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"Nuestros mejores libretistas son los políticos"

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-¿Este árbol gira? -pregunta uno de ellos-. Porque siento que hace rato no deja
de moverse..
.

Y sí. No hay como un parque de diversiones para el alma de un
chico. Aunque el alma del chico venga acompañada por el cuerpo de tres muchachones que tienen idéntica sangre e idéntica locura: Adrián (38), Alejandro
(36) y Diego (34). Son los mismos que impusieron sus graffitis callejeros -que
no dejaron pared porteña sin pintar- durante los ochenta firmándolos Los Vergara
y que hoy imponen un humor distinto desde La otra verdad (que sale los jueves a
las 23 por América, y desde el 27 de julio pasará a emitirse los domingos a las
23). Damas y caballeros, agárrense: con ustedes, y sí, los hermanos Korol.

-¿Cómo definirían su programa?
Alejandro:
-Básicamente, es de humor, y si bien no hacemos hincapié en lo
político, hay mucho de política. También nos reímos de la farándula, la
televisión, el cine, los deportes y el sexo.
Adrián: -Nos divierte hacerlo y tiene nuestro sello personal. Hablo del humor
irónico y sutil.
Diego: -Es el estilo que mantenemos desde Los Vergara. Son tan malos mis
hermanos…

-¿Cuál es "la otra verdad" de La otra verdad? ¿Qué es lo que está oculto?
Diego:
-"La otra", pero no se lo digas a nadie.
Adrián: -En mi caso, no, porque todos la conocen a la otra (risas). Para mí, lo
que está oculto es la verdad.
Diego: -Vendría a ser algo así como que la otra verdad es la cara humorística de
la realidad. En realidad no estamos desesperados buscando la otra verdad de
nada. "No nos creemos paladines de la verdad", diría el juez Nazareno (risas).

-Más allá del trabalenguas, ¿creen que el humor puede servir como calmante de la
realidad?
Adrián:
-La realidad es disparadora de humor. Nuestros mejores libretistas son
los políticos que salen en la tapa de los diarios.
Alejandro: -Por ejemplo, es difícil superar las declaraciones de Luis
Barrionuevo.

-¿Cuál es el rol de cada uno dentro del ciclo?
Alejandro
: -No aparece demasiado definido. Estamos ligados a lo creativo y a la
producción. Además, trabajamos junto al equipo de Endemol. Dieguito, el menor,
es el que lleva los rieles de la conducción, el que presenta los temas.
Diego: -Es porque soy el único que sabe leer.
Adrián: -Sí, es un trabajo que le lleva toda la semana.

-¿Cómo se gestaron semejantes criaturas? Me refiero a ustedes.
Diego:
-A mis amigos de la primaria los extorsionaba. A cambio de algo los
dejaba venir a los cumpleaños de mis hermanos, donde había chicas más grandes.
Alejandro: -Una vez, a la profesora de Francés, madame Segura, que era amarga
como limón con vinagre, le pusimos un kilo de azúcar en el tanque de su Fiat
Europa verde y, pobre, no le arrancó más.
Adrián: -Yo era anarquista y laburaba solo. En la primaria, lo que hacía era
agujerear los cartuchos de las lapiceras 303 y tirarlos en el bolsillo de los
guardapolvos de aquellos compañeros más h… de p…

-Interesante. ¿Y cómo es cada uno fuera del trabajo?
Diego:
-El que más duerme es Alejandro. "Papi, tenemos que ir al colegio", lo
despierta cada mañana Cami.
Alejandro: -El más hinchapelotas soy yo: porque soy el del medio.

-¿Quién pone los límites?
Diego:
-Matías, el hijo de Adrián (risas).
Adrián: -Es terrible. Nos tiene cag… (más risas).
Alejandro: -En verdad, nosotros nos ponemos los límites. Hablamos mucho.
Adrián: -Pero también nos gusta romperlos.

-Tema vacaciones: ¿adónde iban de veraneo?
Diego:
-A Villa Gesell.
Alejandro: -Era nuestro segundo hogar. Alquilábamos una casa.
Adrián: -Inclusive, cuando los viejos se empezaron a independizar de nosotros,
elegíamos los campings. Hubo unas vacaciones que fueron muy violentas. Me fui
con unos amigos y la familia de ellos, de esas que no te dejan ni tocar la
guitarra. Un día me cansé, compré cinta adhesiva y cuando despertaron tenían
toda la carpa revestida de fotos de revistas pornográficas. Y otra vez, le
atamos una carpa al paragolpes de un auto que casi la llevó hasta el centro de
Gesell.

-¿Qué clase de educación les dieron don Abraham y doña Marta, si es que les
dieron alguna educación?
Adrián:
-Hubo mucho estímulo en lo cultural: teatro, libros, cine.
Alejandro: -No les gustaba mucho que viéramos tele, pero no podían apagarnos
Titanes en el ring. Cuando los viejos salían, la cama matrimonial se convertía
en un campo de batalla.
Adrián: -Después, cuando aparecieron las primeras novias, también siguió el ring.
Seguimos rompiendo colchones, modestamente…

-¿La fama les hizo ganar mujeres, entonces?
Alejandro:
-Sí, y lo aprovechamos, no somos tan giles….
Adrián: -Sí. Nos tomamos la revancha de toda esa época en que no nos dejaban
entrar a los boliches ¡porque "Son pardos, pibes"!
Diego: -Los Vergara ganaban.
Alejandro: -Cierto. Nacimos al final de la época del Proceso. Teníamos una gran
necesidad de expresarnos. Creo que las paredes nos llamaban a nosotros. Lo que
no nos llamaban demasiado eran los cuadernos. Sí, por fortuna, también las
chicas.
Diego: -La primera época de Los Vergara, de repente estábamos arriba de un
escenario y al bajar, se te acercaban y te daban un papelito con su teléfono.
Adrián: -Y ahora nos dejan un papelito con el mail.
Alejandro: -Y después te dejan un papelito con la cuenta. Yo me descarrié con
las mujeres en los 80. No, con mujeres de ochenta…
Diego: -En cambio, mi época fueron los 90…
Adrián: -¡Ojalá ahora me toque a mí!

-¿Cuál es el techo de los Korol?
Adrián:
-Todavía estamos construyendo las paredes.
Alejandro: -Estamos plastificando el piso, diría.
Diego: -Estamos tratando de llegar al techo propio.
Alejandro: -Es el techo del planetario: no sabés si es de verdad o son las
estrellas.
Adrián: -Somos sin techo.
Alejandro: -Somos okupas en este mundo y... ¡basta! que me pongo a llorar acá
mismo.

"Dieguito, el menor, es el que lleva los rieles de la conducción", comenta Ale. "Es porque soy el único que sabe leer", agrega Diego. "Sí, es un trabajo que le lleva toda la semana", remata Adrián desde los autitos chocadores del Parque de la Costa.

Los Korol antes de salir a pintar graffitis, mientras cursaban la primaria en la Escuela Esteban Echeverría, de Belgrano; juntos en el balcón de su casa de La Paternal; y ya convertidos en Los Vergara. Teníamos una gran necesidad de expresarnos. Creo que las paredes nos llamaban a nosotros. Lo que no nos llamaban demasiado eran los cuadernos", aseguran.">

Los Korol antes de salir a pintar graffitis, mientras cursaban la primaria en la Escuela Esteban Echeverría, de Belgrano; juntos en el balcón de su casa de La Paternal; y ya convertidos en Los Vergara. "Teníamos una gran necesidad de expresarnos. Creo que las paredes nos llamaban a nosotros. Lo que no nos llamaban demasiado eran los cuadernos", aseguran.

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