La plenitud que presume con actitud y asume con carcajadas, desplegó un trayecto de consecuencias en el que, después de los 40, la madurez –sin lógica ni azar– no marcó la meta, sino el punto de partida. En el término de 378 días firmó la paz con su pasado, sacudió el resto de los miedos que quedaban adheridos, se reenamoró tan insospechada como inéditamente y mientras planeaba su boda fue sorprendida por los latidos del corazón de su bebé. “Vivo un milagro”, describe Viviana Canosa (41), embarazada de ocho semanas, en escape íntimo con Alejandro Borenztein (54) y vencida por la necesidad de “compartir las emociones de éste, el mejor momento de mi vida”.
MUY LEJOS, MAS CERCA. En sus tickets: AR 1302, destino Miami. En sus planes: “Compañía, relax y celebración íntima”. Próxima parada: Nueva York. “Sigo a Ale, que viaja por trabajo. Es algo que habíamos pautado y hoy disfrutamos el doble”, cuenta. Al embarcar, el asombro. “Me conmovió el amor de la gente. Hacía horas que se había confirmado la noticia, y ya en el avión me sentí cuidada. Tanto las azafatas como la gente alrededor estuvieron pendientes de mí. Fue emocionante. Pensar que hace un par de años creía que ya no iba a tocarme ser mamá”, relató antes de instalarse en la casa de un matrimonio amigo en la exclusiva Fisher Island.
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Domingo 21. Desde Argentina: llamados y mensajes por docena. Y en la isla: desayuno con carta de mimos, caminata en pleno sunset y pilas de ropa, obsequios de un papá romántico en el Día de la Madre. “Fue inolvidable”, dice la figura de Chekka.
Aeropuerto de Ezeiza. Sábado 20 a las 21:15 horas. Viviana y Alejandro embarcaron en el vuelo AR1302 hacia Miami, donde permanecieron hasta el martes. Próxima parada: Nueva York. “Acompaño a Ale, que viaja por trabajo”, explicó la conductora.
“La llegada del bebé nos obliga a reveer la fecha de la boda. Nada me gustaría más que nuestro hijo esté presente, viendo a sus papás dando el sí y enamoradísimos”
