«Me voy, pero les dejo mi corazón» – GENTE Online
 

"Me voy, pero les dejo mi corazón"

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En 1979, todo el país madrugaba para ver a la selección de Menotti. Maradona deslumbraba en Japón y nadie quería perderse ningún partido. Hoy, 22 años después, la historia se repite. Con la diferencia de que Javier Saviola (19) fue el que se robó todos los aplausos. El
Conejito desparramó fútbol del mejor, hizo jugar a todo el equipo, fue el goleador del Mundial con once goles y se adjudicó el Balón de Oro. Su nombre recorrió el mundo y el Barcelona de España compró su pase en 22 millones de dólares. Pero antes de partir, habló con
GENTE y confesó: "Es el mejor momento de mi vida".

-Figura, goleador, mejor jugador, la venta al Barcelona… ¿Qué más le podés pedir a la vida?
-No me puedo quejar, ¿no? (Risas). Todo fue muy rápido. Todavía me parece un sueño…

-¿Cómo te enteraste de que se había hecho tu pase a España?
-Estaba en Ezeiza, en la concentración, cuando me llamó mi representante y me dijo que River había aprobado la transferencia. Durante unos segundos me quedé sin hablar. Tenía ganas de abrazar a mi mamá y a mi papá, que está pasando un momento muy delicado. 

Cuando habla, le brillan los ojos. Y el único hijo de María Antonia y Roberto Antonio se pasa la mano por su cabeza y se acomoda el flequillo. Sabe que a partir de ahora su vida será distinta. Ya no será la vieja casona de la calle Dragones, en el barrio de Belgrano, la que le abra sus puertas luego de un partido o de un entrenamiento. Tampoco escuchará el rugido de la hinchada después de una gambeta en el Monumental. Porque su futuro tiene aroma europeo:
"Me queda un poco de bronca porque me hubiese gustado otra despedida con la gente de River. Esa fue mi segunda casa durante muchos años. Ahí fue donde me crié y pasé los mejores momentos de mi vida. La verdad es que lo voy a extrañar… Por suerte, el público sabe cómo sentí y cómo transpiré la camiseta. Por eso, a través de ustedes les quiero agradecer todo el apoyo y el cariño que me brindaron desde que empecé a jugar. Se los digo a ellos y a todos los hinchas argentinos: Yo me voy, pero les dejo mi corazón". 

-Y te vas nada menos que al Barcelona…
-Tremendo desafío. Estoy muy contento: pronto estaré jugando en el club más importante del planeta. 

-¿Qué se siente ser campeón del mundo?
-Es una alegría que no se compara con nada. Además llegó en el momento justo. Lo del domingo no lo podía creer. En mi último partido en la Argentina, el gol que me permitió ser el máximo goleador de toda la historia en los mundiales Sub-20, la vuelta… Por momentos se me escaparon algunas lágrimas. Además recibí una ovación increíble por parte de toda la gente. Todo eso me llenó de orgullo y me tocó el corazón. 

-Orgullo doble: jugaron un fútbol espectacular...
-Es que este equipo tenía grandes jugadores. Yo me paraba en la cancha a mirar y alrededor tenía a D'Alesandro, Romagnoli, Maxi Rodríguez, ¿cómo no íbamos a jugar bien? Cuando empezó el Mundial, mi objetivo era ganar todos los partidos y salir campeones. Y por suerte no sólo cumplí ese sueño, sino que de yapa vinieron todos los premios. Por eso te digo que por momentos quería que me pellizcaran para ver si todo lo que pasaba era verdad.

-¿Eran conscientes de todo lo que generaban en la gente? 
-Nos dimos cuenta cuando fueron pasando los partidos. Y desde el principio sabíamos que podíamos llegar al título si jugábamos todos los partidos a muerte. Este equipo tenía hambre de gloria y la gente entendió el mensaje. 

-Ahora los hinchas tendrán que seguirte por televisión…
-Y, no queda otra… (se pone serio). Si bien yo no soy una persona que se preocupa por la plata, sé que una buena posición económica me ayudará a tener una vida tranquila. Y para poder conseguir eso tenés que resignar muchas cosas. Yo voy a ser el que más va a extrañar entrar a la cancha de River a defender la roja y blanca. Porque desde que nací, la banda la llevo pegada en el corazón. 

El domingo, la cancha de Vélez se vistió de gloria. El fútbol argentino consiguió su cuarto Mundial Juvenil jugando un fútbol brillante. Lleno de pases, tacos, caños y goles. Igual, la alegría no pudo ser completa. Javier Saviola, la gran figura, jugó su último partido en el país.

Estaba en Ezeiza, en la concentración, cuando me llamó mi representante y me dijo que River había aprobado la transferencia. Durante unos segundos me quedé sin hablar. Tenía ganas de abrazar a mi mamá y a mi papá, que está pasando un momento muy delicado". ">

"Estaba en Ezeiza, en la concentración, cuando me llamó mi representante y me dijo que River había aprobado la transferencia. Durante unos segundos me quedé sin hablar. Tenía ganas de abrazar a mi mamá y a mi papá, que está pasando un momento muy delicado".

Se abrazan y levantan la copa. Junto a sus compañeros, Saviola coronó una actuación récord. Fueron el equipo más goleador, con la valla menos vencida y con los siete partidos que jugaron ganados.

Se abrazan y levantan la copa. Junto a sus compañeros, Saviola coronó una actuación récord. Fueron el equipo más goleador, con la valla menos vencida y con los siete partidos que jugaron ganados.

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