“Mi mamá me dice que soy su versión mejorada” – GENTE Online
 

“Mi mamá me dice que soy su versión mejorada”

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Los que saben sobre inteligencia emocional dicen que uno de los principales rasgos de madurez es poder cambiar de opinión después de reflexionar. Y Florencia Torrente (19) parece conocer de qué se trata. “Creo”, “por ahora”, “nunca se sabe”, “de todo se aprende”, parecen reglas gramaticales en su forma de hablar. Esa virtud la llevó a pensar en una pasarela y decir “¿por qué no?”.

–Sinceramente, no sé cómo fue. Yo odiaba todo, todo. No soportaba a los fotógrafos que nos perseguían. Pero después crecí y empecé a ver las cosas de otra manera, a fijarme en lo positivo. No quise ser más tan caprichosa. Acepté el primer trabajo diciendo que iba a ser sólo para comprarme el auto... ¡pero con una producción no te comprás un auto!

–Tu novio (el actor Nicolás Cabré, 27 años) también se distendió un poco con los medios. ¿Fue gracias a tu influencia?
–No. El también creció y entendió que si te escapás es peor, que haciendo lo que hacía no lograba nada. Te juro que molesta, porque a veces no tenés ganas de sacarte una foto, y no te entienden esa parte. Pero con el tiempo pensás que esa persona está trabajando, y entonces vas cediendo.

–Algunos pueden decir que ser hija de Araceli González te facilitó entrar al mundo de la moda. ¿Vos qué pensás?
–Puede ser que me haya ayudado en algo, pero no es taaaan así. Mi mamá me alienta, pero el mérito es mío. Si no supiera trabajar, si fuera irresponsable, asquerosa, impuntual, maleducada, por más que sea la hija de Araceli no me llamarían. Nadie quiere trabajar con alguien que no lo respete. La verdad, estoy cansada de que hablen de mí como “la hija de Araceli González” o “la novia de Nicolás Cabré”.

–¿Escuchás las críticas?
–Presto atención a los que me quieren y a los que me dicen las cosas de verdad. Al resto no: si escuchara todo lo que dicen de mí, no podría vivir.

–¿Tenías algunos prejuicios con el mundo de las modelos?
–No, porque la conocía a mi mamá. Como en todos lados, está la tonta, la viva, la que sabe lo que tiene que hacer y la que no. A mí me gusta trabajar, y también formarme con otras cosas. No podría dedicar mi tiempo sólo a mirar revistas. Me interesa estar informada, leer, dibujar…

–¿Seguís entusiasmada con el arte?
–Estoy por empezar a ir a una escuela que no es tan formal, que me permite manejar mejor los horarios. El título no es lo que me interesa, porque profesora no voy a ser.
–¿Qué pintores te gustan?
–Amo a Da Vinci y a Miguel Angel. Ahora estoy leyendo un libro sobre Leonardo que cuenta cuando era jefe de cocina. El le agregó un diente al tenedor, inventó la servilleta, la máquina de picar carne, la batidora tirada por caballos, pero nadie lo escuchaba, y lo tomaban por loco. ¡Qué cabeza tenía! También me interesa leer sobre personajes, porque te das cuenta de que siempre se repite la misma historia.

–¿Alguno que te haya atrapado?
– Mi mamá dice que soy morbosa, pero me atrae la figura de Hitler. Ojo: obviamente condeno las cosas terribles que hizo, aunque no deja de parecerme una persona muy inteligente. ¡El tipo estudiaba actuación para comunicarse con la gente! Estaba totalmente loco, ¡pero tenía una cabeza…! Si hubiese usado su inteligencia para el bien, hubiera sido trascendental. Me encanta saber, y no quiero hablar b… todo el tiempo. También estoy pensando en estudiar para ser cocinera diplomada.

–¿Ese título sí?
–Sí, voy a empezar en marzo. Cocinar me encanta, es una tradición familiar. Lo siento como una forma de agasajar a las personas que quiero. Me gusta inventar fórmulas propias con distintos ingredientes. Y tengo pendiente el canto.

–¿Aceptarías participar en Cantando por un sueño?
–No, te lo agradezco (lo dice con tono irónico). No me interesa. Si voy a cantar, prefiero que sea por otro lado, no ahí. Se lo dejo a los que están.

–¿Estás cerca del departamento que dijiste que te querías comprar?
–¡Nooooooooo! Falta todavía.

–¿El techo propio tiene que ver con un designio familiar de asegurarse lo indispensable?
–Y, sí, y además pienso que es importante lograr los objetivos por uno mismo. Me acuerdo del tiempo en el que mi mamá empezaba a crecer, y cómo le costaba todo. Bueno, eso es lo que me inculcó. Mi novio también es así: trabaja para poder mantenerse si el día de mañana no tiene trabajo. Si uno no se preocupa por su futuro, no se ocupa nadie.

–¿Nunca tuviste la rebeldía adolescente?
–No, la verdad que conmigo mi vieja se salvó (risas). Pero con mi hermano no sé (Tomás, 9 años, hijo de Araceli y Adrián Suar). ¡Es terrible! No sé qué puede pasar en el futuro. El tuvo otra vida, nació en cunita de oro. Con mi mamá siempre hablamos de que nos gustaría que fuera como nosotras. Esperemos que sea verdad la teoría de que hay cosas que se maman, ¿no?

–¿No tenés miedo de quemar etapas?
–No, tengo muchas cosas de adolescente. Me gusta salir, ir al cine, cenar afuera. Que no vaya a boliches no significa nada. Ya fui a bailar y era la madre de todas mis amigas, la que tenía que estar pendiente de lo que hacían. Eso me cansó, me hacía mal y no me divertía ni un poco. Mi mamá me dice que soy madura. Es más: que soy su versión mejorada.

–¿En qué sentido?
–Yo digo lo que pienso todo el tiempo: si algo no me gusta, no me lo guardo. Ella no es así, aunque está tratando de ser más mala y menos confiada. ¡Pasan tantas cosas en la vida que te hacen cambiar de opinión...! Yo le digo que en realidad tiene que ver con quererse un poco más y aprender a decir que no.

–¿La historia de tus papás influye en tu forma de pensar la pareja?
–No pienso en eso. Mi relación se fue dando de forma natural. Todos nos equivocamos, discutimos, peleamos, pero no pienso en que me puedo equivocar con Nico. Trato de convivir, de hacer todo como a mí me parece mejor. ¡Pueden pasar tantas cosas...! Hacemos planes, pero por ahora voy a seguir viviendo en mi casa.

–Si bien siempre volvés a las callecitas de Ramos Mejía...
–Mi abuela, mi prima, mi papá, mi novio, la familia de él, todos viven en el Oeste, y más allá también. Me encanta. Si dependiera
de mí me mudaría, y si el día de mañana se me da la oportunidad, lo haré. Es como sentir “ah, estoy en mi casa”.

–¿Te preocupa dejar sola a tu mamá?
–¡Pero es parte de la vida!

–Por supuesto, pero podrías preferir que esté en pareja antes de independizarte.
–Sí, obvio, me gustaría que esté con alguien.

–¿No sos el tipo de hija que quiere a su mamá sólo para ella?
–¡No! ¡Ni loca! Y lo mismo para mi papá (Rubén, 45), que tras la separación no se casó ni volvió a tener hijos… A mí me encantarían más hermanos. Se lo planteo y me responde: “No, mi hija sos vos, nadie más”. Me da bronca, y él cree que soy anormal. Pero bueno… Los dos son muy jóvenes, tienen mucho por vivir todavía.

–Y si Suar volviera con ustedes, ¿te irías más tranquila?
–¡Está todo bien si quieren estar juntos! Aparte, nos vemos todo el tiempo, hablamos mucho todos y nos entendemos. Mientras mi mamá esté feliz, que haga lo que quiera. ¡Compartir relaja! “<i>Si uno no se preocupa por su futuro, no se ocupa nadie</i>”, opina Flor. Sin embargo Tota –como la bautizó Suar– confiesa tener “<i>muchas cosas de adolescente</i>”.

Si uno no se preocupa por su futuro, no se ocupa nadie”, opina Flor. Sin embargo Tota –como la bautizó Suar– confiesa tener “muchas cosas de adolescente”.

“<i>¡Está todo bien si (Araceli y Suar) quieren estar juntos! Hablamos mucho todos  y nos entendemos. Mientras mi mamá esté feliz, que haga lo que quiera</i>”.

¡Está todo bien si (Araceli y Suar) quieren estar juntos! Hablamos mucho todos y nos entendemos. Mientras mi mamá esté feliz, que haga lo que quiera”.

“<i>Todos nos equivocamos, discutimos, peleamos, pero no pienso en que me puedo equivocar con Nico. Trato de convivir, de hacer todo como a mí me parece mejor. ¡Pueden pasar tantas cosas!</i>”

Todos nos equivocamos, discutimos, peleamos, pero no pienso en que me puedo equivocar con Nico. Trato de convivir, de hacer todo como a mí me parece mejor. ¡Pueden pasar tantas cosas!

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