“No supe transmitir a los padres el dolor que sentí ante tanta muerte” – GENTE Online
 

“No supe transmitir a los padres el dolor que sentí ante tanta muerte”

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Esperó los noticieros de las ocho y salió a dar la cara. Ibarra, en su peor hora, no descuidó ese detalle. En rigor, tuvo tiempo para digerir la derrota política: desde las tres y media sabía que el juicio político era inevitable. Minutos antes le habían comunicado que los esfuerzos para convencer al kirchnerista Juan Chango Farías Gómez de votar en contra de la moción de suspenderlo habían sido en vano. Inmutable, reunió a su gabinete en la Sala de Situación, junto a su despacho del primer piso de Avenida de Mayo 525, donde no hay televisión, para ver de qué manera seguían adelante.

A las 19:10, cuando el presidente de la Sala Acusadora, Santiago de Estrada, anunció que con 30 votos positivos, 7 negativos y 6 abstenciones, Ibarra quedaba suspendido durante cuatro meses en su función, y sin goce de sueldo, no hizo falta sintonizar ningún canal: los gritos de los familiares se colaron por la ventana. Entonces Ibarra les pidió “fuerza” a sus colaboradores, y Jorge Telerman, su sucesor, habló: “Quiero decirle al gabinete que el jefe de Gobierno sigue siendo Aníbal”. Más allá del simbolismo, tenía razón: nadie había notificado a Ibarra todavía, y recién entonces deberían firmar el acta de traspaso. “Será como cuando te vas de viaje una semana…”, le dijo el vicejefe.

Cuando enfrentó las cámaras con los ojos llorosos, cansado, flanqueado por su gabinete y los legisladores más fieles, mientras en el Salón Blanco un grupo gritaba “¡No se va!”, Ibarra anunció: “Esta es la apertura del juicio, no la destitución. Yo no voy a renunciar”. Era el corolario de una tarde de debate, con mucho café y agua mineral –pero cero cigarrillo, por orden de Ibarra– para ver qué harían. Allí se decidió –aunque sean pocas las chances– contraatacar, buscando los espacios en blanco que tiene la Constitución porteña. Apuntarán a que se defina antes del 10 de diciembre, cuando terminan su mandato ocho de los quince miembros de la Sala Juzgadora. Y, por las dudas, guardan un as en la manga: apuestan a que si el primer intento no prospera, por la falta de reglamento de la Sala –dicen ellos–, pedirán que se mantenga a los actuales miembros, a quienes les faltaría uno de los diez necesarios para destituirlo definitivamente.

EL VOTO CLAVE. El jueves 10, cuando fracasó la primera sesión, el Chango Farías Gómez (61) –quien, como Borocotó, pasó por el macrismo antes de recalar en las filas K y cuyo primer CD solista, del ’93, se llama Chango sin arreglo– había presentado un certificado médico para justificar su ausencia: presión alta era el diagnóstico. El domingo le dieron el alta. El lunes 14 desde temprano, cuando llegó a la Legislatura, sabía que debería afrontar una jornada difícil. En su oficina, la 230 del segundo piso, había dos policías de custodia, que no pidió. Ahí estalló: “¡La p… que los p…! ¡Hasta en democracia hay que sesionar con custodia!”.

Las cuatro horas en que se definió su voto fueron tensas. Según un testigo de esa reunión, Jorge Giorno, Alicia Caruso y Mirta Onega llevaron la voz cantante para convencerlo en la oficina del bloque kirchnerista. A último momento, según la fuente, al celular del folklorista entró un llamado del jefe de Gabinete presidencial, Alberto Fernández. Le preguntó cómo iba a votar. Farías Gómez le respondió que tenía “un compromiso público”. La última frase del hombre de confianza de Néstor Kirchner fue premonitoria: “Te estás jugando una parada grande. Vos sabés cuál es el deseo del Presidente”. En un párrafo de su discurso, Farías Gómez señaló: “Mi voto le permite al presidente Kirchner seguir adelante”. También señaló que “la única posibilidad es que Ibarra vaya al juicio político y se defienda”.

Calificó al jefe de Gobierno como “un demócrata” y se distanció del macrismo al expresar que la comisión investigadora de Cromañón es “ilegítima”.

Esta votación, como pocas, tuvo mucho de culebrón. En el preciso instante en que el discurso de Farías Gómez se inclinaba por el “sí”, Fernando Melillo (ARI) se levantó y dejó el recinto. Cabe recordar que Melillo está casado con Roxana Perazza, secretaria de Educación porteña, y una de las colaboradoras más cercanas a Ibarra. Melillo, así, parecía querer ahorrarse una durísima disputa doméstica, más que votar a conciencia. Sin embargo, dio la sorpresa, regresó y, en su discurso, anunció su voluntad de hacer el juicio político. Los que estaban con su mujer en la Sala de Situación contaron: “Roxana se puso muy mal, al borde del llanto. Es que hizo muchos esfuerzos para convencer a su marido”.

LA VIGILIA DE IBARRA
. El viernes, en los despachos de la Jefatura de Gobierno, miraban una y otra vez los coloridos gráficos de una encuesta. La había hecho una prestigiosa consultora que suele trabajar con un centenario matutino, y que supo acertar los resultados de las últimas elecciones legislativas. El estudio, que no fue hecho para ser dado a conocer, señalaba que más de la mitad de la gente no quería que Aníbal Ibarra dejara su cargo. Pero también, que la posición preponderante –aunque no llegaba al 50 por ciento– estaba de acuerdo con el juicio político. Y era concluyente en un punto: para la mayoría, tras este mandato, Ibarra “debería dedicarse a otra cosa”. El fin de semana no hubo buenas noticias para él: se estaba cocinando la suspensión, y a fuego lento.

Por eso decidió no concurrir a un par de eventos organizados por lo que, hasta entonces, era su gobierno. El domingo salió a hacer deporte. Por la tarde regresó, de remera, bermudas y bolso, a su casa en Villa Ortúzar, en el automóvil que maneja su novia, la periodista Muriel Balbi. Por la noche decidieron dormir en el departamento de ella.

LA VIGILIA DE LOS FAMILIARES. Hasta el mismo lunes al mediodía, tras pasar la noche junto a otros padres de víctimas, el propio José Iglesias, que perdió a su hijo Pedro en la tragedia de Cromañón y es uno de los abogados que representan a los familiares, no tenía confianza en reunir las treinta voluntades necesarias. A primera hora de la tarde, como sólo se había autorizado a ingresar a diez familiares, los padres decidieron colocar fotografías de los chicos y retirarse. Por eso, Iglesias vivió el resultado final en un bar de Avenida de Mayo. A las nueve de la noche su ánimo ya era otro: “Distintos legisladores nos avisaban del clima que había adentro del recinto. En un momento nos contaron que tres diputados macristas estaban siendo ‘operados’ y lo denunciamos. Una hora después, cuando vimos que el Chango entró a votar, nos esperanzamos. Sabíamos que Borocotó había recibido una orden directa del Presidente para votar a favor del juicio político. Creemos que Kirchner no quiso hacerse cargo del costo político de seguir sosteniendo a Ibarra, cuando a nosotros nos había manifestado lo contrario”.

A las diez de la noche, Ibarra salió de su despacho, subió a su Chrysler Caravan azul y partió hacia su domicilio. Todavía no sabe –lo confesó a sus más íntimos colaboradores– si desde ahora dirigirá al Gobierno porteño, –como intentará– desde su despacho o desde el living de su casa. Antes de marcharse, señaló con pesar: “No he sabido o no he podido transmitirles a los familiares que fue un dolor muy grande para mí”.

El legislador Milcíades Peña, que perdió a su ahijado Lautaro en Cromañón, a esa hora decía: “Al principio yo era uno de los que pensaban que Ibarra no tenía que ser sometido a Juicio Político. Después de trabajar en la Comisión Investigadora, estoy convencido de que debe explicarle a la gente quién es el responsable de la tragedia y de las 194 muertes”.

Domingo, 18.45 horas. Ibarra, regresa a su casa de Villa Ortúzar, después de hacer deporte con amigos.

Domingo, 18.45 horas. Ibarra, regresa a su casa de Villa Ortúzar, después de hacer deporte con amigos.

El lunes, cerca de las siete de la tarde, la Legislatura decidió someterlo a juicio político por 30 votos a favor, 7 en contra y 6 abstenciones; dos diputados estaban fuera del país.

El lunes, cerca de las siete de la tarde, la Legislatura decidió someterlo a juicio político por 30 votos a favor, 7 en contra y 6 abstenciones; dos diputados estaban fuera del país.

Milcíades Peña, en la sesión del jueves 10. Su participación fue fundamental para llegar al juicio.

Milcíades Peña, en la sesión del jueves 10. Su participación fue fundamental para llegar al juicio.

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