«No tengo ganas de casarme, pero sí de ser madre» – GENTE Online
 

"No tengo ganas de casarme, pero sí de ser madre"

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Agustina no está sola en su casa de Pilar: Joaquín, Roberto y Vicente caminan a su lado como si la estuviesen custodiando. Son tres perros y se llaman así por Sabina, Sandro y Vicentico. Eso no significa que los aludidos canten como perros, sino que, todo lo contrario, es el tributo de la admiración que les profesa su dueña.

No está sola, pero hoy lo está: su mamá y sus hermanos salieron de vacaciones; su novio, Gastón Pauls, vaya a saber uno por dónde anda. Como buena ama de casa nos ofrece bombones, regalo de unas amigas para su cumpleaños número 24, acontecido hace pocos días, el 15 de febrero. Come dos bombones de chocolate rellenos con dulce de leche Agustina es capaz de decir “no” a todo, salvo a las tentaciones. De entrada ataja:

–Seguro que me vas a preguntar si estoy de novia con Gastón (Pauls). Y sí, estamos saliendo. No tenemos por qué ocultarlo, pero queremos preservar los detalles de nuestra historia. Por eso no te voy a contar nada más.

Nos dice que “cumplir 24 no significa que tenga mucha experiencia”, pero que de un tiempo a esta parte se siente más segura de sí misma. Hay una alianza en el dedo anular de su mano izquierda. Asegura que está “cambiada en todo sentido”, que analiza lo que ha vivido y se pregunta qué quiere para su vida. Que mira hacia su interior y se redescubre todos los días. Sigue:

–Lo que no todo el mundo sabe es que estoy viviendo un muy buen momento personal y profesional. Creo que estoy empezando a disfrutar mis días, y eso no lo podía hacer antes, porque los ritmos de la televisión me devoraban la vida. Adoro y me encanta la tele –sería injusta si la criticara–, pero pude parar. Si no hubiese tenido este tiempo para mí, no me habría animado a estar en el elenco de ¿Quién le teme a Virginia Woolf?. Al principio hasta dudé de si podría subirme a un escenario.

–¿Por qué? ¿Tenías dudas sobre tus condiciones como actriz?
–No, no son dudas. Es que al teatro siempre le tuve mucho respeto, porque nunca estudié, y siempre que me ofrecían hacer algo me sentía insegura. Mis profesores fueron los actores con quienes trabajé a lo largo de mi carrera. Todos me enseñaron algo. Pero ahora estoy feliz, porque en televisión quiero hacer otro tipo de trabajos y seguir subiéndome al escenario. Descubrí la pasión que tiene un actor cuando se levanta el telón y ve al público tan cerca. En estos momentos siento algo muy importante, como que estoy renovando mi energía, como empezando de nuevo.

–¿Qué significa empezar de nuevo?
–No perder tiempo, y aprovechar que ahora no estoy haciendo ninguna tira. Me voy a poner a estudiar teatro. Y, vos sabés, en mi tiempo libre pinto, y ahora quiero comenzar un taller de pintura, para perfeccionarme. Haber podido frenar después de hacer más de 20 tiras me está haciendo bien.

–¿Nunca más una telenovela?
–¡Nooooo! Ojo: eso no quiere decir que, si en unos meses me ofrecen un papel que me interesa, no vuelva a trabajar en una novela. Claro que aceptaría...

–¿Cómo es volver a trabajar con Arturo Puig después de Grande, pá!?
–Un gran placer… Ese programa me marcó mucho. Yo tenía 9 años y hacía tres que estaba trabajando en televisión, pero Grande, pá! me hizo popular, y ahí descubrí que quería ser actriz toda mi vida. Trabajar con Arturo es maravilloso.

–¿Para aceptar este nuevo papel te convenció Arturo, tu “papá” televisivo?
–No, no fue él. En el 2005 colaboré en Hombres de honor, con Selva Alemán. Y bueno, nos hicimos amigas. Ya no soy una chancle. Como vos sabés, Selva y Arturo Puig son los protagonistas de ¿Quién le teme...?. Y en varias ocasiones ella me había preguntado si no quería participar en el proyecto, pero yo no me animaba.

La obra es durísima. Trata sobre un matrimonio de personas maduras que invitan a su casa a una pareja joven y, apenas llegan éstos, los anfitriones comienzan a pelearse y obligan a los visitantes a participar de ese juego destructivo y agresivo. Son cuatro papeles exigentes y agotadores, física y psíquicamente. El título es una alusión a la frase: ¿Quién le teme al Lobo Feroz? y a la agitada y dramática vida de la escritora Virginia Woolf.
–Sin embargo –prosigue Agustina–, Selva fue insistiendo con sutileza, hasta que me convenció. Acepté porque sentía su apoyo y el de Arturo.

–¿Tenés ganas de volver a hacer cine?
–Yo hice sólo Rodrigo-La película. Pero para mí eso no fue hacer cine. Actué allí por una necesidad personal, no profesional. Ocurre que mi familia tenía una gran relación con Rodrigo y con su novia, Alejandra. El fue una de las primeras personas queridas que yo perdí. Siento que el cine es una experiencia por la que me gustaría atravesar. Ojalá pueda.

–¿Qué cosas podés disfrutar ahora que tenés los días libres?
–Me encanta el barrio donde vivo. Intento compartir más tiempo con mi mamá y mis hermanos. Yo me fui a vivir sola cuando tenía 18 años, y Alejo (9), mi hermanito, era muy chiquito. Ahora lo voy a buscar al colegio y lo ayudo a hacer la tarea. Antes teníamos tres minutos para contarnos nuestras vidas, y ahora tenemos más tiempo para vincularnos. Eso es algo que necesitaba para sentirme más feliz. Además, me dedico a cuidar mi huerta (tiene radicheta, tomates, morrones, albahaca y hierbas aromáticas), a mis tres gallinas ponedoras y a los tres perros. ¿Sabés lo bueno que es poder despertarte a cualquier hora, tener tiempo para ver a tus amigos y salir a pasear?

–Pero en aquel tiempo tan sola no estabas...
–Al principio, un año y medio, sí. Después conviví con Nicolás (Cabré) otro año y medio. Hasta que nos separamos y volví a vivir sola. Entonces decidí volver a Pilar. Sentía que necesitaba estar cerca de mi familia.

–¿Por qué siempre te terminás enamorando de actores?
–Me parece que es lógico y normal relacionarte con gente de tu ambiente. Y está bueno, porque podés compartir cosas y te entienden desde otro lugar. El trabajo del actor tiene horarios rarísimos, escenas eróticas, y si estuviese saliendo con una persona que no es del medio, tendría que explicarle todo mucho más. Aunque también tuve novios que no eran actores...

–La verdad: ¿tenés ganas de casarte o no?
–No, no tengo ganas de casarme, pero me gustaría formar una familia y tener hijos. Siempre tuve ganas de ser madre, aun cuando estaba sola. Es el sueño de toda mujer, y aunque amo mi carrera, sé que mi prioridad, el día de mañana, pasará por la familia. Tengo muchas ganas. Hay gente que piensa que soy chica, pero yo siempre quise ser una madre joven, y esto no tiene que ver con la edad, sino cómo una vivió esos años.

–Madre con Gastón, por supuesto...
–Con Gastón hablamos de muchas cosas, pero se van a ir dando de acuerdo a las necesidades y momento de los dos. Si coincidimos, bien, y si no, está bueno también. Pero quiero preservar mi vida y la de las personas que quiero…

–¿Y esa alianza que hay en tu dedo?
–Este anillo es de mi mamá. Mis padres están separados, y ella me la regaló cuando se enteró de que en el teatro me estaban buscando una alianza, porque interpreto a una mujer casada. Y como es de ella, no me la saco nunca. Es mi cábala en el teatro y en la vida.

Luce espléndida. Después de 18 años dejó los estudios de tevé, en donde pasó más tiempo que en su propio hogar. Volvió a la casa de sus padres y planifica su futuro.

Luce espléndida. Después de 18 años dejó los estudios de tevé, en donde pasó más tiempo que en su propio hogar. Volvió a la casa de sus padres y planifica su futuro.

“<i>Hay mucha gente que piensa que soy chica para armar una familia, pero yo siempre quise ser una madre joven, y esto no tiene que ver con la edad, sino cómo una vivió  esos años</i>”.

Hay mucha gente que piensa que soy chica para armar una familia, pero yo siempre quise ser una madre joven, y esto no tiene que ver con la edad, sino cómo una vivió esos años”.

Nunca trabajaron juntos, ni en tevé ni en cine. Agustina y Gastón Pauls están protagonizando una historia de amor en la vida real desde hace tres meses. Cada uno vive en su casa, pero se ven casi todos los días.

Nunca trabajaron juntos, ni en tevé ni en cine. Agustina y Gastón Pauls están protagonizando una historia de amor en la vida real desde hace tres meses. Cada uno vive en su casa, pero se ven casi todos los días.

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