“Nos cuidamos el cuerpo para gustarles a las mujeres, no para que nos miren los hombres” – GENTE Online
 

“Nos cuidamos el cuerpo para gustarles a las mujeres, no para que nos miren los hombres”

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Los machos. Ova Sabatini voló a Miami. En viaje de negocios. Diego Olivera está en México, protagonizando la versión azteca de Montecristo. Un éxito increíble. “Se tomaron un respiro… ¡No es fácil bancarse a dos minas como nosotras!”, dispara Mónica.

–Intuyo que las mujeres como ustedes necesitan hombres de carácter a su lado.
Ayos:
Yo siempre llevé los pantalones en mis relaciones de pareja. Hasta que llegó Diego, el único hombre que supo ponerme los puntos. Me dijo: “Ponéte la pollerita, nena, que los pantalones los llevo yo”. Yo le apunté un poco más a la locura y él me arrimó para el lado de la cordura.
Fulop: Las mujeres como nosotras, muy emprendedoras y con semejante exposición, necesitamos hombres con carácter. Con Ova aprendimos a respetar el espacio del otro; él es mi cable a tierra.

–¿Cómo soportan sus maridos semejante carga sexual?
Fulop
: A Ova le gusta que esté linda y que me admiren, pero hasta cierto punto. No le gusta que me exhiba, que ande en bolas. A él le encanta, por ejemplo, que yo nunca haya hecho un desnudo completo. Pero si yo quisiera hacerlo, él se lo tendría que bancar. Pero mientras menos muestre, más contento se pone. Yo siempre le digo: “Te hubieses casado con una ejecutiva”.
Ayos: A Diego le molesta más la interacción que la foto. No le importa que pose desnuda o que esté en la fantasía de muchos hombres, pero odia verme besando a alguien. “Mira” mis escenas más fuertes… tapándose los ojos.

–¿Cuánto tiempo pasó para que sus maridos dejaran de verlas como diosas?
Ayos
: Tres días (ríe). Lo mío fue tan camaleónico… Vos pensá que Diego me conoció rubia como Susana. ¡Y desde entonces cambié tanto el look que él debe pensar que estuvo con siete mujeres diferentes! La próxima me pongo bigotes, porque ya no sé qué hacer. Soy un cóctel de muchas mujeres.
Fulop: Mi marido nunca dejó de verme diosa, porque recién cuando se acostumbró a estas curvas tuvo su mente relajada para conocer a la verdadera diosa. La mujer verdadera: la que te hace reír, la que te cuida, una mina sencilla…

El click. Catherine Amanda Fulop (41) luce bikini blanca. Diminuta, sugerente. El taxista que nos llevó hasta la entrevista definirá luego: “La venezolana está que explota”. María Mónica Ayos (33) viste de negro. En dos piezas, por supuesto. Ahora amenaza con entrar a la pileta. Y advierte: “Si me desmayo, no se preocupen. Sáquenme del agua y pónganme azúcar en la boca”. Dice que los cambios bruscos de temperatura la descompensan. Que su marido, Diego Olivera, ya está acostumbrado. Que es casi un paramédico. Afortunadamente, no se va a desmayar esta vez. Comienzan los flashes. Mónica pide que se destaque en este texto la solidaridad de Catherine, que en algunas tomas flexiona un poco sus rodillas para emparejar las alturas. “Parece una pavada, pero las mujeres somos muy competitivas y muchas hubiesen preferido sacar ventaja de esta diferencia”, insiste.

–Lo lógico, parecería, es que juntas en una misma producción se iban a sacar los ojos.
Ayos
: Todo lo contrario, a mí me atrae profundamente la belleza de la mujer. Y Cathy es una diosa.
Fulop: Yo soy una admiradora de las mujeres que luchan por salir adelante. Más allá de que tiene un cuerpazo único, respeto mucho lo que Mónica logró con su carrera. ¡Lo que creció esta mujer..!
Ayos: Admiro a Cathy desde siempre. Y más ahora, que se animó a trabajar en el teatro de revista. En la Argentina, a las mujeres que tenemos curvas todos los caminos nos conducen al “caño”!

Mamitas. Catherine se queja: “¡Esta mujer es mucho más joven que yo!”, dice. Mónica se defiende: “Pero ya viví como dos vidas. Fui mamá a los 18, enviudé, me casé otra vez, volví a ser madre, llegué a pesar 75 kilos y nadie me daba bola. Después bailé con plumas y me convirtieron en una especie de sex symbol…”. La producción fotográfica continúa… y también la charla.

–La competencia entre mujeres parece inevitable...
Ayos
: Las mujeres somos muy yeguas. Nos cuidamos el cuerpo sólo para gustarles a las otras mujeres, no para que nos miren ellos. ¿Los hombres? Los tipos no hilan fino: prefieren que estés rellenita; si tenés celulitis no les importa…
Fulop: ¡Necesitan algo de donde agarrarse!
Ayos: Las críticas más crueles las encontrás en una peluquería: “Mirá qué gorda que está ésta”, “¡Fijáte lo que se hizo!”…
Fulop: En cambio, los tipos sólo dicen “Está buena”, “Le doy”, “Sirve”.

–¿Qué pasa con sus hijos? ¿Cómo viven ellos el hecho de que sus madres estén en la fantasía de todos los hombres?
Fulop
: Es lo que conocen: crecieron con esto. Aunque mis hijas prefieren que pase lo más desapercibida posible. ¡Que nadie me mire!
Ayos: Fede lo tiene incorporado. Anoche lo llevé a una fiesta de quince, dormí algunas horas en un McDonald’s y después lo fui a buscar. Obviamente, me insultó en todos los idiomas porque entré a la fiesta.

–¿Porque sus compañeros de escena la miran con otros ojos?
Ayos
: ¡Si fui con jeans, zapatillas y una remera larga! Parecía el canillita de la esquina… sin desmerecer a nadie. Cero sex appeal.

–Quizá ya vieron su desnudo…
Ayos
: Hablé mucho con Fede antes de hacer el desnudo. Y si me vieron… ¿qué le voy a hacer? Me la banco.
Fulop: El tema es que los chicos son muy crueles. Hace poco, Oriana vino enojada porque una compañerita le dijo: “Tu mamá tiene el culo grande”. Es para reírse, pero los chicos no lo entienden así. Son las desventajas de la exposición. Al mismo tiempo, nuestros hijos están creciendo, y es normal que te empiecen a mirar distinto… ¿Qué vas a hacer?

Ser o no ser… vedette. Catherine Fulop y Mónica Ayos jamás coincidieron en teatro o televisión. Sólo compartieron algunos minutos ante cámara en un sketch de Susana Giménez. Nada más. Sus carreras parecen proporcionalmente inversas. Cathy llegó a la Argentina con chapa de actriz consagrada, después de protagonizar éxitos internacionales como Abigail. Y hoy brilla como vedette en Un país de revista (el 25 de diciembre dispara su temporada en el teatro Tronador de Mar del Plata). Mónica Ayos comenzó su carrera con plumas y conchero. Protagonizó todos los escándalos del género, hasta que decidió hacer un giro hacia la actuación. Durante el 2006 fue La Turca, amiga de La Monita en la ficción de Sos mi vida. Filmó la película Tres de corazones junto a China Zorrilla, bajo la dirección de Sergio Renán, nada menos. Y el 14 de diciembre próximo estrenará Doña Flor y sus dos maridos, en el teatro Mar del Plata de La Feliz.

–Con semejantes curvas, ¿es más difícil demostrar talento?
Fulop: Hay un gran prejuicio con las mujeres que tenemos curvas generosas. Hice telenovelas, teatro, fui conductora de un programa de entretenimientos en España… ¡y apenas puse un pie en la Argentina me quisieron poner en bolas! ¿Por qué? Llegué a una sola conclusión: los argentinos son muy calentones.
Ayos: Si bien es cierto que unas buenas curvas te pueden abrir puertas con mayor facilidad, después es muy complicado hacer que los productores vean más allá. Pero si tenés talento, todo llega. El problema es que muchos miden tu inteligencia con el mismo centímetro que usan para las lolas o la cadera…
Fulop: También hay quienes creen que las buenas actrices tienen que lucir reas. Yo puedo componer un personaje de fea, gorda, vieja o lesbiana. No me interesa mostrar el c… toda mi vida. Acá te clichean rápido. Por eso me costó aceptar el papel de vedette: ¡era como meterle más chile a los tacos! Ahora encontré un rol que me encanta, y creo que ser vedette me hizo más popular. La gente me ve más cercana.
Ayos: A mí se me hizo difícil dejar salir a la actriz: estaba tapada por la bataclana que llevo dentro.

–El 2006 fue el año de sus destapes. Cathy se animó a seducir desde el teatro de revista, mientras que Mónica se desnudó para Playboy y pronto caminará desnuda sobre el escenario de Doña Flor y sus dos maridos.
Ayos
: No, yo no tengo complejos con mi cuerpo ni contradicciones con mi lomo. Si tengo que estar en bolas sobre un escenario, adelante. Lo de Playboy fue un juego para mí. Más osado es hacer una escena de sexo en televisión. Diego, mi marido, estaba más tranquilo cuando era vedette, porque no tenía escenas calientes ni roces con nadie. Ahora, ¿te imaginás lo que vendería un desnudo de Cathy?
Fulop: Yo no tendría problemas en desnudarme, porque hoy existe el photoshop. Pero prefiero dejar algo para la imaginación… En una época dije: “Voy a dejar de mostrar el lomo para ver si me consideran una actriz seria”. Tuve dos años de bajo perfil, hasta que me di cuenta de que era una estupidez. ¿Soy mejor actriz porque soy fea? Soy lo que ves… Y mucho más también.

 Mónica y Cathy serán reinas del teatro de revista marplatense. Su anatomía, casi perfecta, a la vista.

Mónica y Cathy serán reinas del teatro de revista marplatense. Su anatomía, casi perfecta, a la vista.

"A Ova le gusta que esté más linda y que me admiren... Si yo quisiera hacer un desnudo, él se lo tendría que bancar. Pero mientras menos muestre, más contento se pone".

"A Diego no le importa que pose desnuda o que esté en la fantasía de muchos hombres, pero odia verme besando a alguien... 'Mira' mis escenas fuertes tapándose los ojos".

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