“Necesito reconocerme como una mujer común y corriente” – GENTE Online
 

“Necesito reconocerme como una mujer común y corriente”

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Primer encuentro: 19 de mayo de 2001. ¿Lugar? El coqueto barrio de Recoleta. ¿Motivo? “Festejamos el cumpleaños de Natalia Oreiro”, rezaba el cartel. “Organiza, Movimiento Sexy”, seguía. ¿Valor de la entrada? “Un presente para la estrella, que deberá dejarse sobre el sommier ubicado en el centro del salón”.

Para entender un poco: aquel día de mayo del ’01, Natalia Oreiro (hoy, 33) cumplía años y ya era “la Oreiro”, aquella chica éxito de taquilla en Un argentino en Nueva York, la que rompía el rating con Muñeca brava y que unos años antes había hecho estallar la pantalla con Ricos y famosos. Una celebrity, como dicen en el show business. Entonces aparecen dos tipos algo extraños: Dani Umpi (autor de la novela Miss Tacuarembó y reconocido artista del underground rioplatense) y Martín Sastre (quizá el latinoamericano más buscado en las galerías de arte de toda Europa), que habían empapelado Palermo y Recoleta con el anuncio del cumpleaños de la actriz del momento: “Nunca pensamos que iba a venir”, reconocen.

Pero la figura apareció en el party y se encontró con una déco que evocaba episodios de su vida: música de Xuxa y réplicas de sus paquitas (en tributo al primer trabajo de Natalia), piñatas repletas de tampones (un homenaje a aquella publicidad de O.B. que la joven Oreiro protagonizó cuando tenía quince años) y un sommier en el centro del salón. ¿Qué tiene que ver el sommier? “No sé cómo lo averiguaron, pero lo pusieron porque mi papá vendía colchones”, recuerda Natalia. Todo muy grotesco... Tanto, que parecía una película de Fellini. Cuando la vieron entrar, uno de los “raros” se presentó: “Hola. Soy Martín Sastre y éste es el guión de la próxima película que vas a protagonizar. La escribió Dani Umpi y yo voy a ser el director”, tiró desfachatado. ¿La primera impresión de Oreiro? “Estos son dos freaks. Me voy a festejar mi cumpleaños a mi casa”, pensó y salió con el guión bajo el brazo. “Nunca lo leí”, agrega.

¿Y cómo volviste a encontrarte con el proyecto?
–Dos años después estaba por irme dos meses a Rusia. Y una tarde paro en la vidriera de una librería y veo Miss Tacuarembó entre los best sellers. La leí allá y quedé alucinada. Cuando volví lo llamé a Martín Sastre y le dije: “Tenías razón. Tenemos que hacer la película”.

Tu personaje en la película tiene 30 años y no concretó sus sueños de infancia. ¿A vos te quedan objetivos importantes por cumplir?
–Sueños tenemos todos pero, si te digo el mío, muchos se van a burlar. Yo me veo en una granja cultivando plantas, sandías, con perros y gatos. Mi sueño es vivir en el campo: ése es mi proyecto de vida.

¿Sería una forma de alejarte de todo?
–No, porque soy una persona muy activa y prolífica en lo que es mi carrera. Por eso, la idea sería ir complementando. Pero por momentos mi carrera me hace sentir un poco vacía. La exposición desmedida me avasalla. Necesito correrme, para encontrarme conmigo. La naturaleza me cambia mucho. Me gusta sentirme insignificante, parte de la Pachamama. Por eso, cuando podemos nos escapamos.

Pero a esta altura es difícil que manejes el nivel de exposición.
–¡Nooo! Yo siempre me corro. Necesito reconocerme como una mujer común y corriente. Cuando me siento así es cuando más tranquila estoy interiormente. No me hace feliz prender la tele y que hablen de mí; prefiero vivir al margen. Transito situaciones y lugares diferentes. Lo que quiero que vean de mí es mi trabajo como actriz.

¿Esa conexión con la Pachamama te la transmitió Ricardo –el último disco de Divididos es un tributo a la Madre Tierra– o la transitaron juntos?
–Creo que no es casual la unión de dos personas. Tiene que haber una conexión y sentimientos afines. Siempre que he podido he tenido esa relación con la naturaleza, incluso antes de mi relación con Ricardo. Tiene mucho que ver con lo que nos gusta a los dos y por eso lo compartimos.

¿El Norte argentino es el lugar que prefieren para ponerse en unplugged?
–Ricardo tiene un amor muy especial por Jujuy. Siente mucha conexión con el lugar. Por eso viaja seguido hacia allí. Y yo soy muy feliz en cualquier lugar donde no haya edificios. Me encanta irme de vacaciones en carpa, aunque últimamente a los cinco días me canso un poco de dormir en el piso y estar encerrada.

¿Por eso te fuiste de vacaciones en casa rodante este verano?
–Tengo un campo, y como aún no tenía casa nos instalamos en la casa rodante. Es un vehículo del año ’52. La dejamos en ese lugar y ahí quedó.

¿Y cuáles son los contratiempos que pueden surgir en un vehículo-habitación tan antiguo?
–Si tiene el techo picado, o un agujerito, y llueve mucho, se te puede complicar. Y tenía que pasar: un día llovió de más y se nos inundó todo: teníamos agua por todos lados. ¿Sabés cómo lo solucioné? Yo tengo fobia con el chicle, pero tuve que tapar los agujeros del techo con goma de mascar. Santo remedio.

¿Sentís contradicciones entre la vida desprendida que te gusta llevar y la buena posición económica que te dio tu profesión?
–No. La culpa no sirve de nada. Es una falsa modestia, y además es algo frustrante. Por suerte mis padres me criaron así y yo no le hago mal a nadie. ¿Por qué sentiría culpa? Además, lo bueno de mi trabajo es darle alegría a la gente, cierta emoción, fantasías...

Muchos imaginan que llevás una vida de celebrity, más cercana a la realeza que a lo popular.
–No puedo manejar las fantasías de la gente. No llevo una vida frívola, ni de celebridad ni de reina. Me sentiría muy vacía. Encuentro felicidad en las cosas más sencillas: me encanta estar descalza, entre la tierra, con animales, perros, gatos... Suena naïf, pero soy una persona ordinaria con un trabajo extraordinario. Los medios magnifican a las personas, y si uno se lo termina creyendo tenés una vida al pedo.

¿Vivís muy pendiente de tu figura?
–¡Nooo! No me muevo ni un poquito.

¿Y qué es lo que más elogia Ricardo Mollo de tu cuerpo?
–Nada en particular. No le gusto, ja, ja. Nuestra conexión va más allá de lo físico. Creo que es un conjunto de cosas que no pasan por lo estético.

¿Coincidís en que tu carrera como actriz ha sido más exitosa que la de cantante?
–No. En Europa me conocen más como cantante. Yo soy una actriz que canta. En España soy la chica de Tu veneno. Pero si pensás eso, todo bien... No me gusta autobombearme ni justificarme.

¿Compartir tu vida con un gran exponente de la música te mete presión?
–Al contrario. Ricardo me ayuda muchísimo. Es la persona que más me incentiva para que vuelva a grabar discos. Incluso me ha escrito varias canciones, pero soy muy vaga. Es que, básicamente, me gusta actuar. Un día me encontré con que había estado cuatro años de gira y dejado de lado mi pasión más importante: la actuación. La música es una consecuencia en mi vida.

<¿Cómo viviste el gran Mundial que logró Uruguay?
–Muy contenta, pero sin euforia triunfalista. Creo que cuando existe una unión de grupo tan grande se pueden lograr muchas cosas. Me parece que ésa es la enseñanza, pero no me subo al carro del exitismo.

Cuando Argentina quedó afuera, el cincuenta por ciento del país alentó por Uruguay. ¿Creés que del otro lado hubieran sentido igual?
–Obvio. Si somos lo mismo... ¿Iban a querer que ganara Brasil? Además de ser uruguaya, yo soy argentina por elección, y eso es muy valorable. Para mí no existen las diferencias entre Uruguay y Argentina. Somos muy parecidos.

¿Sentís que el conflicto de Botnia nos separó?
–No. Eso fue un momento. Hubo un manejo político horrible. Nunca se tendría que haber llegado a esa situación. Yo lo sufrí un montón. Debe ser espantoso para la gente ver todos los días una chimenea que larga humo. Y también que te corten la comunicación de un puente. ¿Qué habrán hecho los que se enamoraron con el río de por medio?

¿Vos de qué lado estás?
–Yo soy ecologista... ¿qué opinión voy a tener? Primero quiero cuidar el río. Acá me decían que me hice argentina, pero también estoy en contra de las papeleras que hay en la Argentina. Para el mundo, Sudamérica es un depósito de basura. Nos tiran toda la mierda. Yo soy uruguaya, pero mi prioridad es cuidar el medio ambiente.

La actriz eligió lanzar la película en su país y hacer las fotos en El Cerro, donde creció. El 15 de julio estrena en la Argentina.

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“Aunque suene naïf, mi gran proyecto es vivir en una granja, cultivando plantas, sandías, entre perros y gatos. La exposición desmedida me avasalla”.

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El primero de julio se realizó la avanti première de Miss Tacuarembó en una de las salas del complejo Punta Carretas de Montevideo. Ricardo Mollo sorprendió a Natalia con su llegada a la avantpremiere.

El primero de julio se realizó la avanti première de Miss Tacuarembó en una de las salas del complejo Punta Carretas de Montevideo. Ricardo Mollo sorprendió a Natalia con su llegada a la avantpremiere.

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