“Ni soy una diva ni llevo una vida de famosa” – GENTE Online
 

“Ni soy una diva ni llevo una vida de famosa”

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Cuando decidió bajarse de las pasarelas –en su mejor momento como modelo– para apostar a su carrera de actriz, Florencia Raggi (35) sabía que la jugada era arriesgada. Doce años después todo parece haber salido como lo soñó. O, quizá, infinitamente mejor. Después del debut en televisión y un paso exitoso por el teatro, el cine llegó a su vida. Y hoy, Florencia divide su tiempo entre su casa de San Isidro, donde vive junto a su familia la mitad de la semana, y un set de filmación en Colonia, Uruguay, donde está rodando Tres deseos, su quinta película. Dueña de una belleza singular, la esposa de Nicolás Repetto les escapa a los aires de diva.
Hace poco tiempo descubrí que me podía volver a enamorar. Cada día me enamoro más del cine. Me encanta la posibilidad que tenemos los actores, de preparar e investigar un personaje. Disfruto mucho de componer personajes”, cuenta Florencia, fuera de escena y a cara lavada, en el motorhome donde descansa, se cambia y se maquilla en cada alto de la filmación. Esta vez, la ficción la lleva a convertirse en Victoria, una mujer de 40 años que se está replanteando la vida. “Es una película muy íntima. El personaje de Victoria me hizo comprender muchas cosas de mi vida”, confiesa Florencia.

–¿Vos te estás replanteando la vida, como Victoria?
–Sí. Al ponerme en su piel hice un trabajo de introspección, busqué mucho dentro mío. Y descubrí que, a los 35, me estaba haciendo los mismos planteos que ella se hace a los 40. Hay cosas que si no las hacés a esta edad, perdés, porque el tiempo ya no se recupera más. Ahora empezás a tener conciencia del paso de los años, y cada cosa que hacés la valorás mucho más que a los 20.

–¿También atravesaste una crisis de pareja, como tu personaje?
–No, no fue una crisis, pero me replanteé cosas de mi vida cotidiana, de mi relación con Nico (51) y con mis hijos, porque Renata (9) y Francisco (7) ya no son bebitos. Creo que ahora empecé a disfrutar más los momentos que comparto con ellos.

–¿Ellos entienden que te vayas tanto tiempo de tu casa para trabajar como actriz?
–Sí, lo entienden, pero mucho no les divierte, obviamente. Están acostumbrados, porque el año pasado estuve filmando en El Calafate y después salí dos veces de gira haciendo teatro. Los chicos comprenden que mi trabajo de actriz es así. A veces, soy una mamá full time, y otras, voy y vengo.

–¿Este trabajo también sirve para tomar distancia y extrañar un poquito a la pareja?
–Claro, a veces está bueno extrañar. A mí lo que más me gusta de ser actriz es que no tengo que cumplir con una rutina, ni encaro la vida todos los días de la misma forma.

–¿Cómo sos como ama de casa?
–¡Muy mala! No me gustan las tareas del hogar como planchar, lavar y cocinar. Lo que más me gusta de la casa, sin dudas, es mi rol de mamá, y controlar cómo van las cosas que se necesitan.

–¿Y qué cosas te apasionan?
–Cada día me apasiona más estar con mis hijos y mi marido. También disfruto mucho cuando actúo. Y si no estoy con mi familia o mis amigos, me gusta sentarme a leer. Viajar también es algo que me encanta… y hacer yoga, que para mí es una filosofía de vida.

–¿Hay algún papel que te gustaría interpretar?
–No, no tengo ninguno concreto. Pero me fascinan las historias de mujeres interesantes que sean humanas, contradictorias, reales. Y me gustaría volver a hacer teatro.

–¿Cómo fue tu experiencia en el cine italiano? (N. de R: actuó en Cómplices del silencio, de Stefano Incierti)
–Fue muy buena. Todo el mundo quedó muy conforme con mi actuación. Hace poco doblé algunas partes de la película, que se va a estrenar en el Festival de Roma. Quizás viaje para estar presente en el estreno. Además, el papel que me tocó es muy lindo. Me comprometí mucho con el personaje. Interpreto a una militante política que se enamora de un corresponsal italiano que viene a cubrir el Mundial de Fútbol de 1978. Siempre me involucro en los papeles que elijo para hacer. Después de mi familia, el cine es mi pasión más pura.

–Cuando eras modelo te ofrecieron hacer cine. En ese momento rechazaste la propuesta. ¿Por qué ahora sí y entonces no?
–¿Cómo sabés eso…? Bueno. Fue porque en ese momento no tenía armas, no me sentía preparada. Hoy creo que uno se tiene que animar, tirarse a la pileta.

–Te bajaste de las pasarelas hace 12 años. ¿Qué extrañás de esa época?
–¿La verdad? Nada. Un día no sentí más nada al subirme a la pasarela, y ahí decidí cambiar de vida. Escuché una vez que cuando se te corta ese “no sé qué” que te hace subir a la pasarela y sentirte una diva caminando, es mejor no hacerlo más. Y eso hice. Igual, nunca me sentí una diva ni llevo una vida de famosa. Trato de vivir la realidad de una forma natural.

–¿A quién consultás al momento de aceptar una propuesta de trabajo?
–Primero me escucho yo. Veo qué siento cuando leo el guión, después lo hablo con mi familia, con Nico, y recién ahí tomo la decisión final. Lo escucho porque él es mi marido y me conoce desde hace 13 años.

–¿Sos feliz?
–Siento que vivo la vida que quise: estoy enamorada de mi pareja, tengo dos hijos hermosos y un trabajo que me apasiona. ¿Ves? Victoria está en crisis, pero yo no: ésa es la conclusión. Igual, no lo quiero gritar, porque con el tiempo aprendí que uno no sabe cuándo las cosas pueden cambiar.

Hoy, Flor pasa la mayor parte del tiempo en Colonia, rodeada de cámaras y luces. Cuando no filma, se refugia en el motorhome de vestuario y maquillaje.

Hoy, Flor pasa la mayor parte del tiempo en Colonia, rodeada de cámaras y luces. Cuando no filma, se refugia en el motorhome de vestuario y maquillaje.

“Vivo la vida que quise: estoy enamorada de mi pareja, tengo dos hijos hermosos y un trabajo que me apasiona”

“Vivo la vida que quise: estoy enamorada de mi pareja, tengo dos hijos hermosos y un trabajo que me apasiona”

Se despierta al amanecer, desayuna mientras repasa las escenas que tiene que realizar junto a Antonio Birabent, llama por teléfono a su casa y después se convierte en Victoria, una mujer de 40 años que está en crisis con su vida. En la costa uruguaya filma Tres deseos junto a los directores Vivian Imar y Marcelo Trotta.

Se despierta al amanecer, desayuna mientras repasa las escenas que tiene que realizar junto a Antonio Birabent, llama por teléfono a su casa y después se convierte en Victoria, una mujer de 40 años que está en crisis con su vida. En la costa uruguaya filma Tres deseos junto a los directores Vivian Imar y Marcelo Trotta.

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