Toda mi vida estuve sola, pero siempre tuve un hombre al lado. Es una constante, que comenzó cuando tenía 14 años”, cuenta desde la entrerriana Concordia, un mes después de terminar la temporada de ¿What Pass, Carlos Paz?, y otra vez de gira presentando la obra (sólo con el nombre ¿What Pass?) en el interior del país. “Con la gente tengo un feedback increíble, y logro cosas que nadie se animaría a hacer –dice sobre sí misma–. ¿Quién convence a una pareja de 60 pirulos para que haga una pose del Kamasutra sobre un escenario?”, lanza la última diva que se anima a mostrarse sobre las tablas. Y espera preguntas...
–Dicen que apareció un video hot tuyo, grabado en el baño de tu restó…
–La verdad, algún video puede haber. Como te imaginarás, soy una mujer que ha hecho el amor en todos lados, pero… ¿en el baño? Puede que alguna vez lo haya hecho en el baño de una escribanía, pero no en el de mi restó. Debería, ¿no?
–De todas formas, si el video existiera y hubiese aparecido, no te preocuparía demasiado, ¿o me equivoco?
–Con lo desprejuiciada y transgresora que he sido durante toda mi vida, no me perturbaría en lo más mínimo.
–Una abuela distinta si las hay…
–¡Of course! Siempre trabajé para disfrutar sin prejuicios y para diferenciarme del resto. A mí no me condiciona ningún rótulo de los que impone la sociedad: que te digan “abuela”, “viuda”, “divorciada”... ¿Cuál es la diferencia?
–¿No te importa ni un poquito el qué dirán?
–Directamente no lo registro. No entiendo a las personas que están pendientes de la opinión ajena, más teniendo en cuenta que en general viene de gente que ni te conoce. Es paradójico. Por eso siempre hice lo que se me cantó, respetándome a mí y no respetando a los demás. Primero está mi salud. Mi negocio es ser dueña de mí. Ese estado lo tengo desde que soy yo.
–¿Es cierto que decidiste ponerle fin a tu relación con Andrés del Sol?
–Sí. Tras un año y medio de convivencia, decidí que no iba más. Tati se vino a vivir conmigo a los tres días de conocernos. Yo no sabía quién era y él sabía un poco más de mí. Tal vez por eso aparecieron cosas que nos separaron…
–¿Cuáles, por ejemplo?
–Después de un tiempo surgen los celos, las discusiones sin sentido. Desapareció la magia. No quise seguir, porque lo que hoy es un ser querido en un tiempo puede ser un enemigo. De todas formas, podemos seguir comunicados.
–¿Y siendo amantes?
–No sé si me seguirá, digamos, motivando. Tampoco quiero que mi karma lo persiga por todos lados y no pueda tener vida propia. Luego llevan el cartel de “ex novio de Moria” a todos lados...
–¿Otro caso de un muchacho que se golpea con tu fama?
–No quiero que se cuelguen de mi fama. Lo he permitido, pero ya no. Igual, me gusta darle placer al hombre que está conmigo, y quiero que él me lo dé a mí. También necesito a alguien que me sorprenda todo el tiempo. Pasa que cuando la otra persona tiene un conflicto con mi fama, algo se rompe. Yo no soy su mamá ni su psicóloga…
–¿Tati fue un sex toy más en tu vida?
–No, la edad no le da, porque tiene 36 años. Esta fue una relación buena y él es una buena persona, pero ya fue.
–Más allá de tu acostumbrada condición de mujer dominante, pareciera que tal condición crece sin pausa dentro tuyo. ¿Cómo lo sentís?
–Mirá, tengo una vida sana y una armonía como pocas veces, entonces no acepto nada que me perturbe. ¡Tolerancia cero! Tuvimos un casamiento simbólico en Buzios, pero fue sólo eso. Yo nunca creí en la institución del matrimonio. Sí en la convivencia, así que, lógico, seguiré probando. 
“Tati se vino a vivir conmigo a los tres días de conocernos. Yo no sabía quién era y él sabía un poco más de mí. Tal vez por eso aparecieron cosas que nos separaron…”, reconoce Moria.
Sin pedidos de celebrity, Moria presentó su espectáculo en Gualeguay, Concordia y Concepción del Uruguay. Tati del Sol, ya no la acompañó como antes.
