La figura de Evangelina se recorta en un paisaje típico de Buzios: una playa casi privada, la del hotel Brava, boutique y exclusivo. Está lista para posar: es su primera campaña –para Satin, una firma de underwear– después de haber tenido a Martín Bastián (tres meses, le dicen El Piqui), su primer hijo junto a Martín Demichelis (28, uno de los puntales de la Selección de Maradona y multicampeón en Europa con el Bayern Munich). El está en Alemania, y ella con el bebé en Brasil. Ya recuperó sus curvas y con ese tema se da el puntapié inicial de esta charla. –Estoy en el mismo peso que antes de quedar embarazada: ¡47 kilos! Y con sólo 59 centímetros de cintura, eh.
–A algunas madres les quedan los kilitos de por vida…
–¡Eso me lo dicen todas! Hasta mi mamá decía que hasta los nueve meses después del parto no iba a recuperar la línea. Durante el embarazo subí doce kilos. En Alemania, con el frío, el aburrimiento… ¡vivía comiendo! Pero hacía natación dos veces por semana. Cuando nació el bebé empecé a comer normalmente. Siempre fui flaquita, eso está en mi ADN. Estoy tan contenta que me animo a tener varios hijos más.
–¿En breve?
–¡No! Ahora quiero volver a trabajar. Y Martín está de acuerdo, siempre y cuando sean laburos a corto plazo. Ni bien nació Bastián tuve muchas propuestas. Antes, mi primera consulta era con mi mamá, pero ahora ese lugar lo ocupa Martín.
–¿Demichelis te pone condiciones?
–Nunca me va a decir que no a un trabajo, pero también quiere ver crecer al bebé. Por eso, en las propuestas pido más cosas que antes, para cuidar mi familia. Económicamente estoy muy bien con él. Mi decisión no pasa por el dinero.
–Fuiste modelo, te pusiste las plumas… ¿Dónde está tu camino?
–A mí me encanta la televisión. Quiero conducir un programa. Sueño con un programa infantil. Siento que tengo un plus, porque soy maestra jardinera.
–También se habló de las ofertas que te hicieron Artaza y Tinelli…
–Nito me llamó para encabezar una revista y me ofreció mucha plata. Pero a mi representante, César Carozza, no le interesó la propuesta artística. En este momento estoy abierta a escuchar. Aunque lo tuve a Bastián y vivo gran parte del tiempo en Alemania, no quiero convertirme sólo en un ama de casa full time. Gracias a mi pareja, tengo la posibilidad de estar viajando cómoda, así que mi vida me lo permite.
–¿Creés que se va a poder bancar los celos a la distancia?
–No somos una pareja que se cele. ¡Estoy todo el día a disposición de él! Si nos toca estar separados, es muy seguro de sí mismo, y sabe que tengo ojos sólo para él, porque se lo demuestro continuamente. Pero la distancia es difícil. Más ahora, que lo operaron del tobillo y estará lesionado por dos meses. Me llama por teléfono constantemente.
–Wanda dijo que ella era la única botinera con papeles...
–No me interesa compararme con Wanda. Hablo por mí: casarnos está en nuestros planes, pero no me desespera para nada. Bastián ya nos unió para siempre. Obviamente me gustaría casarme por Iglesia, de blanco, frente a Dios…
–¿Martín te lo propuso?
–¡Sí! Me lo pide desde que nos pusimos de novios. Lo íbamos a hacer a fines del año pasado. Llegó el bebé y preferimos esperar a que fuera más grande, para que lo comparta con nosotros. Lo hablamos siempre, pero todavía no hay fecha.
–¿Te gustaría una gran boda?
–Cuando nos conocimos soñábamos con algo sencillo. Pero ahora cambié de opinión. Quiero que sea una sola vez en mi vida, y por eso va a ser una boda maravillosa.
–¿Te molesta que te llamen botinera?
–Desde que lo conocí a Martín me siento una botinera, y ya tengo un botincito. Pero estoy muy lejos de esas chicas que van a los boliches y están con uno y con otro, sólo por la fama y el dinero. En mi caso, Martín es el primero y el último.
–¿Por qué todas quieren tener un novio futbolista?
–Los futbolistas tienen buen cuerpo y a ellos les gustan las mujeres lindas, que por lo general son modelos y vedettes. No hay mucha ciencia. Y en este ambiente los encuentros se vuelven más accesibles. Hay chicas que se fijan en otras cosas, como la plata, pero no es mi caso. Yo era de las que renegaban de los futbolistas, pero Martín me compró.
–¿Los futbolistas son infieles?
–No sé, dependerá de cada caso en particular, pero es como cuando dicen que todas las modelos son rapiditas o que trabajan de otra cosa… Yo puedo hablar de Martín y de mí, y creo que somos dos excepciones. No es que lo controle, pero pasamos todo el día juntos. Entrena dos horas a la mañana y se viene corriendo a casa. ¡No hay manera! Imaginate que lo veo hasta en la concentración. Me da mucha confianza y me hace sentir única. Te digo más: a mí también me respetan los hombres. Saben que estoy con él y no se desubican. O le tienen miedo a él o me ven muy enamorada…
–¿Volverías a hacer un desnudo?
–No volvería a hacer Playboy… Martín me sigue diciendo: si hubieras estado conmigo en ese momento, no lo hacías. Ahora prefiero mostrarme sexy, pero con ropa. 
En tiempo récord, recuperó sus curvas. Quiere volver a trabajar “pero sin descuidar a mi familia”, anuncia bajo el sol de Brasil.
“Con Martín no somos una pareja que se cele. ¡Estoy todo el día a disposición de él! Si nos toca estar separados, es muy seguro de sí mismo, y sabe que tengo ojos sólo para él, porque se lo demuestro continuamente”
Eva hizo la producción de fotos en el espectacular hotel Brava. ¿Sus medidas? Cincuenta y nueve centímetros de cintura y noventa de cola. ¿Lolas? “Ahora no sé, porque estoy amamantando a Bastián”.
