«Ni mano dura ni mano blanda: mano justa» – GENTE Online
 

"Ni mano dura ni mano blanda: mano justa"

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-La gente está harta de los cruces verbales entre los defensores de la mano
dura y los garantistas. Pero, ¿cómo se baja el brutal índice de violencia que
hay en la Capital?
-Con un plan integral y voluntad política.

-Bueno, la gente también está harta de planes…
-Porque no se aplican. Tanto no se aplican que, en la Capital, a los
delincuentes les sale muy barato delinquir, porque se sienten seguros.

-¿Cómo se revierte esa enfermedad?
-Nosotros, con una política de shock.

-¿Sobre qué base? Porque esa frase suelen decirla todos…
-Concentrando los recursos humanos y técnicos en los delitos más graves y en los
lugares más peligrosos.

-¿Por ejemplo?
-Nueva York empezó de menor a mayor con la banda de los subtes, y consideró como
delito grave la portación de armas.

-¿Por qué en el subte?
-Porque era tierra de nadie. Viajaba sólo la mitad de los pasajeros. Se violaba,
se robaba, se mataba. Una escalada muy parecida a la nuestra…

-¿Adhiere a la ley de Tolerancia Cero?
-Adhiero a lo mejor y positivo de las políticas de seguridad de las principales
ciudades del mundo.

-¿Copiaría al alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani?
-No lo copiaría: rescataría lo que sí funcionó en su plan de Tolerancia Cero.

-¿Y qué más tomaría de otras ciudades?
-Lo que hizo Barcelona, que con una cultura muy distinta de la neoyorquina,
terminó con las bandas juveniles y recuperó zonas portuarias muy peligrosas.

-Pero si las leyes no las acompañan, ¿cómo aplicar políticas de shock?
-Bueno, el marco legal es fundamental. Hoy, en Buenos Aires, si te roban a mano
armada y el ladrón cae detenido, ¡queda preso menos de diez horas!

-¿Quién tiene la culpa?
-El mal llamado Código de Convivencia, por supuesto, que fue un desastre para la
seguridad de los vecinos y una invitación al crimen para los delincuentes.

-¿Cómo se prueba que fue (y es) un desastre?
-Con números muy concretos: se labraron cien mil actas… ¡y sólo hubo seiscientas
condenas! La cárcel contravencional de la calle Viamonte, frente al Colón, cuyo
mantenimiento cuesta ochocientos mil pesos por año… ¡tuvo apenas trece presos en
tres años!

-Si ganan, ¿qué van a hacer con la policía? ¿Insistirán con el traspaso de la
Federal a la Metropolitana?
-No. Si esperamos el traspaso, la solución no llega nunca. Hoy, las ciudades
importantes tienen una policía metropolitana cuyo jefe es nombrado (y removido)
por el Jefe de Gobierno de la Ciudad, y con presupuesto propio.

-¿Qué pasa con Buenos Aires?
-Tiene, para Seguridad, 13 millones de pesos por año.

-¿Es mucho o poco?
-Otras capitales del mismo nivel pagan un tercio de esa cifra…

-¿Entonces?
-La policía tiene que buscar el delito, no esperar que suceda y salir a ver qué
pasa. Hoy, la técnica permite prevenir mucho: los lugares calientes de venta de
droga, los lugares de alto índice de homicidios, etcétera.

-¿También volverá el vigilante de la esquina?
-No. Esa figura ya no sirve. Hay que anticiparse al delito usando la
inteligencia en todas sus formas.

-Hoy, cuando se habla de delito, se habla también de exclusión social. ¿Qué
harán ustedes al respecto, si ganan?
-Prevenir. Evitar que la gente cometa un primer delito.

-¿Pero cómo?

-Apuntando, sobre todo, a los más chicos. Dándoles becas para que terminen el
secundario, creando programas para familias conflictivas e hijos de
delincuentes, llevando a los menores hacia el deporte… Si no los integramos a la
sociedad y los dejamos librados al cóctel de armas, drogas y alcohol, se nos
termina el futuro.

-¿Sí al control de armas?
-Sí. Hoy circula más de un millón y medio de armas ilegales (no registradas o
robadas), que se usan para el 70 por ciento de los crímenes. Sin embargo,
alguien armado y en actitud de cometer un delito… ¡es excarcelado de inmediato!

-¿La mala estructura de la ciudad influye en el delito?
-Absolutamente. Una ciudad mal iluminada es una oportunidad mayor para el
delincuente. Además, hay 330 mil personas en casas tomadas y 120 mil en barrios
de emergencia: está todo dicho…

-Pero, ¿qué solución hay para esas 450 mil personas?
-Darles posibilidad concreta de vivir dignamente.

-No suena fácil…
-Pero hay que hacerlo. Contra viento y marea… De lo contrario, los delincuentes
seguirán siendo los dueños de la ciudad, y los vecinos honestos seguirán
viviendo armados y tras las rejas de su casa.

-¿El debate entre mano dura y garantismo es irreconciliable?
-Es un debate falso que no lleva a ningún lado. Yo creo en la política de mano
justa.

-Hoy, ahora, ¿la policía está inmovilizada frente al delito?
-Si un policía ve a un delincuente que está por robar a mano armada, lo detiene
antes de que consuma el robo. Eso significa grado de tentativa, que de cinco a
quince años de prisión (pena para el robo consumado), lo baja a la mitad, y al
final se reduce a dos años y medio: prisión en suspenso, y libertad… No tiene
sentido, porque de esa manera hay delitos aberrantes que terminan con la
excarcelación del autor.

-¿Por ejemplo?
-El hurto, el robo simple y la estafa reiterada casi no tienen pena. ¡Es el
reino del revés! Las escuelas de pensamiento que inspiran a los garantistas
jamás fueron llevadas a la práctica… salvo en la Argentina. Son para países que
tienen situaciones sociales muy distintas.

-¿La Argentina llegará algún día a ser como esos países?
-Ojalá. Pero hoy, alguien que fue víctima de un delito tiene que ir treinta
veces a declarar cara a cara con el delincuente, y después lo ve paseando lo más
pancho por la calle. Tiene razón en quejarse: es una situación absolutamente
intolerable.

Eugenio Burzaco, convencido de que el Código de Convivencia vigente

Eugenio Burzaco, convencido de que el Código de Convivencia vigente "no sirve para nada".

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