“No me gusta que me impongan límites” – GENTE Online
 

“No me gusta que me impongan límites”

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Aunque cueste creerlo, a los 20 años ya pasó casi un cuarto de su vida entre las pasarelas y las producciones fotográficas. Es que Zaira Nara ingresó al mundo de la moda y los flashes mucho antes que Wanda, su polémica y mediática hermana mayor. Con 1,72 m de altura y medidas perfectas (90-59-90), la chica que también tuvo su paso por el teatro –compartió cartel con Darío Lopilato y Christian Sancho en El libro de la selva–, ahora se anima a la conducción: los domingos por la mañana, en América, está al frente de un ciclo infantil producido por Gastón Portal, Animérica. Y, claro, mientras tanto, y para que no le digan que es sólo una cara bonita, Zaira cursa el segundo año de Abogacía y se perfecciona como actriz, cantante y bailarina en la Academia de Formación Actoral de Esteban Mellino.

“Soy una mujer muy activa. No podría dejarme estar, pasarme el día sentada viendo la tele”, comenta con orgullo la chica cuyo corazón ya está ocupado por el futbolista uruguayo Diego Forlán (29, crack total del Atlético de Madrid), su novio desde hace seis meses. “Todavía no pensamos en vivir juntos, porque los compromisos laborales nos obligan a estar distanciados. Pero cada vez que podemos, o yo viajo a Europa, o él viene para el Sur”, confiesa ella, orgullosa de su sobrino Valentino, el hijo que tuvieron Wanda y Maxi López, hoy integrante del plantel de Gremio de Porto Alegre. Y qué mejor para una flamante tía que conducir un programa infantil. “Siempre quise estar cerca de los chicos, un público que puede ser el más fiel, como también el más intolerante. Nada comparable a una pasarela. El público del fashion es mucho más frío”.

–Parece que está de moda conducir un programa infantil o hacer teatro para chicos…
–¡Sí, pero a mí siempre me gustó! Además, no necesito bajar mi perfil para hacerlo; otras chicas sí… Este año me habían ofrecido participar de dos novelas. Sin embargo, me pareció mucho más piola esto.

–¿Valentino, tu sobrino, también te incentivó a que aceptaras?
–¡Claro! ¡El es mi fan número uno!

–¡Pero si tiene poco más de un mes...!
–Sí, pero ¡te juro que Wanda le hace ver todos mis programas! Como tía, estoy acompañando su crecimiento desde un lugar lúdico e interactivo.

–Con una tía tan sensual, a Valentino no le va a quedar otra que enamorarse de vos…
–No... La gente debe pensar que soy híper sexy todo el tiempo o que vivo en pose. Y soy re tímida… Hasta me da vergüenza ir al mar en bikini.

–Tampoco te imagino en tu casa usando batón y chancleteando.
–¡Obvio! Me gusta estar bien, prolija, pero no soy de ponerme todos los brillos.

–¿Cuál es tu punto débil?
–La mentira, porque después me cuesta retomar la confianza. Una traición me tira para atrás. Pero por lo general siempre tengo la mejor onda para todo y no me arrepiento de nada.

–¿Ni siquiera cuando le dijiste a tu novio que no te gusta el fútbol?
–Y… pero es la verdad. Mi familia no es futbolera, ni papá ni mamá.

–¡¿Cómo?! ¡¿Con dos yernos goleadores en Europa?!
–¿Parece raro, no? Papá competía en auto y lancha, así que tenemos muy incorporado el sonido del motor, no el de un grito de gol. No somos hinchas de ningún equipo. De hecho, no conocíamos a futbolistas. Claro que ahora, al igual que Wanda, entré en tema y siento que puedo opinar. Vivo el deporte y me apasiona. Incluso voy a la cancha. ¡Y grito como loca! Pero me pongo nerviosa si en el partido lo tocan a Diego...

–No vas a pretender que los defensores rivales lo dejen pasar…
–Claro, pero al mismo tiempo me da lástima la cara del arquero del otro equipo cuando Diego le mete un gol… “Gorda, no te tiene que preocupar su angustia”, me suplica.

–¿Diego opina sobre tu carrera?
–Sí, me ayuda desde su experiencia, me da consejos, pero no de una forma invasiva. Es lo correcto para no perjudicarnos como pareja. Además, no me gusta que me impongan límites.

–Volvamos a la distancia. ¿A cuánto llegó la cuenta del teléfono?
–¡Imaginate: este mes vendo el auto! Hay mucha compu, mucho chat, pero como ando bastante en la calle, las llamadas se suman. Por eso prefiero viajar todas las veces que puedo.

–¿Ya marcaste territorio en su casa madrileña?
–La primera vez que fui a visitarlo, Diego me pidió que dejara mi cepillo de dientes… Me costó mucho, porque sentí que lo estaba invadiendo. Pero la segunda vez le llevé un oso gigante, que le ocupó la mitad de la cama... ¡Eso sí que fue marcar territorio!

–Cuando estaba instalada con Maxi López en Moscú, tu hermana Wanda admitió que cocinar no es su fuerte….
–El mío tampoco... Por lo general, Wanda me pasa recetas y yo trato de seguirlas al pie de la letra. Porque mi novio es el mejor hombre que conocí. Lindo, caballero, amoroso… ¡Es perfecto! Me abre la puerta del auto, me pone azúcar en el café, siempre tiene una sonrisa. Por eso le pedí que nunca cambie... Estudia Abogacía –cursa el segundo año– y también actuación, canto y baile en la Academia de Esteban Mellino. Por si fuera poco, dice que está aprendiendo recetas para cocinarle a su novio.

Estudia Abogacía –cursa el segundo año– y también actuación, canto y baile en la Academia de Esteban Mellino. Por si fuera poco, dice que está aprendiendo recetas para cocinarle a su novio.

“Soy re tímida… La gente debe pensar que me siento híper sexy todo el tiempo o que vivo en pose. Si hasta me da vergüenza ir al mar en bikini”.

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“Nada me molesta más que la mentira. Una traición me tira para atrás, y a esa persona le pierdo la confianza para siempre”, advierte la modelo de la agencia Chekka.

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