“No soy la Madre Teresa: sólo trato de ayudar en lo que puedo” – GENTE Online
 

“No soy la Madre Teresa: sólo trato de ayudar en lo que puedo”

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Cuando llegué al Teatro Municipal no podía creerlo. Sentí que el esfuerzo de tanta gente valió la pena. Cuando surgió la idea de la maratón o caminata solidaria para aportarle fondos a la sala de Pediatría del hospital municipal de Bahía Blanca, la mayoría calculó que –con suerte– vendrían dos mil personas. Sin embargo, se presentaron casi… ¡dos mil setecientas! Y el domingo, en la largada, doble alegría, porque estaban mi esposa Many (Marianela Oroño); mis viejos, Yuyo (Jorge Ginóbili) y Raquel; mis hermanos, sobrinos, tíos, Pepe Sánchez y El Puma (Alejandro Montecchia); amigos, y mucha gente de otros puntos del país.

Por fin, a las once y cinco de la mañana, después de la largada de los corredores, salimos nosotros… Yo me quedé bien al final, junto a otros que comprendieron la consigna: todo el que quisiera una foto o un autógrafo lo tendría, siempre que no dejara de caminar… Estar al final de la caravana me sirvió para no perderme nada. Vi pasar a todos, y hasta los remisos y los desganados, al verme, se sumaron y nos apoyaron. Además, ese domingo fue un regalo de Dios, porque mientras llovía a cántaros en medio país, en Bahía brilló el sol durante toda la competencia. Un placer extra: ver a mucha gente con la que no me cruzaba desde hacía largo tiempo, y que reencontré con sus hijos ya crecidos… ‘¡Saludalo que es Manu, el de verdad!’, les decían, y me daba un poco de vergüenza. En Bahía somos pocos y nos conocemos todos, pero siempre hay lugar para una sorpresa…

La marcha siguió su rumbo. Mientras caminábamos por la avenida Alem –punto de partida y llegada– volvieron a mi memoria los recuerdos de una infancia y una adolescencia felices. Aunque parezca una tontería… ¡siempre quise caminar por el medio de la avenida Alem! Y al final, la fantasía se cumplió. A quinientos metros de la salida pasamos por el destacamento de policía y saludamos a los que tanto colaboraron para esta fiesta solidaria. Es cierto que la gente de la fundación anotó corredores hasta la medianoche del sábado, pero sin la ayuda del municipio, la policía y los bomberos, no hubiera sido posible. Además, cuando pasamos por el destacamento, ¡también me acordé de las boletas que me hicieron por dejar el auto mal estacionado!

En el cruce con Córdoba doblamos a la derecha, entramos al Parque 25 de Mayo… ¡y otra gran emoción! Ese lugar era un paseo obligado que hacía con mis amigos de la infancia, y uno de los árboles era el poste de un arco en nuestros picaditos… Mientras, los corredores seguían rumbo a completar los ocho kilómetros de la maratón. En realidad, ellos eran los verdaderos deportistas, y nosotros, simples caminantes. Pero bien lo dijo el poeta Antonio Machado: ‘Caminante, no hay camino, se hace camino al andar’. La marcha siguió.

Me alegro, porque no lo veo a Yuyo, mi viejo, tirado en un costado y pidiendo el tubo de oxígeno: ¡se la aguantó hasta el final! Doblamos por la calle Caronti y entramos en la recta final. Muchos me abrazan. ‘¡No llore, abuela!’, le digo a una vecina que me aprieta contra su pecho. En tropel llegan los chicos que quieren mi firma en la camiseta de la maratón. Imposible, porque el marcador se engancha en el nailon… Otros quieren una foto conmigo. Los más chicos, que los lleve a upa. Y no puedo dejar de pensar en el hijo propio, algo que venimos hablando con mi mujer… ¡Tenemos muchas ganas! Alem a la vista… ¡y la meta!

Final de diez días increíbles. Cinco de agosto: en el Chaco para un proyecto solidario de UNICEF. Jueves trece: una clínica con sesenta alumnos de la escuela de básquet de la Fundación Bacigalupo, que organiza deportes para discapacitados. Domingo dieciséis: fiesta en mi ciudad, y profeta en mi tierra, a pesar del refrán que dice lo contrario. "No soy la Madre Teresa de Calcuta; sólo trato de dar una mano en lo que puedo. Ojalá que el año que viene se repita esta pequeña gran cruzada. Si me estás leyendo y te animás, avisame y te voy anotando”.

Para ayudar entrar a: www.fundacion.manuginobili.com En la largada del maratón solidario en su Bahía Blanca, Ginóbili saluda a los 2700 atletas.

En la largada del maratón solidario en su Bahía Blanca, Ginóbili saluda a los 2700 atletas.

Con uno de los chicos de la Fundación Cecilia Bacigalupo (deportes para discapacitados). Todo lo recaudado fue para el hospital municipal bahiense.

Con uno de los chicos de la Fundación Cecilia Bacigalupo (deportes para discapacitados). Todo lo recaudado fue para el hospital municipal bahiense.

Manu en el Chaco, en una clínica de básquet organizada por UNICEF.

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