“Mi novio es doce años menor y una maravilla de hombre” – GENTE Online
 

“Mi novio es doce años menor y una maravilla de hombre”

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Puntualísima, baja al lobby del hotel boutique de Palermo Hollywood en el que se aloja. Alessa, como le dice su entorno, es preciosa a cara lavada. Propone hacer la nota en la vereda para fumar un cigarrillo, vicio que retomó durante el mes porteño en que encaró la escritura de su nuevo libro: Sexo, ¡¿Y ahora qué digo?!. Y entonces, Alessandra Rampolla (37), se entrega a la charla sin poner ninguna condición.

–Libro nuevo, felicidades. Siempre tienen tu foto en tapa. ¿Te divierte hacer fotos?
–Algunas experiencias me han divertido. Generalmente me cuesta; si conozco al equipo y me siento a gusto es fácil. No tengo problemas en presentarme a la televisión, pero en una fotografía hay un tema de vulnerabilidad.

–Tengo la teoría de que las fotos son como una experiencia sexual.
–¿De veras? Fíjate, ahora que dices eso, cuando me siento a gusto, todo fluye súper. Nunca lo había pensado así. Para mí es una cuestión de hasta cuánto muestro, cuánto voy a compartir de mí.

–Te ofrecieron hacer Playboy y dijiste que no. ¿Te arrepentiste?
–No todavía. Por mi profesión yo hablo de temas de por sí súper íntimos y es muy fácil tergiversar la información y alejarla de la intención educativa. Si hago un desnudo restaría a la credibilidad de mi trabajo. Lo pensé porque sería divertido, pero no.

–Hace unos meses sorprendiste con la noticia de tu separación de John Hernández, con quien estuviste casi cuatro años casada. ¿Ya salió el divorcio?
–Sí, la decisión definitiva se tomó en febrero y a fines de ese mes ya estábamos divorciados.

–¿Te alivió?
–Hubiera sido difícil la longaniza de tener que estar meses y meses lidiando con abogados y todo eso. No me gusta decir que “se facilitó” porque el divorcio no es fácil para nadie, para mí tampoco. Fue rápido y no sumó más a la dificultad del momento personal. En el caso nuestro, había acuerdos prematrimoniales: por una cuestión de la empresa de la familia de él y mi empresa contábamos con una separación de bienes. Eso lo hizo más simple. Teníamos todo preacordado, no teníamos hijos, no había nada que discutir porque era todo de mutuo acuerdo. No había que pelear nada.

–Igual te dio pena…
–La parte afectiva: no fue nada fácil tomar la decisión ni el cambio y el reajuste de vida con familia, con amistades…

–Te separaste a los 36. ¿Edad complicada?
–Para mí no tiene que ver con la edad. Fue simplemente un momento, un buen día en que me desperté y dije “ahhh, esto es lo que tengo que hacer”. Venía pensándolo un tiempo y me cliqueó en la cabeza, tuve claridad y se lo dije.

–Difícil para el que recibe esta decisión.
–Difícil para los dos. No por tomar yo la decisión es menos difícil para mí. Era lo mejor para ambos. Y llega un momento en que si no quieres a alguien quieres lo mejor para esa persona. Yo quería que él estuviera mejor y él quería que yo estuviera mejor.

–Y ahora te persiguen los paparazzi porque tenés novio reciente: Bob, 25 años, puertorriqueño.
–(Risas) Yo pensé que no le iba a interesar a nadie, pero sí. Es un novio de los últimos seis meses de Puerto Rico, un novio rapidito, considerando que me divorcié en febrero. Yo pensé que iba a estar más tiempo de soltera pero cuando aparece, aparece y estoy feliz, estoy contenta, estoy tranquila.

–¿Cómo y dónde apareció?
–En mi tierra, una tarde, almorzando en un restaurante con una amiga. Había un juego del Barcelona y el Real Madrid y terminamos hablando, se armó una mesa grande. Yo no conocía ni a la mitad de la mesa y ni lo vi, y lo conocí cuando nos estábamos yendo después de dos o tres horas. Trabaja como ingeniero de sonido. Estaba ahí porque había terminado una película y celebraba con los suyos el final del rodaje. Me buscó mucho, me insistió. No estaba muy convencida porque es menor que yo.

–¿Cuánto menor?
–12 años.

–¡Qué genia!
–(Risas) Tiene 25 y es una maravilla de hombre. Me animé. Este año ha sido de muchos replanteos, cambios, rupturas y volver a comenzar, y rearmar y buscar los espacios cómodos. Siento una necesidad de ser realmente fiel a mí misma y que haya mucha congruencia entre mis pensamientos y mis acciones.

–¿Esto es de ahora o de siempre?
–Es de siempre, pero tras el divorcio me replanteé cómo vivir el resto de mi vida, y hasta que no se me presentó la situación de salir con un hombre más joven no me di cuenta de que tenía un cierto prejuicio. No lo veía mal para otras personas y pensaba que yo no tendría ningún problema, pero se me presentó y pensé “¿qué le pasa?; ¿por qué me invita a mí si soy una vieja que tengo 37 años? Qué atrevido”. Pero cuando me animé dije “ why not?”, acepté la salida y vi que hay un hombre que sabe lo que quiere, bien plantado. Pues ¿por qué no? Le di la oportunidad y me sorprendió mucho.

–¿Los caballeros más chicos tienen menos rollos?
–No me gusta generalizar, pero este hombre en particular que encontré tiene una perspectiva de vida muy similar a la mía, tenemos una manera de pensar muy acorde sobre lo que queremos, y es muy valiente. A mí me gusta la valentía; soy una mujer valiente.

–Se te animó, incluso desafiando aquella típica excusa de las famosas de que “los hombres me tienen miedo”...
–A los que me tienen miedo casi siempre se les va porque soy muy normalita, muy humana.

–¿Has tenido algún cholulo en tu vida?
–Seguramente me habrá pasado, pero trato de no pensarlo porque me volvería loca de imaginar que se me acercan por eso. Si se me acerca por cholulo, idiota él. Yo no perdería mi tiempo. La vida es muy corta, hay mucho que hacer y experimentar y decido dedicar mi tiempo a alguien que vale la pena.

–Sexo, ¡¿y ahora qué digo?! (Sudamericana) es tu tercer libro. ¿De qué se trata?
–Es una guía para que los padres manejen las situaciones que se presentan con los chicos. Liberé la agenda cuatro semanas, me alquilé un departamento en Palermo Hollywood, me vine solita y me sentí muy porteña. Me iba las mañanas a tomar un cafecito a la esquina, como una onda súper tranqui. Tengo muchos amigos acá y a la noche íbamos a cenar, pero como durante el día cada uno está en lo suyo, pude realmente dedicarme al libro. Fue justo cuando me terminaba de divorciar.

–¿Por qué este manual?
–Son tantas las consultas que he recibido sobre este tema y tanta la gente que me dice “si yo hubiera tenido esta información cuando era más joven, ¡qué distinta hubiera sido mi vida!”. Para mí hay una responsabilidad grande de manejar de manera proactiva con los chicos el tema de la sexualidad.

–A las nenas se les sigue diciendo la “pocholita”, por ejemplo.
–Se le dice así y entran a Internet y encuentran palabras supergroseras y alguna otra “oficial”, y no saben cuál es cuál. Hay que usar palabras reales y de ahí se salta al apodo. Que sepan que se refiere a una parte del cuerpo que tiene una funcionalidad, que está ahí con un propósito y que no es sucia ni mala ni fea.

–Hablás de cuestiones tabúes como la masturbación infantil, por ejemplo.
–A los adultos les cuesta pensar en un niño de manera sexualizada. No acabamos de entender el hecho de que los niños son seres sexuales que no erotizan la actividad. Cuando un niño se está tocando hay que pensarla como una actividad que evidentemente le causa placer, pero hay que ponerlo en el contexto de los espacios adecuados, de los estándares sociales de comportamiento, de la privacidad y encararlo por ahí.

–¿Este libro está pensado para el niño que pueda llegar a tu vida pronto?
–Tengo muchas ganas de ser mamá. No estoy buscando; si viene, viene. Estoy relajada, viendo cómo se manifiesta la vida y viendo todas las posibilidades. Estoy muy consciente de que no tengo quince años para pensarlo porque ya tengo 37, pero no me obsesiona. Si se da, sería grandioso, obvio; si no, trataré de estar lo más presente posible en la vida de los chiquitos que pueda tener a mi alrededor.

–Al leer este libro, la verdad, una siente que viene un bebé en camino...
–Si lo sentiste, ojalá seas bruja. Yo soy muy titi, como les dicen a las tías en Puerto Rico, porque no soy mamá. Tengo mis sobrinos y los sobrinos postizos. Y todos me dicen Titi Alessa.“Al principio pensé: ¿Por qué me invita a mí si soy una vieja que tengo 37 años? Qué atrevido. Pero cuando acepté la salida vi que es un hombre bien plantado”

“Al principio pensé: ¿Por qué me invita a mí si soy una vieja que tengo 37 años? Qué atrevido. Pero cuando acepté la salida vi que es un hombre bien plantado”

Alessandra y Bob, su flamante compañía, caminan por Palermo. Seis meses después de su divorcio, la sexóloga encontró el amor.

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“Este hombre que encontré tiene una perspectiva de vida muy similar a la mía y es muy valiente. A mí me gusta eso; soy una mujer valiente”

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