“No como bien porque no tengo tiempo” – GENTE Online
 

“No como bien porque no tengo tiempo”

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–Karina, muchos creen que tu desmayo en Bailando por un sueño estuvo preparado...
–¿No te parece que fue muy creíble para estar armado? Me di un golpe bárbaro. Si pudiera actuar así estaría en una tira de Pol-ka. Aunque la actuación es uno de mis sueños (ríe).

–Quienes te conocen dicen que no te alimentás bien. Eso remite a un problema serio: anorexia.
–Bueno, en el último tiempo tuve desórdenes alimenticios. La noche del desmayo en Bailando por un sueño hacía doce horas que no comía nada.

Karina Olga Jelinek tiene 26 años y una figura que roza la perfección. En 1,70 m luce las medidas que, según el protocolo de la industria fashion, serían las ideales, o las políticamente correctas: 90-62-90. El combo se completa con un lunar cerca de la boca que la morocha se ocupa de resaltar. “En este trabajo te matás por estar perfecta, porque atrás siempre viene una que está mejor, más flaca. Cuando tengo que desfilar, el día anterior generalmente no como nada. Para estar deshinchada, ¿viste?”.

Las curvas de Karina fueron su trampolín a la fama vernácula. Primero se puso 95 de lolas, pero después decidió reducirlas para no alejarse del selecto grupo de chicas “finas”. Pero junto con su ingreso al mundo fashion llegó la fama de “chica tonta”. Es cierto que Karina ayuda. A veces sus expresiones ingenuas (¿?) recuerdan al modelo frívolo y bizarro que el actor Ben Stiller interpreta en Zoolander. Entonces, cuando habla, la morocha regala toneladas de material a los programas que explotan sus descuidos y sus frases antológicas. Por ejemplo, la inolvidable: “En el banco me pidieron que firme un cheque, y puse: ‘Con cariño, Karina’”.

Son los programas que califican de carnicería a la tele, pero que viven de ese matadero, claro. “¿Qué querés que te diga? Soy modelo; por eso dicen que soy tonta. Encima, yo me equivoco muchas veces con las cámaras encendidas”, se defiende. Karina dejó de ser “la tonta de la tele” desde que se encontró con la abogada Ana Rosenfeld, y juntas empezaron a demandar a sus ¿injuriadores?: “Cuando terminen los juicios voy a ser la que se ría de todos, pero tomando sol en un yate en Saint Tropez, ja, ja…”, replica con ironía y sin ingenuidad.

–Entonces le sacás el jugo a lo de “nena tonta”...
–Obvio. Muchos me preguntan si soy o me hago. Yo no me considero ninguna tontita; soy una chica muy astuta. Puedo haber sido inocente e ingenua, pero eso me hizo muy fuerte. Lo que no te mata te fortalece.

–¿Y por qué cargaste las tintas contra Roberto Pettinato?
–Porque él fue quien inició las cargadas. Se enojó conmigo porque me fui de su programa en un corte. “¿Para qué voy a ir a un programa en el que se ríen de mí... y no me pagan?”. Lo colgué en el corte y él empezó una campaña en mi contra que duró años. Hacía informes de 20 minutos sobre mi vida, con errores desde que nací hasta hoy. No estoy enojada con él, sólo que va a tener que pagar lo que hizo.

–¿Quéres plata o una reivindicación?
–Las dos cosas: plata y que me reivindique en cámara. No le guardo rencor, pero se va a arrepentir de todo lo que se ensañó conmigo.

–Pero el que hace los informes es el productor, no el conductor del programa.
–No te hagas problemas, que Diego Gvirtz no se va a salvar... Soy más viva de lo que ellos piensan.

THE SHOW MUST GO ON. El viernes 8 de agosto llegó el momento esperado de la semana en nuestra tele chimentera de cada día. Las parejas de Bailando por un sueño interpretaban el ritmo Adagio latino (¿?), que se había anunciado durante toda la semana. Pero la promoción no tenía que ver con “otra danza caliente”, sino con el desmayo de Karina Jelinek. Muchos insinuaron que fue otra estrategia de Marcelo Tinelli, y que la descompensación de su alumna preferida, Jelinek, formaba parte de un guión. “Es así; el desmayo iba a ocurrir, tarde o temprano...”, anticipa ella. Aunque esta vez el show business no tuvo mucho que ver –o sí, depende de la mirada– con la caída de la modelo: “Hace un tiempo que sufro desórdenes alimenticios...”, continúa dando pistas.

–Dicen que hacés cualquier cosa que Tinelli te pida. Por eso se sospechó del desmayo.
–Con Marcelo hago cosas que con otro no me permitiría. Muchos creen que nuestros diálogos están guionados, pero nada que ver. Tenemos buen feeling y salen cosas muy divertidas. De hecho, cuando yo salgo a la pista el rating sube muchísimo. Mi intención es sacarle una sonrisa a la gente. Hay chicas que quieren copiarme pero no les sale.

–Parece que perdiste el miedo al ridículo.
–Puede ser que me haya formado un caparazón. Me siento más fuerte y resistente a las críticas. Pero soy una persona sensible. Por eso a veces lloro en cámara; la gente lo sabe. Nada de eso es armado.

–¿Se equivoca quien piensa que a las modelos sólo les interesa la estética?
–¿Que sólo nos importa la estética? No, no, no (lo dice con cara de preocupada). Nosotras vivimos de nuestros cuerpos y por eso vendemos una imagen muy fría, porque nos cuidamos mucho. Tenés que estar siempre perfecta, porque todo el tiempo competís contra otras que también quieren estar diez puntos.

–Las exigencias son duras, desde las cirugías hasta la alimentación...
–Una modelo es más natural que una vedette, obvio. De hecho, ellas tienen más curvas porque se ponen lolas y cola. Se matan en el gym, tienen unas piernas así (hace un gesto de algo ancho con sus manos) y suelen ser bajitas. Las modelos son más estilizadas, más delgadas, más naturales.

–¿Y la alimentación? ¿La necesidad de estar delgadas no las hace comer poco?
–Sí, a mí me pasó. A pesar de tener curvas, porque yo soy una onda más Pampita, que también tiene curvas, se me fue la mano con la mala alimentación. Ultimamente sufrí desórdenes alimenticios. Hacer fotos, estar flaca para un desfile, no poder comer por los ensayos... Me perjudicó.

–¿Por eso te desmayaste?
–Tal vez pida una licencia en el programa. Vengo con mucho trabajo, sin dormir bien. Cuando me desmayé no había comido en doce horas, porque estaba esperando en el estudio. Estaba muy estresada y sin comer bien. Tarde o temprano iba a pasar.

–¿Te veías gorda?
–No, no es eso. No como bien porque no tengo tiempo. Si mañana tengo una producción de fotos o un desfile, hoy no como, para estar deshinchada. Los análisis que me hicieron indican que estoy anémica.

–¿No tenés un problema de anorexia?
–¡No es así! Mido 1,70 m y peso 52, 53 kilos. Además, en este tiempo tuve algunos problemitas personales, como puede tener cualquiera. Pero no volverá a ocurrir.

–Es que la competencia entre las modelos muchas veces termina mal.
–En el ambiente ves de todo, pero yo no me dejo llevar por la competencia de las chicas. No me pone loca, porque soy muy segura. Para muchas chicas del ambiente el modelo de belleza es delgadez extrema. Pero no es mi caso; yo por suerte tengo mis curvas. Karina es vegetariana y tiene un cuerpo envidiable. En los últimos meses bajó cuatro kilos.

Karina es vegetariana y tiene un cuerpo envidiable. En los últimos meses bajó cuatro kilos.

Con el desmayo de Karina Jelinek, Bailando por un sueño marcó un pico de rating de 31,5 puntos. Muchos sospechan que estuvo preparado, pero la modelo sufre problemas de salud y fue internada en el Sanatorio Otamendi.

Con el desmayo de Karina Jelinek, Bailando por un sueño marcó un pico de rating de 31,5 puntos. Muchos sospechan que estuvo preparado, pero la modelo sufre problemas de salud y fue internada en el Sanatorio Otamendi.

“<i>Las modelos vivimos de nuestros cuerpos y por eso vendemos una imagen muy fría. Tenés que estar siempre perfecta, porque todo el tiempo competís contra una que está mejor</i>”.

Las modelos vivimos de nuestros cuerpos y por eso vendemos una imagen muy fría. Tenés que estar siempre perfecta, porque todo el tiempo competís contra una que está mejor”.

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