“Mis hijas son mi único y verdadero amor incondicional” – GENTE Online
 

“Mis hijas son mi único y verdadero amor incondicional”

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Cómo está mi corazón? Bien, estoy tranquilita”. Eso es todo lo que Romina Ricci (28) está dispuesta a revelar sobre su estado civil. Fito Páez, el padre de su hija menor, Margarita (3), sólo saldrá de sus labios como director de la película ¿De quién es el portaligas?, en la que comparte los roles protagónicos con Julieta Cardinali y Leonora Balcarce, además de jopos, lunares, vinchas y calzas fluorescentes. El estreno será el 20 de septiembre en las salas porteñas, con una première el 17 en Rosario, escenario de culto para la inspiración del músico y director de cine. La actriz, que debutó en su adolescencia en ¡Grande, pa!, pasó por La nena, Naranja y media y Verano del ’98, tuvo a Valentina (9) a los 19 años, y después a Margarita con Fito. Pero ella, prefiere no hablar de él. Dice que hoy sus grandes amores son sus hijas...

–La más chiquita actuó por primera vez en el jardín la semana pasada. Hizo de ratoncito... No sé si será actriz, pero le interesa todo lo que tiene que ver con la iluminación. Es que es un sol…

–¿Cómo vivís tu maternidad a medida que pasan los años?
–Ser madre siempre me hizo muy feliz. ¡Aprendo tanto de mis hijas...! Te cierran un montón de cosas, empezás a entender todo de diferente manera. Ellas son el verdadero y único amor incondicional.

–¿Cómo hacés para repartirte entre tu profesión, sin renunciar a las obligaciones, y los placeres de ser madre?
–La clave es el buen manejo del tiempo. En los momentos en que van a la escuela y al jardín, hago veinte cosas juntas. Pero primero está el ritmo de ellas.

–Tu personaje en ¿De quién es el portaligas? es una chica joven con dos hijas, como vos…
–Sí, es la más protectora de las tres chicas, y quiere ordenarle la vida al resto. Es un poco la madre de los otros personajes, y a la vez tiene una onda medio punky, muy ochenta…

–¿Qué condimentos tiene de Ricci madre?
–Bueno, creo que tiene el instinto maternal que compartimos todas las mujeres. Pero tuve que comprometer el cuerpo también en otros sentidos…

–¿En cuáles?
–Me entrené mucho tiempo, porque el personaje es profesora de tae-kwon-do. Necesitaba tener a mano los movimientos, para poder incluirlos en algunas escenas. También me sirvieron mucho la paciencia y el control propios de ese arte marcial.

–¿Control del cuerpo?
–Y del espíritu, porque ambas cosas están dentro de la filosofía del tae-kwon-do, y ahora las incorporo a mi vida. El personaje también tiene mucha seguridad porque, supuestamente, controla todo lo que pasa. Hasta que después nos damos cuenta de que nada es tan lineal, los grises existen, y nadie está exento de que le sucedan cosas inesperadas.

–¿El humor permite eclipsar lo sorpresivo?
–Lo que pasa es que la realidad a veces termina en una carcajada. En la película todo está planteado en serio: que cause gracia es otro tema… Disfruto muchísimo de ese humor fino.

–¿Queda algo de la ambiciosa y sexy Rosario de la tira Resistiré?
–Nada.

–¿Pero te quedás vos con el portaligas?
–El portaligas es el arranque y la excusa para todo lo que sucede después. El título te hace pensar que es de alguna de las tres, ¿no? Pero la historia deriva por otro lado.

–Tu look también es un poco retro, tipo años ochenta, como en la película.
–Yo soy una chica de los 90. Me gusta mezclar la ropa. A veces hay combinaciones que me parecen raras, pero las uso a cualquier hora, cualquier día, si hace frío o calor. Me da igual. Me lo pongo, y chau... Así queda.

–La primera película que dirigió Fito, Vidas cruzadas, fue cuestionada por la crítica. ¿Te genera ansiedad lo que pase con la segunda?
–No me preocupa en absoluto el discurso de los críticos: lo único que me importa es que la gente se divierta, que es lo que nos pasó a nosotros mientras filmábamos. Nunca pensamos: “Vamos a hacer esto para el éxito”. La crítica no siempre se corresponde con la realidad…

–¿Tenés otros proyectos?
–Ensayo la obra Cirujas, de Daniel Guebel, que se va a estrenar el 6 de octubre en el Centro Cultural Ricardo Rojas.

–¿En un rol masculino?
–Sí, estoy encantada, porque todo lo que vi en los hombres lo voy a poner ahí.

–¿Una especie de venganza?
–Va a aparecer todo lo que percibo de ellos, los elementos bien masculinos. Estoy en plena composición, pero ya empecé con las posiciones, y es maravilloso…

–¿Tenés ganas de volver a la televisión?
–No hay mucho, ¿viste? Pero si surge algo que me interese, sí. No tengo problemas con la tele.

–¿Y escribir?
–Siempre escribo cositas. Estoy a punto de empezar algún taller literario, y también me gusta pintar… ¡pero me disperso todo el tiempo! Me gustan muchas cosas todas juntas, de una cosa salto a la otra y a la otra y a la otra... y no paro. Todavía siento que me falta estudiar más.

–Dijiste que para vos la actuación es más un oficio que una profesión. ¿Tiene que ver con tus ganas de hacer muchas cosas a la vez?
–Sí, debe tener que ver. Cada vez estoy más curiosa, y me pasa con todo. Si me preguntan algo, quiero investigar, saber de qué estoy hablando. De repente me nombran una película, y quiero verla, y después quiero ver todas las de ese director, y de ahí llego al autor, y quiero leer otras obras, o me gustó una actriz y la quiero ver en otros personajes. Una cosa me lleva a la otra.

–¿Podemos decir que todo lo tuyo es con final abierto?
Además de la actuación le interesan la pintura, los idiomas y la redacción literaria. “Me gustan muchas cosas todas juntas, y me disperso todo el tiempo”, confiesa.

Además de la actuación le interesan la pintura, los idiomas y la redacción literaria. “Me gustan muchas cosas todas juntas, y me disperso todo el tiempo”, confiesa.

“<i>Soy una chica de los 90. Me gusta mezclar la ropa. Hay combinaciones muy raras,   pero las uso igual, a cualquier hora, haga frío o calor. Me lo pongo, y chau…</i>”.

Soy una chica de los 90. Me gusta mezclar la ropa. Hay combinaciones muy raras, pero las uso igual, a cualquier hora, haga frío o calor. Me lo pongo, y chau…”.

Para su rol en la película de Fito Páez tuvo que basar su dieta en proteínas, lookearse como una chica punk de los 80 y tomar clases de tae-kwon-do. Dice que ese arte marcial le enseñó a tener “<i>más paciencia y control</i>”.

Para su rol en la película de Fito Páez tuvo que basar su dieta en proteínas, lookearse como una chica punk de los 80 y tomar clases de tae-kwon-do. Dice que ese arte marcial le enseñó a tener “más paciencia y control”.

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