«Me han ofrecido dinero a cambio de sexo» – GENTE Online
 

"Me han ofrecido dinero a cambio de sexo"

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Harías eso por mí?! -consulta entre agradecido y sorprendido.
Y sí, acepta el
periodista. ¿Por qué no? Si hay alguien en el firmamento de las estrellas
inalcanzables dentro del universo de la música internacional que lo merece es
él: que la nota y el grabador giren, del principio al fin, de arriba abajo,
alrededor de Sincero.

-¿A qué se debe semejante beneficio? -arremete, incrédulo.
-A que usted jamás acude a ningún encargado de prensa, colaborador ni
correveidile de turno para sugerirle al periodista qué preguntas debe evitar.
Una mala costumbre delicadamente difundida en el gremio de las estrellas
inalcanzables dentro del universo de la música internacional.

-Me parecería una falta de respeto a tu profesión. Sin embargo, huelo a
demasiado premio por algo que debería ser normal. ¿Hablaremos sólo de mi último
disco? El sueño de todo cantante. ¿Hablaremos sólo de Sincero?

-Parecido. Intentaremos entrevistar al Chayanne más sincero, si se anima.
-Huele a trampilla pero acepto. Me gusta la palabra "sincero". Un término
fuerte, comprometido. Para mí es el mejor larga duración que he hecho. Y me
refiero a los dieciséis discos que grabé entre mis diez años y hoy, o sea en un
cuarto de siglo de carrera. Siento que el engranaje ya funciona aceitadito.

-Siga sincerándose. ¿Usted se considera un gran cantante o, como alguien nos
comentó por allí, "un cantante que baila bárbaro"?
-Yo me considero un cantante en armonía con cierto grupo de opciones:
interpretar, bailar, actuar. E intento desempeñar cada ítem al extremo de mis
posibilidades. Pero si bailo es porque canto. No danzaría si no cantara. Puedes
encontrarme en una discoteca y comprobarás que no bailo. Me genera timidez
pensar que alguien pueda creer que pretendo hacer un show. Igual, si me dieras a
elegir entre poner un video mío o un CD, me quedaría con el CD. Yo entro tanto
por los ojos como por los oídos.

-¿Tampoco canta bajo la ducha?
-Olvídate. Ni en mi hogar, a menos que me pidan que acompañe entonando en las
reuniones familiares. Lógico, es como si trabajaras de arquitecto y a cada
instante alguien te exigiera que dibujaras un plano. Nadie me presiona.

-¿Escribe a escondidas letras que esconde en algún cajón de su casa, o la
composición le resulta ajena por completo?
-Soy un poco compositor, pero no termino una canción completa. Son pensamientos.
Trabajo en línea, en versos. Sin embargo, pronto voy a empezar a dedicarme
seriamente a ello. Un desafío pendiente.

-¿Qué tipo de música nunca de los nuncas se atrevería a cantar?
-Tango y flamenco. Temo que se enojen Paco de Lucía y Carlitos Gardel.

-¿Por qué jamás aparece enojado en público? ¿Por su buen humor o porque conoce
de pies a cabeza los principios de las relaciones públicas?
-Trabajo y respeto. Cuando sufrís un poco de debilidad normal, como ahora, que
estoy muerto de hambre, de sed y de cansancio, debo doblegar mi esfuerzo. Te
pido disculpas por comer este tostado de jamón y queso en plena entrevista. Pasa
que llegué a las diez de la mañana, son las siete y pico de la tarde y vengo con
el estómago vacío. Siempre, te comentaba, me pongo en el lugar de las fans.
¿Cuántas horas habrán estado esperando? ¿Qué tiempo viajaron para encontrarme?
Cómo puedo desairarlas si mis canciones describen etapas de sus vidas y existe
una ilusión latente. Quizá mientras yo dormía, varias hacían otra cosa en la
cama con sus maridos, de quien se enamoraron escuchando un tema mío. Y piensan:
"Yo encontré pareja, me casé, tuve un hijo escuchando tal canción". Mi presencia
genera ilusiones que debo respetar.

-Cuéntenos en qué lugares y situaciones se permite salirse de las casillas.
-Mira tú que en casa y en mi oficina me siento contenido. Una enfermedad
familiar, la malasangre que te genera alguien que quiso clavarme un puñal por la
espalda, me ponen bastante serio. No me río a tiempo completo. Tampoco suelo
tomarme a los golpes. Ni recuerdo la última vez que sucedió.

-Supongamos que alguien lo saca de quicio en público: ¿qué ocurre?
-O me quedo callao o me levanto.

-¿En la vida es sincero?
-Sí. Si te doy la mano sellando un contrato, confía, que no te fallaré. Los
demás no necesitan cuidarse de mí. Quizá lanzo una que otra mentirilla piadosa,
ajena a lo laboral, como cualquier humano, cualquier individuo, pero soy
sincero.

-Nos carcome la duda: ¿y por qué sería capaz de animarse a una que otra
mentirilla?
-Para sacarme alguno que otro problemita (carcajada).

-Probemos. ¿Alguna vez le fue infiel a Marilisa (Marina Elizabetta, su esposa
desde hace una década y la madre de sus hijos Isadora y Lorenzo)?
-Eeeeste, no (carcajada).

-No se olvide del título del disco, Chayanne. ¿Y si hubiera ocurrido y ella se
enterara?
-Creo que estaría muerto.

-¿Han superado crisis?
-Experimentamos momentos difíciles. La ausencia, en ocasiones, te obliga a
replantear las cosas.

-Invirtamos. Mañana su mujer le resulta infiel. ¿La perdonaría o deja fluir el
machismo?
-Cero machista… La mato directamente (carcajada). No sé. Debería ocurrir para
saberlo.

-¿Cómo pilotea las tentaciones que rodean sus meses de ausencia viajando
alrededor del globo terráqueo?
-Uf. Trato de evitar todo. Trato de evitar lo malo. Trato de evitar quemarme.

-Una atractiva y misteriosa dama extranjera y bella acercándose para invitarlo a
pasar la noche con ella suena a fuego caliente, pero no a malo.
-Realmente. Igual, trato de no quemarme.

-¿Trata? Entonces hagamos un trato. Supongamos que le creemos y usted suponga
que pudiese disfrutar un romance con distintas mujeres del mundo. ¿De qué países
las elegiría?

-De Argentina, obvio. Dulces, coquetas…

-Perdón que lo interrumpa. ¿Sabía que Araceli González se separó?
-Seguro. La llamé estos días y no pude encontrarla. Hubo cariño durante la
novela y siguió el contacto. Una separación siempre duele. Continúo y deja de
interrumpirme (carcajada)… Españolas, las he visto de pequeño en películas, por
su gracia, su acento. Colombianas. Venezolanas. Mexicanas. Portorriqueñas.
Cubanas, ¡guauuuu!

-Menos mal que todavía no entró de lleno en el mercado oriental.
-Las chinas, las japonesas, las coreanas, ¡qué damas preciosas!

-¿Ha pagado alguna vez por sexo?
-Yo no he pagado.

-¿Ni siquiera la primera vez?
-Hace tanto ya. Supongo que fue en gira. Empecé las giras a los 10 años de edad.
Pero no, no pagué.

-¿Al menos se sacó el guardapolvo?
-No me acuerdo bien. Imagínate. En Centroamérica, creo. Tú entiendes la falta de
memoria (guiña un ojo). Lo que podría confirmar es que a mí me han ofrecido
dinero a cambio de servicios. También me han robado calzoncillos. Siempre llego
sin calzoncillos. Vuelvo de las giras con la mitad de los que cargué al partir.
Lindo souvenir, ¿no?

-¿Se siente más cerca del sistema tántrico de Sting, ocho horas de amor cada
noche, o del sistema poético de Paulo Coelho, once minutos?
-Sting es maravilloso. Lo admiro. Luego de esas declaraciones, sueño armar un
dueto a su lado. Estoy con Sting, sí, pero admito que Coelho es el más realista
de los dos.

-¿Mintió mucho, poco o nada a lo largo y ancho del reportaje?
-Casi nada. Un porcentaje mínimo.

-¿Qué pistas deja en el camino cuando acude a una mentirilla piadosa?
-Soy un gran jugador de cartas, pero supongo que me delató el sudor. ¿Sudé mucho
en la nota?

-Sólo cuando promediaba.
-(Carcajadas finales) Lo imaginaba.

por Leonardo Ibáñez
fotos: Santiago Turienzo
asistente: Gustavo Sancricca
agradecemos al restaurante Almacén Popular Argentino, Dardo Rocha 1402, San Isidro

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