“No quiero caer en la imagen de la gordita simpática … porque no lo soy” – GENTE Online
 

“No quiero caer en la imagen de la gordita simpática ... porque no lo soy”

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La bautizaron Mireia (María en catalán) por un libro del francés Frédéric Mistral, que cuenta la historia de un amor imposible entre la hija de un hacendado y un humilde pastor. Ante la oposición paterna, la pareja decide huir. Se citan al mediodía a la salida del pueblo. Ella se olvida su sombrero, y en medio del camino muere de insolación. “¡Es terrible! Pero pese a todo, se animaron a vivir un amor espectacular”, dice Mireia Gubianas (32), la catalana que llegó para ser la estrella fuera de peso de Gorda, el fenómeno teatral del año.

Como la heroína de la novela, Mireia cree en el amor más allá de la aceptación o el rechazo de terceros, y no ha obedecido en todo a sus padres, pero –a diferencia de la mártir enamorada– sobrevivió sin sombrero de sol en todas las ciudades donde vivió: Barcelona, Florencia, Londres y –desde noviembre pasado– Buenos Aires. Dice que enfiló directamente al escenario de la calle Corrientes luego de que la producción hiciera un casting entre talentos criollos, sin dar con la elegida. “Les había dicho en broma que cualquier cosa me llamaran, pero cuando lo hicieron y me dijeron que iba en serio, quedé muda. Para mí eso es mucho”, recuerda.

–¿Aceptaste de inmediato?
–Lo comenté primero entre mis compañeros del teatro en Barcelona. Pensé por qué sí y, lo más importante, por qué no. El “” es más fácil de decidir, ¿pero el “no”? Está bueno pensarlo... Allí te das cuenta de que el “no” muchas veces es miedo, es “no me atrevo”. Y, fue medio una locura. Firmé contrato sin conocer ni al director ni a mis colegas.

–Te lanzaste sin red...
–Totalmente. Pero es una actitud que va conmigo. Me convenció saber que si no lo hacía, pasaría la vida preguntándome qué habría pasado si lo hubiera hecho. Y como no me gusta quedarme con la duda, acá estoy. Una amiga mía siempre dice: “Mejor una página en negro que una en blanco”, y tiene razón. De las páginas en negro también se aprende. En este caso, esta experiencia está siendo una página roja o no sé de qué color... Pero ya sé que no será ni negra ni blanca.

–Venís de un año de Gorda en Barcelona, ahora éxito en Buenos Aires. ¿El hacerte conocida por este personaje de Helena no podría encasillar tu perfil actoral?
–Uno se ata a lo que se deja atar. Es decir: si ahora me ofrecen ser la gorda de México, depende de mí si vuelvo a hacer ese papel. Para mí este personaje es como cualquier otro. Obviamente, los papeles que me ofrecen tienen un perfil más o menos concreto. Por eso piensan en mí. Casi todos los directores con los que he trabajado me han pedido que muestre mi escote. Siempre intento no caer en la imagen de gordita simpática, porque yo no soy eso, y mi personaje tampoco.

–¿Decís que podrías no hacer siempre de gorda?
–Es cierto que no vemos trabajando a muchas actrices gordas, y si las vemos es en roles de gordas. Esto pasa porque los directores y productores fijan esto. Pero hay otros que rompen los códigos. ¿Quién dijo que la Julieta de Romeo era flaca? Es más: en la época de Julieta las chicas no eran delgadas.

–¿Serías Julieta, entonces?
–No podría, por edad. Tendría que ser más joven. Pero, ¿por qué no? ¿Quién dijo que una chica de mi talle no puede ser una amante tremenda? ¿Quién marcó lo que puede ser y lo que no? Nos quedamos como sociedad en valorar algunas cosas y nunca pensamos si debemos darles valor. El teatro y el cine rompen esos clichés. Precisamente esto es algo de lo que provoca Gorda: el público, más allá de ser espectador, tiene una vivencia.

–Fui testigo de eso: durante la obra vi a una chica llorar sin consuelo.
–Sí, pasa. Se escuchan risas, comentarios, festejan las frases más duras contra Helena, y hay días que están conmigo y paso a ser la heroína total.

–También habrás escuchado comentarios duros...
–En el escenario se percibe todo. Cuando están en contra de mi personaje me genera un desafío: “Vamos a ver si realmente te atreves a decir que no te parece erótico mi cuerpo”. Es distinto lo que la gente dice y lo que la gente siente. Hay muchos que se ríen para hacer ver a su alrededor que están pensando una cosa y en realidad no es así. Amigos míos que han venido al teatro me han dicho: “No sabes con qué ojos te miran los hombres cuando sales en la escena cinco” (N. de R: sobre una cama redonda y en ropa interior de encaje). Y ésos son los mismos que se ríen de las frases más duras. Estoy segura de que ellos nunca se animarían a proponerme salir. Por suerte, no me interesan los hombres que no quieren estar conmigo. Quiero estar con alguien que disfrute con mi cuerpo igual que yo disfruto con el suyo.

–¿Pero en escena es tu cuerpo?
–Es y no... Ha sorprendido mucho esa escena, y para mí es lo más normal del mundo. No me siento desnuda. Siento que estoy en la cama con mi novio, porque es lo que estoy actuando. Para mí es más impúdico el simple hecho de actuar y de abrirte las entrañas emocionales, que quedarme en bombacha y corpiño. No entendería esta obra con este título tan contundente, que luego de plantear el conflicto pone delante de los ojos a la mujer gorda casi desnuda. Lo hace para provocar, y no es disimulo.

–¿No creés que las mujeres somos más flexibles frente a las diferencias, sobre todo si amamos?
–Las mujeres enamoradas somos muy idealistas. Nunca podría decir “el amor no alcanza”. Me siento incapaz de decirlo. Cuando en la obra el personaje del Puma Goity lo dice, nunca me agarro de que tiene conflictos porque estoy gorda. No. Tiene conflictos porque no sabe amar. Hay muchos hombres que no saben hacerlo. El amor es el acto de la vida que más valentía requiere, más que cualquier otra cosa. Amar y dejarse amar, y bien. A veces pensamos que amar es una cosa que no lo es. No es poseer, no es necesitar. Para mí, es entender y compartir. La obra realmente es eso. No habla de la gordura, ni mucho menos. Habla de si me atrevo o no me atrevo.

–Hablando de amor, ¿quién es el tuyo?
–En este momento, ninguno. No tengo. Estoy sola.

–Suena a que hasta hace poco…
–(Risas) Estuve muy bien con alguien hasta no hace mucho.

–¡¿Un argentino?!
–Sí. La vida te trae gente y te trae historias hermosas. Está bien vivirlas a pleno y a fondo. Lo repito: hay que atreverse a vivir.

Producción: Danny Di Luciano
Arte digital: Pablo Turiansky
Maquilló: Guadalupe Barreto para Mac. Peinó: Paul para Cliché. Agradecemos a Marisa Campanella, Jade, Lonté, Luna Garzón, Medias Cocot, Patricio Funes, Paula Aisenberg (www.paulaaisenberg.com.ar) y www.bocatango.com.ar

Mireia –que se define como “una catalana lanzada”– vino a vivir a Buenos Aires sin conocer al director de la obra ni a sus colegas de elenco. Pero sí a los hombres de nuestro país: su último amor fue un argentino.

Mireia –que se define como “una catalana lanzada”– vino a vivir a Buenos Aires sin conocer al director de la obra ni a sus colegas de elenco. Pero sí a los hombres de nuestro país: su último amor fue un argentino.

Fat Pig es el título original de la obra escrita por Neil Labute en un momento de lucha con su propia obesidad. Luego de bajar 36 kilos en ocho meses, recuperó 18 en los siguientes seis. De su experiencia surgió el texto.

Fat Pig es el título original de la obra escrita por Neil Labute en un momento de lucha con su propia obesidad. Luego de bajar 36 kilos en ocho meses, recuperó 18 en los siguientes seis. De su experiencia surgió el texto.

“Hay muchos hombres que no saben amar. El amor es el acto de la vida que más valentía requiere, más que cualquier otra cosa”

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