“Nuestro hijo nos cacheteó el ego: la única estrella de la casa es él” – GENTE Online
 

“Nuestro hijo nos cacheteó el ego: la única estrella de la casa es él”

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Casi 30 horas de navegación. Desde Buenos Aires hasta José Ignacio. La aventura fue a bordo de El Gringo, la goleta del siglo XIX que alquiló Gancia para este desafío por el Río de la Plata. A bordo, entre cabos, mástiles y velas, ellos: Celeste Cid y Emmanuel Horvilleur. En realidad, la primera proeza juntos la concretaron en tierra, cuando aceptaron viajar sin André, el hijo que tuvieron hace un año y medio y del que nunca se habían separado antes. Recién arribados a tierra uruguaya, la pareja se atreve a otra hazaña: dar su primera nota juntos…

–Una duda: ¿qué hicieron durante tantas horas de navegación?
Celeste:
Dormimos, comimos, escuchamos música… Y teníamos un camarote para nosotros solos... Fue bastante tranquilo. Sólo se puso bravo cuando cruzamos del río al mar.

–¿Es la primera vez que se separan del bebé?
Celeste:
André ya no es más bebé… Pero sí, eso fue bravo de verdad. Igual, la tecnología nos ayudó y nos pudimos comunicar. Lo llamamos todo el tiempo. Igual quedó en buenas manos: está con la abuela.

–¿Ya habla?
Celeste:
Todavía dice pocas palabras: mamá, papá, babau. Pero se hace entender muy bien para todo.

–¿En qué te cambió la maternidad?
Celeste:
Ser mamá me ayudó en todo sentido. En lo personal y también en el trabajo. La maternidad es un experiencia única. Soy pequeña (tiene 22), pero la cuestión de la edad es todo mentira. Descreo mucho de eso. Hay gente más esquemática socialmente que decide qué hacer en cada momento de su vida. Yo no funciono así.

–¿Cómo sos como mamá?
Celeste:
Ay, es difícil esa pregunta...
Emmanuel: Es buena.
Celeste: Hay algo que es instintivo. Cosas que antes eran muy importantes, ahora las veo de otra manera. Eso es lo que más cambió de mi vida. Lo que antes era un pilar para mí, ahora son cuestiones insignificantes.

–¿Y vos como papá?
Celeste:
Emmanuel es muy buen padre.
Emmanuel: Nadie sabe cómo ejercer de padre. De hecho, no es nada fácil serlo. Conciliar lo que uno es con lo que uno hace resulta difícil. Hay que correr de lugar el ego; ésa es la cuestión.
Celeste: Sí, nuestro hijo nos cacheteó el ego: la única estrella de la casa es él.
Emmanuel: Igual, por suerte estamos acompañados por nuestros amigos y la familia, que están muy contentos con lo que nos pasa. Así todo se hace más fácil.

–¿Y qué les está pasando hoy en lo profesional?
Celeste:
Hice un libro de fotos hace cuatro meses y estoy dedicada a eso. No lo pensé de movida como para que se vendiera, pero después tomó esa dimensión. Eran fotos que saqué y textos que tenía guardados. Es como una agenda de nena. Hace poco me preguntaban si ahora sacaba fotos. No, la verdad que no. Me parece que son diferentes maneras de comunicar lo mismo: el arte. Además, me gusta leer. Adoro el universo femenino, me parece muy atractivo. En el libro puse cosas de Simone de Beauvoir, Marguerite Yourcenar, Marguerite Duras, Anaïs Nin y Alfonsina Storni, que me encanta.

–¿Cómo viviste la repercusión de Ambiciones después del éxito de Resistiré?
Celeste:
La pasé muy bien. No tuvo mucha dimensión, pero no me importa, porque tomó una dimensión importante para mí. Hay veces que funcionan cosas que son una porquería y cosas que están muy buenas, no. Pero más allá de eso, la pasé muy bien. Mi personaje simulaba tener una mentalidad infantil y yo me inspiré en mi hijo. Lo observé y lo copié en actitudes con el dedo en la boca, refregarme mucho los ojos o la posición de dormir, cosas con las manos, o comunicar sin hablar. Fue un trabajo muy interesante, de exploración desde lo laboral a lo personal.

–Emmanuel, vos sacaste nuevo CD.
Emmanuel:
Sí, se llama Rocanrolero. Fue un disco bastante diferente en cuanto a la concepción: lo ensayé, lo grabé y en tres meses estuvo terminado. Yo sentía que no me podía pasar un año probando. El sonido tenía que surgir como un grupo de músicos interpretando la canción. De ahora en más se abrió algo nuevo en mí. Despertó algo un poco más hippie en cuanto al sonido. Salió hace dos meses y estoy muy contento. Ahora me voy de gira por la Costa. Voy a Pinamar, a Punta del Este…

–¿Y te llevás a la familia?
Emmanuel:
Yo voy de gira solo. El rock no es apto para niños todo el tiempo. Es mi trabajo, y no sometería a André al mismo micro al que me tengo que subir yo para viajar trece horas. Cada cosa en cada lugar.

–¿Les salió creativo André?
Emmanuel:
Sí, pero no es algo privativo de él. Todos los chicos tienen eso.
Celeste: Vive en una casa creativa.

–Y supongo que se encargarán de estimularlo…
Emmanuel:
No, someterlo a algo así no me parece.
Celeste: La casa es eso, la casa es lentejuelas.
Emmanuel: Hasta desayuna lentejuelas (risas).

–¿Con qué se entretiene?
Celeste:
Juega con todo. Tiene una batería que no deja descansar.

–¿Tienen planes de darle un hermanito?
Celeste:
Por ahora no… Que no bien tengas un hijo te estén preguntando para cuándo el segundo, me causa gracia y a la vez me molesta. Eso delata que la gente no puede disfrutar del presente y siempre pide más y más. El problema es que van en busca de cosas pensando que van a lograr así la felicidad. Y no es así, hay tiempo para todo.

–¿Cómo es André?
Celeste:
Un niño con mucha personalidad; tiene su carácter muy imponente. Pega unos grandes gritos cuando algo no le agrada.
Emmanuel: Este es el momento más extraño que vivió. Nunca estuvimos tanto tiempo separados de él.

–¡Uy! ¡Ahora cuando lleguen…!
Los dos:
Acá falta André. Le vamos a morder los cachetes con todo. Ya elegimos un cachete cada uno. Es cachetón, es todo hermoso.

Celeste Cid y Emmanuel Horvilleur juntos. Hace casi tres años que son pareja y se siguen mirando con la intensidad del primer día. No proyectan: dicen que su clave es vivir el presente día a día.

Celeste Cid y Emmanuel Horvilleur juntos. Hace casi tres años que son pareja y se siguen mirando con la intensidad del primer día. No proyectan: dicen que su clave es vivir el presente día a día.

 “<i>Ser mamá me ayudó en todo sentido. Hay algo que es instintivo. Cosas que antes eran un pilar para mí, ahora son cuestiones insignificantes</i>”

Ser mamá me ayudó en todo sentido. Hay algo que es instintivo. Cosas que antes eran un pilar para mí, ahora son cuestiones insignificantes

Celeste es una lectora voraz. Durante las casi 30 horas de travesía en el barco de Gancia se dedicó a leer, mientras Emmanuel se entretuvo con su música. Eso sí, la mayor parte del viaje estuvieron encerrados en su camarote. La goleta histórica El Gringo, construida en 1886, los llevó junto a otras personalidades hasta José Ignacio.

Celeste es una lectora voraz. Durante las casi 30 horas de travesía en el barco de Gancia se dedicó a leer, mientras Emmanuel se entretuvo con su música. Eso sí, la mayor parte del viaje estuvieron encerrados en su camarote. La goleta histórica El Gringo, construida en 1886, los llevó junto a otras personalidades hasta José Ignacio.

“<i>Este es el momento más extraño que vivió nuestro hijo. Nunca estuvimos tanto tiempo separados de él<i>”

Este es el momento más extraño que vivió nuestro hijo. Nunca estuvimos tanto tiempo separados de él

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