“No creo haber convivido con el jefe de una banda de narcotraficantes” – GENTE Online
 

“No creo haber convivido con el jefe de una banda de narcotraficantes”

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Auna semana de que la Policía Científica Argentina allanara la casa de Mónica Farro (37) buscando droga y dólares falsos, ella abre las puertas de su departamento del barrio de Belgrano. Todo luce ordenado. En los portarretratos no hay imagen alguna de Juan Ignacio Suris (36), su pareja desde hace dos meses. Pero ella ya había comprado uno para enmarcar algunas fotos que atesora en su celular, y donde se los ve felices. Está, en apariencia, tranquila. Pero cuando se queda sola, llora: no puede creer lo que ha sucedido. “Sentí mucho miedo cuando me golpearon la puerta el pasado lunes 13, a las diez y media de la noche, para allanar mi departamento de dos ambientes. Temí que rompieran todo, pero se portaron muy bien… Buscaban droga y dólares truchos, pero no encontraron nada. Recién en ese momento me enteré de que habían detenido a Juan esa misma tarde en la puerta de mi edificio. Me pareció raro que no me llamara en todo el día, pero jamás me imaginé una situación semejante. Sólo se llevaron dos valijas con ropa”, cuenta Mónica, muy cansada, porque acaba de ir y volver de la comisaría de Bahía Blanca donde está detenido Suris: “Manejé catorce horas y más de mil doscientos kilómetros… ¡para verlo entre rejas apenas treinta minutos!”, recuerda, dolorida.

Las acusaciones –ciertas o no– que pesan sobre Suris son gravísimas: jefe de una banda narco, falsificación de facturas ligadas al Turismo Carretera (la punta del ovillo se inició en la AFIP…), y trata de personas: inmigrantes chinos entrados clandestinamente al país. “Pero yo sigo confiando en él: no viví con un hombre capaz de hacer todo eso”, insiste.

–Comencemos por el principio. ¿Cómo se conocieron?
–Hace dos meses, en la puerta de un boliche. Me lo presentaron unos amigos que no son del ambiente artístico, y poco después coincidimos en una cena en El Corralón. Nos sentamos uno al lado del otro, y me llamaron la atención sus manos: ¡son muy lindas! Estaba en un momento especial, no quería involucrarme con nadie. Pero Juan me pareció todo un caballero. Ese día terminamos tomando mate en mi casa hasta las nueve de la mañana, y le dije que quería dormir… Después nos vimos dos veces más, al cuarto día se quedó a vivir en mi casa, y no nos separamos más. ¡Fue un flechazo a primera vista!

–¿Juan estaba viviendo en Buenos Aires?
–No, hasta ese momento iba y venía de Bahía Blanca. Pero cuando estaba en Buenos Aires paraba en un hotel. Recién cuando empezó la relación se instaló en mi casa, y no se fue nunca más… ¡hasta esa horrible mañana!

–¿Durante ese tiempo no trabajaba?
–La verdad, no sé… Iba y venía, tenía las llaves de mi departamento, y hacía lo que quería.

–¿Nunca le preguntaste de qué vivía?
–No soy una mujer controladora. Me dijo, sí, que su familia tenía una empresa de construcciones y grúas, y que en Bahía Blanca se vestía de traje, no de modo informal. Y le creí. Además, los empresarios no suelen tener horarios fijos…

–¿Cómo y cuándo te enteraste de que estaba procesado?
–A fines de diciembre, un día en que él se estaba yendo a Bahía Blanca para ver a sus hijos, y yo me iba a Río Grande. Cuando mi avión estaba por despegar, me llamó y me dijo que tenía un problema con una causa judicial. A los dos días volví, y me contó que lo estaban buscando, acusado de ser el jefe de una banda narco…

–¿No reaccionaste?
–Me pareció un chiste. Pero me habló muy en serio. No me entra en la cabeza que Juan es como Pablo Escobar Gaviria, el famoso líder del Cartel de Medellín. Además, a veces los medios desinforman, dicen cualquier cosa. Que yo sepa, la única causa por la que lo detuvieron es esa acusación...

–¿Algo te hizo sospechar que podía ser verdad?
–No…, jamás. No creo haber convivido con un jefe narco. Nunca lo descubrí en una situación extraña, sospechosa. Además, él me explicó lo que pasaba, y me quedé tranquila.

–Cuando se te vinculó con Leo Fariña dijiste que no querías verte involucrada con alguien bajo una causa judicial. ¿Qué vas a hacer ahora?
–Cuando Ricardo Fort me presentó a Fariña, me pareció un tipo agradable. Salimos diez días, pero di un paso al costado porque me di cuenta de que estaba muy complicado. Pero ahora es diferente: con Juan conviví, y no creo que sea culpable.

–¿Por qué? Sobre todo porque no es la única acusación. Entre otras cosas, manejar facturas truchas…
–Creo que esa causa la tuvo desde el 2008 hasta el 2011… Pero, ¿la verdad? no sé mucho sobre ese tema. Lo único, que mientras estaba conmigo tuvo que ir a declarar. Pero me parece que esa causa ya prescribió.

–¿Verlo preso te cambió la imagen que tenías de él?
–No… Insisto: no creo que sea un narcotraficante.

–¿Por qué estás tan segura?
–Porque Juan era una persona normal. Me acompañaba a los eventos, hacíamos las compras juntos y no se escondía. Hasta que el juez no demuestre lo contrario, voy a seguir creyendo en él y sintiendo lo mismo: amor.

–Si la justicia lo declara culpable, puede cumplir una pena de seis a veinte años. ¿Sos capaz de esperarlo?
–La verdad, no sé qué decirte. Hoy no puedo contestarte. Hoy voy hasta el final. Creo en Juan, y proyectamos formar una familia. El está separado hace un año y medio: no fui una rompehogares.

–¿Algunas vez consumiste un porro o drogas más pesadas?
–No: ni él ni yo. Jamás. En la noche hay mucha cocaína, mucha gente que ofrece merca, pero nunca entré en eso. Soy una mujer sana. Y nuestra relación también: nunca hubo excesos.

–Pero en Bahía Blanca, él tenía fama de ostentoso…
–Sí, se paseaba con la Hummer que le compró a Marcelo Tinelli y llamaba la atención. Pero creo que lo conocí en un momento en que quería estar tranquilo, sentar cabeza. Y con sus dos hijos era un padre muy presente. A mi hijo y a mi familia les cayó muy bien, porque vieron que me cuidaba. Es la primera persona de cuantas estuve que no me pidió plata para pagar algo… Lo único que lamento es lo que están pasando mi familia y mi hijo. Mi madre y mi hijo me comprenden, pero mi padre tuvo un accidente cerebrovascular y problemas cardíacos… Es terrible. En la televisión inventan mucho, y esas cosas lo lastiman…

–¿Cómo fue el encuentro en la comisaría?
–Fui hasta allá porque en una de las charlas telefónicas me dijo que me necesitaba. Allá conocí a su familia, y eso me dejó tranquila. Pero verlo detrás de las rejas fue muy difícil, no pude ni abrazarlo. Hablamos durante media hora. Delante de él me mostré muy fuerte. Pero lloré durante todo el viaje de vuelta. Soy muy creyente: tengo tatuado un rosario, llevo siempre una medallita de San Benito, voy a la iglesia, y creo que todo esto se va a resolver de la mejor manera.

–¿Tenés miedo de quedar detenida por encubrimiento?
–No… Mi abogado, Matías Morla, me tranquilizó. Me dijo que no voy a estar presa ni un segundo porque actué por amor, y el amor no tiene pena de prisión. No hay una causa contra mí. No estoy imputada. Y cuando el juez Santiago Martínez me llame a declarar, volveré a Bahía Blanca. No tengo nada que ocultar. Nada.

Mónica en su departamento de Belgrano, no elude ninguna pregunta y cree en la inocencia de su Suris, a quien conoció hace dos meses.

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