«Mi hogar va a estar donde esté Facundo» – GENTE Online
 

"Mi hogar va a estar donde esté Facundo"

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Es de las tantas que secretamente o a los gritos, han soñado ser. Es, sin detenerse a pensar que los es, donde se estrellan y desvanecen las fantasías de esas tantas. Es, desde hace siete años, la novia de Facundo Arana, aunque no sería esta jineta la que Isabel Macedo utilizaría si ella misma debiera presentarse, si la misma Isabel debiera decir quién es Isabel. Dirá, con la voz grave y mirando con los ojos negros y profundísimos, que es actriz. Luego dirá que es profesora de zapateo americano. Y tal vez, si alguien insiste, después de un rato hablará de su amor, hablará de Facundo.

Tiene 28 años, Isabel, y ya van seis desde que se paró por primera vez delante de una cámara de televisión y dijo lo que los guionistas de la novela Ricos y famosos habían pensado que debía decir. Era el año 97, el Canal 9 del zar Alejandro Romay y fue su primer tropiezo. "Duré tres capítulos. En aquel momento yo me creía una superstar, pero la verdad es que era tan mala actriz que no me dejaron continuar", admite hoy. Lo que vino después fue, antes que una sucesión de papeles, la obstinación de ser quien desde los 19 años, cuando tomó sus primeras clases, había decidido ser: una actriz. Tuvo lo que otros no tienen, una segunda oportunidad. Fue en Verano del 98. "Ese fue mi verdadero desafío, si no lo aprovechaba, no trabajaba nunca más". Lo aprovechó, y debe ser por eso que siguió componiendo mujeres que no son ella pero que amó componer en tiras como Muñeca brava, Cabecita, Amor latino y Mil millones.

Hoy Isabel se prepara para ser Inés, una adinerada profesora de Matemáticas que tendrá como alumnos a Florencia Bertotti y Nicolás Cabré en, está claro, Son amores. Para algunos, los papeles son accidentes que se cruzan en el camino del actor, como caprichos de un azar insondable. Para otros, hay personajes que nacieron con el único propósito de ser interpretados por tal, o por cual, y mueren cuando el actor, el tal o el cual, también de aleja. Isabel no tiene vueltas: "Este papel es un regalo que surgió cuando menos lo esperaba".

Fuera de la pantalla, en el espacio más íntimo y complejo del teatro, Isabel también va por más. La sartén por el mango es una obra de Javier Portales que el ojo brutamente ciego de la dictadura militar censuró en los 70 y que ahora se reestrena en el teatro El ombligo de la luna, en el Abasto, como una pequeña victoria sobre el tiempo y en la que Isabel es Andrea, una chica que se prostituye por primera vez. Las diferencias entre el personaje de Andrea y la propia Isabel podrían enumerarse muy fácilmente; sin embargo, para abreviar cualquier cálculo, Isabel lo dice tajante: "Andrea está dispuesta a hacer algo que no quiere. Yo jamás hago lo que no quiero hacer".

Fueron tres -Facundo, Isabel y Pampa, el ovejero húngaro que los acompañó sobre la Toyota Hilux- los que, en la primera mitad de este año, recorrieron el país. Hasta que debieron ser dos, y no porque la pareja se quedara sin mascota, sino porque Facundo, en pleno viaje, se puso al frente de una campaña publicitaria. "Me quedé sola con Pampa disfrutando de los paisajes más increíbles que esconde la Argentina, paisajes que también nos pertenecen", dice.

"El Paraíso estaba allí donde ella estaba". La línea, inmensa, la colocó Mark Twain en los labios de Adán hablando de Eva, en su obra El diario de Adán y Eva. Es probable que Isabel no haya querido establecer una referencia directa; no obstante, la definición de su amor con Arana repite la lógica de que el lugar puede ser cualquier lugar. Dice Isabel: "Yo podría vivir en cualquier lugar del mundo si es con la persona que amo, no concibo mi vida de otra manera. Viajamos mucho con Facundo, pero no hay un lugar físico que te pueda describir. Mi casa estará donde estén mis afectos, y donde esté Facundo ahí siempre estará mi casa".

Isabel escuchará las últimas preguntas concentrada y responderá después de un breve ejercicio de reflexión.

-¿Cómo es el amor después de siete años de amor?
-Es fuerte. Con Facundo estamos tremendamente bien, y, te juro, somos muy pero muy felices.

-¿Qué falta para que se casen, para que tengas hijos?
-Tiempo. Sueño con ser madre. El milagro de ser madre es maravilloso y yo no me lo pienso perder.

Isabel sabe que su mirada es una de sus armas y no duda en ejecutarla con una sensualidad extrema. La misma con la que conquistó el corazón de Facundo Arana.

Isabel sabe que su mirada es una de sus armas y no duda en ejecutarla con una sensualidad extrema. La misma con la que conquistó el corazón de Facundo Arana.

Sueño con ser madre. El milagro de ser madre es maravilloso y yo no me lo pienso perder"">

"Sueño con ser madre. El milagro de ser madre es maravilloso y yo no me lo pienso perder"

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