“Mi gobierno siempre combatió la corrupción” – GENTE Online
 

“Mi gobierno siempre combatió la corrupción”

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El 20 de diciembre de 2001 firmó su renuncia a la Presidencia mientras la calle era un caos: disparos, corridas, heridos, muertos. Desde entonces guardó un largo silencio público. Pero hoy, a raíz de la aparición de su libro Operación política-La causa del Senado, quebró ese pacto consigo mismo y habló con los medios de dos clavos ardientes: la Ley de Reforma Laboral, nacida bajo el signo del escándalo (coimas en el Senado), y la consiguiente denuncia penal que pesa sobre los ocho procesados por el juez Daniel Rafecas. Así enfrentó las preguntas de GENTE:

–Doctor: ¿por qué este libro, y por qué ahora?

–Era necesario hacerlo, para aclarar un tema que quisieron endosarle a la Alianza como una mancha. Y lo hice ahora porque tuve acceso completo a la causa. Investigándola a fondo, vi que no sólo no había pruebas: demostraba que no existían.

–¿Por qué se llama Operación política?
–Porque de la causa surge el origen de estas operaciones políticas del 2000 y el 2003. En el 2000, liderada por Antonio Cafiero luego de afirmaciones de Hugo Moyano y de un anónimo. Con esos elementos se montó todo el escándalo. El propio juez dijo que nada de eso se corroboró, sobreseyó a los senadores Bauzá y Ortega, y le dictó falta de mérito a Pardo. Justamente, los tres señalados por Cafiero en los sobres secretos.

–¿Y la denuncia de Mario Pontaquarto, el ex secretario parlamentario? Eso no es algo fácil de negar…
–Es la segunda operación: la de 2003. Este hombre apareció impulsado por Alberto Fernández para reivindicar a Chacho Alvarez y responder al interés del Gobierno de crear una noticia por semana. Pero sus dichos están llenos de mentiras y contradicciones, según consta en la causa.

–¿Por qué está tan seguro de que a Pontaquarto lo impulsó el actual Jefe de Gabinete?
–Por las declaraciones que Fernández hizo ese día, y a la misma hora en que habló Alvarez. Dijo: “Es un día de gloria y es la reivindicación de Chacho Alvarez”. Después se llamó a silencio. Al parecer, el presidente Kirchner le dijo que se callara. Según Paola Juárez, del diario La Nación, al hablar de Pontaquarto, Kirchner dijo: “Este viene por la plata”.

–Pero se trata sólo de una versión periodística. No hay pruebas.
–No es lo único. La revista TXT le habría pagado a Pontaquarto 18 mil dólares, y hoy él y su esposa cobran 2.500 pesos por mes, bajo la figura de testigo protegido. Un testigo protegido que va al hipódromo, además. Y no sé si hay otros pagos para cubrir abogados…

–Si no lo sabe, es apenas suposición. ¿Pontaquarto se reunió con usted en la Casa Rosada?

–No. Está probado que describió erróneamente el despacho, pero en la causa consta algo sumamente claro: el jefe de la Casa Militar, los edecanes, los secretarios y los 400 empleados del lugar, además del doctor Genoud y sus custodios de la Policía Federal, desmintieron su presencia. Es una gran mentira: ¡habló de una reunión secreta en el despacho del Presidente para negociar! Un absurdo…

–Pero Pontaquarto estuvo en la SIDE, e incluso llamó a Fernando de Santibañes. Hay registro de llamadas.
–Eso el juez lo da por probado sólo por los dichos de Pontaquarto. Ningún empleado de la SIDE lo vio, y el juez los descalificó porque –dijo– eran empleados de la dictadura. No hay un registro escrito, ni de video. Es más: se demostró que a la hora en que dijo que estuvo en la SIDE estaba en Las Cañitas…

–Insisto: ¿y las llamadas a De Santibañes?
–No hay llamadas a De Santibañes. Hay una a su secretaria, pero no se corresponde con todo lo que él dice.

–¿Entonces por qué el juez le cree?
–Porque dice que le parece sincero. Pero lo dice sin haber indagado en su personalidad psicológica ni en sus motivaciones.

–¿Cómo sabe que no indagó? Tal vez lo hizo y no lo expresó. Pero vayamos al 2000. ¿Qué motivos tenían Moyano y Cafiero para armar una operación contra usted?
–Desde el principio, Moyano instaló el tema de la tarjeta Banelco. Dijo que el bloque justicialista era corrupto… ¡porque quería parar la Ley de Reforma Laboral y liderar la CGT. En cuanto a Cafiero, vio una buena oportunidad para promocionarse, porque quería ser candidato a senador y frenar las investigaciones que hacía la Oficina Anticorrupción. Quería debilitar al gobierno de la Alianza…

–¿Por eso Chacho Alvarez renunció a la vicepresidencia?
–No, no. Renunció disgustado por la tapa de la revista La Primera (Nota: apareció allí junto a su esposa y a Vilma Ibarra). Creyó que era una maniobra de la SIDE. Tampoco es cierto que se fue a causa del nombramiento de Alberto Flamarique en la Secretaría General, porque esa decisión la tomamos en conjunto.

–Pero ese nombramiento lo molestó, no lo niegue, doctor.
–Puede ser que lo hayan molestado los muchos aplausos que recibió Flamarique, sí. Pero el mismo Alvarez me pidió un nuevo lugar para Flamarique, que era su amigo, porque su figura como ministro de Trabajo se había desgastado. Le ofrecí ese espacio y Chacho estuvo de acuerdo. De ningún modo lo nombré contra él…

–¿Y el caso Terragno? ¿Por qué renunció Terragno?
–Renunció a mi pedido, porque era ineficiente.

–Pero él atribuyó su renuncia a ese episodio.
–Sí, en el 2004… porque le convenía.

–¿Cómo era su relación con Alvarez?
–Compartíamos todo. Nos teníamos absoluta confianza. Era el único con quien yo hablaba de todos los temas de gobierno. Eramos amigos… Pero la publicación que le mencioné deterioró la relación. Fue una causa menor, pero complicó las cuestiones de Estado.

–¿El le propuso convocar a Domingo Cavallo para Economía?
–Me lo propuso antes de la renuncia de Machinea, y le dije que no estaba de acuerdo. Después, al existir una denuncia sobre lavado de dinero, el propio Machinea me propuso nombrarlo en el Banco Central. Pero después renunció Machinea, llegó López Murphy y su decisión de recortar el gasto educativo lo sacó de ese puesto. Entonces designé a Cavallo con fuerte respaldo de la opinión pública, la prensa y el radicalismo.

–¿Por qué lo nombró a De Santibañes, un hombre muy discutido desde el arranque?
–Porque trabajó mucho en la campaña. Acercó gente al equipo de Machinea. Le tengo mucha confianza. Y pensé que era importante tener en la SIDE a un hombre independiente. Ayudó a bajar gastos y a cambiar el eje de observación, orientándolo a la previsibilidad económica y alejándolo del espionaje. Así redujo notablemente la planta de personal.

–Volviendo a la causa en la cual usted está imputado, se dice que se compraron votos...
–Se dicen muchas mentiras y muchas cosas sin sentido común. Al votar la Ley de Reforma Laboral había 59 senadores, y sólo cuatro votaron en contra. Si además se descuentan los cuatro sospechados, quedan 51 a favor, e indiscutidos. Necesitábamos dos tercios: 40. Vale decir que votaron once más que los necesarios. Además, el proyecto contaba con el apoyo del ex presidente Menem, de Duhalde, de los gobernadores y de la CGT. Está clarísimo que las acusaciones de Senado sobornado y de ley comprada son una falacia.

–Después de dejar el gobierno, ¿qué le dolió y aun le duele acerca de su relación con la gente?
–La gente no está mal conmigo. Sí lo están algunos periodistas.

–Pero una mujer le pegó un cachetazo a su hijo Aíto...
–Es cierto. Pero un periodista le pagó a esa señora, que es la misma que después apareció tirándole del pelo a uno de los abogados del caso Cromañón.

–¿Por qué hay que leer su libro? Sobre todo, ¿por qué hay que creer en lo que el libro afirma?
–Porque mi gobierno siempre combatió la corrupción. Desde este libro pretendo defender la institución presidencial y la confianza de los ciudadanos. Sé que demostrar la falsedad de una creencia colectiva es algo colosal, muy difícil. Pero a pesar de todo, invito a la gente a leerlo.

–Usted puede ser procesado por esta causa. ¿Qué pasa si la Justicia le baja el martillo en contra?
–No tengo miedo de nada. El juez tiene dos opciones: dice la verdad y no me procesa (y aquí, en el libro, está la prueba), o me procesa y sale en la primera plana de los diarios. Lo digo con un poco de escepticismo, pero si no puede ganar la Justicia, al menos que triunfe la verdad.

–Por último: ¿es cierto que se separó de su mujer?
–Para nada. Son rumores. Eternos rumores...

–¿Su hijo Antonio y Shakira se casan este año?
–No. La prensa sólo maneja dos chismes: se casan o se separan. Los dos son falsos. Este año no pueden, porque ella tiene que hacer giras. El año que viene puede ser.

–¿Escuchó el tema que ella le dedica en su último disco, donde dice que es un extranjero en su propio país?
–Sí, Días de enero se llama. Es muy conmovedor.

De la Rúa hoy. Durante el último año escribió un libro de 526 páginas para desmentir uno de los puntos negros de su gestión: los sobornos en el Senado.

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Según De la Rúa, su libro es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Habrá que ver si  los lectores comulgan con cada una de las afirmaciones y desmentidas.

Según De la Rúa, su libro es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Habrá que ver si los lectores comulgan con cada una de las afirmaciones y desmentidas.

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