“Me operé las lolas con el ex de mamá” – GENTE Online
 

“Me operé las lolas con el ex de mamá”

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Gandini o Cardone, ésa es la cuestión. “Ponélo como quieras. Soy hija de Gandini y de Cardone, así que me da igual”, dice Brenda. En televisión, desde los títulos de Chiquititas y Floricienta, aparecía con su apellido paterno. Don Gandini es un comerciante de Cipolletti, provincia de Río Negro. Pero en cada una de sus entrevistas la presentan con su nombre más notorio: “La hija de Daniela Cardone”, repiten.

–Imagino que no debe ser fácil ser hija de un sex symbol como su madre.
–¡Terrible! Era llegar a la casa de algún amigo y ver las fotos de mamá pegadas en la pared del cuarto. E, inevitable, después repetían la misma frase: “¡Che, qué fuerte está tu vieja!”. Cuando mamá me venía a buscar al colegio, los chicos se quedaban embobados.

–¿Esto no le generó ningún trauma?
–Al principio no me chocaba. Para mí era muy natural: tu mamá es médica, la mía es modelo. Después, cuando entendí que algunos chicos se ratoneaban con mi vieja, fue un poco más fuerte. Pero pronto aprendí a reírme de todo esto. Ahora los amigos están más lanzados: “¿Vos cuándo vas a hacer fotos así?”, empezaron a preguntar.

–¿Y los va a hacer esperar mucho tiempo más?
–Me ofrecieron hacer fotos en topless. Como mi mamá no tiene problemas en hacer ese tipo de tomas, piensan que yo también voy a decir que sí. Pero todavía no estoy para eso...

Brenda Cardone o Gandini tiene 22 años. Es modelo y actriz. Ahora ensaya una breve presentación: “Me crié en Cipolletti, con mi viejo. A los 18 años tuve que elegir: o me iba a estudiar a Córdoba con un novio, o venía a Buenos Aires. Y preferí estar más cerca de mamá. Estudié Administración de Empresas y Diseño de Indumentaria, hasta que ella impulsó mi carrera artística. ‘¿Así que te gusta el teatro?… Ahí vamos’, me dijo. Primero hice una nota con ella, como ‘la hija de’. Ahí me empezaron a llamar para hacer desfiles. Después llegaron las campañas y, finalmente, la televisión. Lo primero que hice fue Floricienta. Me convocó Cris Morena para hacer un casting y quedé como novia de Benjamín Rojas. Y este año fui la mala de Chiquititas. ¿Cómo sigo? Voy a hacer La jaula de las locas en teatro, con Miguel Angel Rodríguez y Fernando Peña. Y, para televisión, estudio algunas propuestas con mis representantes de la agencia Chekka”. Dicen que se la disputan Enrique Estevanez y Pol-ka. Su cuerpo ahora describe curvas contundentes. Recién ahora…

–Cuentan que hace días pasó por el quirófano para agrandar su escote, Brenda.
–(Ríe) Es cierto. ¿Por qué? Venía con complejos desde hace años: era una pared, no tenía nada.

–En producciones anteriores no parecía chata…
–¡Pero los corpiños hacen milagros! ¿De qué me estás hablando? Las mujeres sabemos cómo disimular nuestros defectos. Pero las remeras me quedaban como a un chico. Tenía que usar todos los días corpiños con relleno.

–¿Por qué se operó con Rolando Pisanú, el ex marido de su madre?
–Porque es el mejor. Consulté a muchas modelos y todas me lo recomendaron. Yo vi cómo le quedaron las lolas a mi madre…

–Yo también… casi todo el país lo vio.
–(Ríe) ¿Viste lo que son? ¡Están bárbaras! Ahí me decidí. Mamá se internó conmigo. Estaba más nerviosa que yo.

–¿Cómo eligió la medida?
–Lo dejé en manos de Rolando. Sólo le dije: “No exageremos: no quiero parecer una vedette”. Antes tenía 85 de busto, pero era pura espalda. Y ahora tengo 90… O un poco más.

–¿Ya le piropearon su nuevo escote en la calle?
–Es que todavía no las mostré mucho. Sigo con el corpiño deportivo… Pero espero que digan algo bueno, ¿eh?

–¿Comparte salidas con su madre?

–Sí. ¡Y a mí me toca cuidarla a ella! Pero descubrí que los tipos tienen cierta perversión con madres e hijas. Nunca falta el viejo verde que le dice: “¡Qué bien creció la nena!”.

–También tuvo que convivir con muchos rumores, de todo tipo.
–Pero con mamá tenemos una relación de amigas. La distancia y las charlas por teléfono nos permitieron hablar de todo. Lo que más me dolió es cuando dijeron que ella estaba en la prostitución. Son cuentos de boludos. Nunca dudé de lo que es mamá y de cómo trabajó para ganar su lugar.

–Después de Chiquititas y Floricienta, ¿va a seguir trabajando para chicos?
–Ahora quiero cambiar de público. ¡Para algo me hice las lolas! (ríe) Hace dos semanas grabé un video con Luciano Pereyra y tuve que hacer una escenita bastante jugada. Yo estaba en topless, apenas con una bombacha. Nos besamos y dimos a entender que estábamos por hacer el amor. Fue lo más fuerte que hice en mi carrera. ¡Si hasta ahora sólo le había dado unos besos inocentes a Benjamín Rojas!

–Pobre Pereyra, se perdió su nuevo escote...
–Yo le dije: “Va a quedar mejor si lo hacemos en diez días”. Pero estaban apurados por sacar el video lo antes posible. Ellos se lo perdieron…

–¿Cuál es su estado civil actual?

–Estoy de novia con un chico uruguayo, estudiante de cine. Ahora se mudó a Buenos Aires y, si bien no convivimos, compramos un Golden Retriever que criamos juntos. Tiene 22 años, como yo.

–La mayoría de las chicas tienen novios más grandes. Y, en el ambiente del espectáculo, muchas veces sus novios son mucho más grandes…
–¡Y millonarios! (ríe) Pero no es mi caso. Me encanta que mi novio no forme parte de este ambiente. ¡En la tele hay chicos con muchos humos en la cabeza!

–Ya le han tirado todos los galgos, imagino.
–Sí, pero soy buena para el cachetazo. Prefiero a la gente sencilla.

–¿Desde que está en televisión tiene más éxito con los muchachos?
–Cero. Antes me encaraban muchísimo, pero ahora no pasa nada. Los chicos sólo miran. O viene el langa nabo que se piensa que porque tiene plata te puede pasar por encima…

–Vuelvo a su escote. Antes de operarse, ¿lo consultó con su novio?
–Obvio. Imagináte que después de la operación se la pasa examinando, tocando con un dedo. Dice: “¿Duele?”, “¡Qué lindas lolas que tenés ahora!”, “¡Qué bien que te quedan!”. Está feliz como si le hubiese regalado un juguete nuevo.

–Es comprensible... Por último, ¿está conforme con el resultado?
–Cambié la postura: camino más derecha. También siento que los hombres miran un poco más. Y tengo mucha más seguridad con mi cuerpo. Mirá (abre su campera; debajo lleva una remera): ¿me vas a decir que no quedaron bien?

Después de trabajar en Chiquititas y Floricienta, Brenda quiere cambiar de público. “<i>¡Para algo me operé las lolas!</i>”, bromea. Y luego se sincera: “<i>Antes no tenía nada: de frente parecía una pared</i>”, asegura.

Después de trabajar en Chiquititas y Floricienta, Brenda quiere cambiar de público. “¡Para algo me operé las lolas!”, bromea. Y luego se sincera: “Antes no tenía nada: de frente parecía una pared”, asegura.

Sus primeros besos de ficción fueron con Benjamín Rojas, en Floricienta. Su mamá, Daniela Cardone, impulsó su carrera como actriz. Y Rolando Pisanú, ex de su madre, le operó las lolas.

Sus primeros besos de ficción fueron con Benjamín Rojas, en Floricienta. Su mamá, Daniela Cardone, impulsó su carrera como actriz. Y Rolando Pisanú, ex de su madre, le operó las lolas.

“<i>Muchas veces salgo con mamá...¡Y yo tengo que cuidarla a ella! Así descubrí que los tipos tienen cierta perversión con madres e hijas. Nunca falta el viejo verde que le dice</i>: ‘¡Qué bien creció la nena!’”

Muchas veces salgo con mamá...¡Y yo tengo que cuidarla a ella! Así descubrí que los tipos tienen cierta perversión con madres e hijas. Nunca falta el viejo verde que le dice: ‘¡Qué bien creció la nena!’”

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