó fuerte con su hija, Mercedes Sarrabayrouse, y con su mano derecha, Inés Hernández, su asistente, que la acompañaron en este periplo. En la platea de la Puerta 6, Sector 10, nadie podía creer lo feliz que estaba la diva con el triunfo de la Selección Argentina frente a Nigeria.

Para Susana Giménez, el de Sudáfrica 2010 es su segundo mundial. Y será cábala, o casualidad, pero eligió la misma ubicación que en Alemania, cuando vio el triunfo frente a Costa de Marfil: frente a Nigeria –otro team africano– tomó lugar en una platea junto al corner izquierdo del ataque argentino del segundo tiempo.

A LA CANCHA. Poco antes del partido, se acercó al gazebo que Telefe instaló en la cabecera norte del estadio Ellis Park. Allí habló con Gonzalo Bonadeo y Germán Paoloski. Les contó que había pasado por la peluquería: “Me hice un brushing, y ahí me recomendaron que use tapones para los oídos por las vuvuzelas, las cornetas… ¡si no te mata el ruido!”

Ya dentro del Estadio Ellis Park, Susana recibió dos saludos muy especiales. Primero, se le acercó Claudia Villafañe –que vive su octavo Mundial–, con quien se estrechó en un fuerte abrazo. Se divirtió mucho con la capa-poncho de Key Biscayne, y prometieron encontrarse en algún momento. Más tarde, quien se acercó fue la actual novia del DT de la Selección, Verónica Ojeda, a quien saludó con calidez.

Pero claro, con Su en una platea llena de argentinos, la diva fue el blanco predilecto para los compatriotas que colmaron el sector donde ella estaba. Es fácil perder la cuenta de cuántas cámaras la tomaron. Tal es así, que en el entretiempo quiso, infructuosamente, ubicar un lugar para protegerse de los fans. La solución fue una bandera argentina, sostenida por su hija y su asistente a un costado de la escalera, que la ocultaba de la gente.

Así, pudo tener un fin de fiesta en paz. Quedó agotada. “Nunca grité un gol de la Argentina como esta vez. Me dio mucha felicidad por Diego y por los chicos de la selección, fue un triunfo genial, ¡pero no doy más!”, dijo mientras abandonaba el estadio.

FAMOSOS Y FAMILIAS. No fue la única presencia famosa que engrosó la hinchada celeste y blanca, que contó, entre otros, con la presencia, revoleando camiseta, de Joe Fernández y Benjamín Rojas, con su segundo mundial vivido juntos. Un poco más arriba, en el palco VIP, Antonio de la Rúa y Shakira (con Colombia fuera de la Copa, ¿por quién iba a hinchar?).

En la puerta 14, del otro lado de la ubicación de Susana, lo vivieron Ricky Sarkany y Ari Paluch, entre otros. Lejos de los comentarios por su supuesto romance con Luciana Salazar y la querella iniciada contra Agustina Kampfer –la novia del ministro de Economía Boudou–, Martín Redrado agitó banderita junto a su hijo Tomás. Agustín Pichot, que visitó muchas veces estas tierras como rugbier (y hasta debutó en un mundial aquí, en 1995), literalmente se envolvió en la enseña patria. El Nochero Rubén Iparraguire gastó garganta alentando a los de Diego. Y el Turco Naim llegó al Ellis Park después de pasar por el Bar Móvil de Quilmes.

Hubo muchos más, como Matías Martin, Chiche Gelblung, Fernando Bravo y hasta Karina Rabolini con la hija de Daniel Scioli, Lorena. Y todos, alentaron al compás del bombo del Tula, presente desde Alemania 74 en todos los mundiales.

En el sector 10 se ubicó la hinchada del corazón. Los familiares de los jugadores fueron, quizás, quienes más se comieron las uñas hasta el pitazo final del juez alemán Wolfgang Stark. Había padres, como el Pipa Higuaín; madres, como la de Andújar, Graciela; esposas e hijos, como María Florencia, Iara y Deian, de la Brujita Verón; hermanos, como Matías y Rodrigo, de Messi; y novias, como las espectaculares Jésica Geneux, de Palermo, y la italiana Chiara –una morocha divina–, de Javier Pastore.

Pero todos, famosos y desconocidos –esos 15 mil compatriotas que coparon Ellis Park–, se fueron felices, y cantando aquello de “soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar”.

Canta Susana y Jonás, el dueño del boliche Zebra (cordobés, no podía ser de otra  manera) se animó a pedirle un piquito a la gran diva argentina.

Canta Susana y Jonás, el dueño del boliche Zebra (cordobés, no podía ser de otra manera) se animó a pedirle un piquito a la gran diva argentina.

<i>“Nunca festejé un gol así”</i>, asegura Susana después del primer tanto de Argentina. Vestida con la camiseta celeste y blanca –firmada por El Diez–, buscó a Mecha, su hija (viajó sola, sin Celasco), para celebrar lo que finalmente sería el único gol del equipo de Diego, su amigo, a quien dos días antes entrevistó en Pretoria en exclusivo para su programa.

“Nunca festejé un gol así”, asegura Susana después del primer tanto de Argentina. Vestida con la camiseta celeste y blanca –firmada por El Diez–, buscó a Mecha, su hija (viajó sola, sin Celasco), para celebrar lo que finalmente sería el único gol del equipo de Diego, su amigo, a quien dos días antes entrevistó en Pretoria en exclusivo para su programa.

Shakira junto a Antonio De La Rúa celebran el triunfo de argentina. La cantante colombiana, dos días antes, brindó un recital en Soweto que dejó a todos impactados.

Shakira junto a Antonio De La Rúa celebran el triunfo de argentina. La cantante colombiana, dos días antes, brindó un recital en Soweto que dejó a todos impactados.

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